Ama

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Ama.

Emma.



20 de octubre, 2014.

—Espero y disfruten la cena— desea Leah terminando de colocar su bufanda. Se acerca y me da un breve abrazo cariñoso—.Nos vemos, señora Emma.

—Dime Emma, puedes decirme Emma.

Su sonrisa es amplia antes de darse la vuelta y encontrarse con Peter tapando la salida.

—Recuérdame de nuevo, quiénes son estás amigas con las que estarás reunida.

—La hermana de Hunter y dos compañeras de clases, ni siquiera puedo fingir que me escapó porque estaremos en casa de tu amigo, cuyo hombre es guardaespaldas ¿Cómo crees que podríamos hacer locura?

—Cierto y 0 chicos ¿verdad?

—Claro, porque estamos 100% en la movida gay y entre chicas nos liamos.

—Uhm, está demás decir que si fueras gay te apoyaría, pero tampoco te dejaría irte a manosear con una chica. No importa si es chico o chica, no vas a manosearte.

—No eres divertido.

Peter finge gruñirle y ella ríe dándole un breve abrazo. Ambos saben que solo tendrá una noche de amigas bajo la innecesaria supervisión de Hunter.

—Pórtate bien.

—Como siempre, papi. Que disfruten de su cena—grita antes de cerrar la puerta detrás de ella. Peter me ve y se encoge de hombros.

—Leah ya te quiere tanto que no le da vergüenza ser escandalosa, dramática y loca a tu alrededor.

— ¿Y tú?

— ¿Yo? Ya tú sabes muy bien que te quiero.

Se acerca y sonrío antes de que me dé un breve beso que no por ser corto deja calmado los latidos de mi corazón. Aparta un mechón rubio de mi cabello para acariciar mi barbilla con sus dedos.

»Te ves hermosa.

— ¿En dónde se encuentra el tímido Pet?

—Me pasó justo como Leah. Te quiero tanto que simplemente soy yo mismo.

—Me encanta tu dulzura.

—Te diría que tan dulce soy, pero...

— ¿Pero?

—La cena va a enfriarse.

Toma mi mano y nos lleva hacia la mesa, saca la silla para mí. Tomo asiento y besa mi mejilla mientras va a la cocina por nuestros platos de comida y bebida. Aliso con mis manos mi camisa. Me siento tan especial ante el hecho de que él organizara esta cena para nosotros, que me dé sus días libres.

Vuelve y debe dar al menos dos viajes a la cocina antes de poder tomar asiento a mi lado y sonreírme. La comida luce deliciosa y cuando tomo mi primer bocado, definitivamente sabe cómo se ve.

Río de las cosas que dice y él presta atención a lo que le digo. Me siento radiante ante la mirada atenta de sus ojos grises y esa sonrisa que no abandona su rostro me causa cosquillas en el cuerpo.

Cuando terminamos de comer hacemos los platos a un lado y toma mi mano mientras continuamos conversando.

— ¿Sabes? Recuperé mi clave de Facebook.

Un Rey para Emma (BG.5 libro #3.6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora