Hannah Marin
Me hallaba en mi cama pensando en lo ocurrido hoy en la ducha. Sonrío maliciosamente; se la ha creído. En realidad si lo disfruté pero no estoy enamorada de él. Todo este tiempo lo he fingido para ganarme su confianza y así poder escapar.
Abro los ojos y veo a Damon sin camiseta parado mirándome.
-Hola.-digo coqueta.-¿Te gustó lo de hace rato?-coloco mi mano en su abdomen y la deslizo por sus marcados abdominales.-Sé que te gusta.-lamo su cuello. Veo su cara y sé que intenta rehusarse. El sabe que le gusta, lo sabe muy bien.-Déjame en paz Hannah, eres demasiado irritante.-bufa.
-¡Tu dijiste que yo te ponía!, ¿Acaso no estás enamorado de mi?, ¿No es por eso que me trajiste aquí?-finjo estar triste.-¡Dimelo!
-¡NO!, ¡Jamás estuve enamorado de ti!, ¡Jamás!-me empuja.-No quiero que me vuelvas a tocar ni a mirarme a los ojos o recibirás un castigo.-sale del baño.
-¡Espera Damon!-le grito y el voltea.-¿Para qué me secuestraste entonces?-me acerco a él y lo miro directamente a los ojos.
Me agarra fuertemente por los hombros y me estampa en la pared.-Escúchame maldita zorra, yo te traje aquí por mi propio placer, MI propio placer, no el tuyo.-Intenté empujarlo pero volvió a estamparme contra la pared.-Tú...-colocó un dedo en mi pecho.-...sólo eres MI objeto.-se aleja de mi y sale de la habitación.
.
Gracias