Hannah Marin
Molesta, me vuelvo a recostar en mi cama, es lo único entretenido que hay estos días. Piensa Hannah, ¿enserio fingiste haberte enamorado de él?, ¿no te enamoraste de verdad?
No puedo enamorarme, no de mi secuestrador. Él me maltrató, me violó y me golpeó; no puedo enamorarme de él e ir como una estúpida hacia él.
En realidad no lo entiendo, el me llama amor y todo, a veces me trata bien ¿y no está enamorado? Vamos, que eso hasta un niño de preescolar no se lo cree.
La puerta se abre y veo a Damon. Joder que sexy, no puedo resistirme. Se sienta en la cama de la habitación y me mira provocativo.
-¿Qué tanto miras?-pregunta grosero.-Ya te dije que si me mirabas sin mi consentimiento tendrías un castigo.-se levanta del sofá y me agarra por la cintura.
Me coloca boca abajo en sus piernas y baja mi pantalón. Una nalgada me hace gritar de la sorpresa.-¿Quieres más?-amenaza.
Niego pero el vuelve y me da otra nalgada. Otra, otra, otra y otra.-Que no se repita Hannah.-sube mi pantalón y yo me recuesto en la cama.
-Hannah.-advierte Damon.-¿Te dije yo que te acostaras?-me levanto y ruedo los ojos.
-No ruedes los ojos o si no...-lo interrumpo.
-Otro castigo, lo sé.-me cruzo de brazos.-¿Qué quieres ahora?-pregunto.
-Ven.-hace un huequito entre su brazo y su pecho y yo un poco negada lo hago. Joder, que cómodo. Me acomodo un poco más en su pecho y siento como sube mi camiseta.
-Duerme.-ordena. ¿Enserio quiere que duerma en el sofá cuando tengo una cama?¿Quién lo entiende?
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Gracias