XIII

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AM de One Direction.

🌛🌜

A Alec le faltaba el aire, viendo como unos brazos, o garras, no sabía lo que eran, hechos de oscuridad, le perseguían mientras él corría por aquel pasillo sin final. De pronto, mientras él temblaba mientras sollozaba por el miedo, uno de los brazos rodeó su tobillo y le tiró al suelo, y él intentó agarrarse a la superficie, pero esta era lisa y sus uñas empezaron a sangrar mientras era engullido por las sombras. Antes de que fuera tragado por la oscuridad, él gritó por ayuda, pero nadie vino.

Alec se incorporó en la cama con un desgarrador grito, su respiración desacompasada y sus miembros temblando. Su piel estaba empapada de un sudor frío que le entumecía el cuerpo, y todos sus músculos dolían sin saber por qué. Su cabeza martilleaba duramente y no podía dejar de gritar, intentando ahuyentar el rastro de sus pesadillas. Con sus manos se restregaba sus brazos, como si así pudiera librarse del miedo. Seguía temblando, moviéndose inquieto sobre las sábanas deshechas en la habitación a oscuras salvo por la tenue iluminación de las luces de la ciudad que se colaba por la ventana.

De pronto, la puerta fue abierta y una silueta se definió en contraste con la luz del pasillo. Alec levantó la mirada lentamente, parpadeando repetidas veces porque la luz le cegaba. Él estaba abrazando sus piernas encogidas mientras que su cabeza reposaba sobre sus rodillas y tiritaba cuando Magnus entró en la habitación con gesto preocupado.

Magnus fue a decir algo, pero solo le bastó una mirada a la criatura indefensa que era Alec para cerrar la boca y acercarse a la cama para luego sentarse con cuidado en el borde, como si temiera que al hacer movimientos bruscos asustaría al ojiazul. Alec no decía nada, solo seguía con sus ojos aguamarina cada gesto de Magnus, su cuerpo todavía temblando, sintiéndose horrible por dentro.

"Tengo mucho frío." Susurró Alec, pero cuando Magnus le rozó el brazo, el chico más joven estaba ardiendo.

"Creo que tienes fiebre..." Dijo Magnus intranquilo, llevando su mano a la frente de Alec, mojándose por el sudor. Alec cerró los ojos, porque la diferencia de temperatura entre su piel y la de Magnus hacía un notable contraste y le relajaba. "¿Qué debo hacer? ¿Te ha pasado esto antes?"

Alec asintió decaído, aún sintiéndose pequeño y con espasmos estremeciendo su cuerpo. Magnus torció el gesto, y le quitó de encima las sábanas para luego quitarle la camiseta empapada de sudor con cuidado de no rozar su piel. Alec levantó los brazos como un robot, dejándose hacer.

"Ven aquí." Susurró Magnus, y Alec se acercó a él. Magnus colocó una mano en su espalda y otra en el hueco bajo sus rodillas, para luego alzarle como una princesa. Alec abrazó lánguidamente el cuello de Magnus, dejando caer su cabeza contra su pecho. Su piel desnuda en contacto con la cálida de Magnus le hizo estremecerse sin razón.

"¿Dónde vamos?" Preguntó bajito, entre los castañeos de sus dientes, al sentir la vibración de su cuerpo por cada paso que Magnus daba a través de la habitación sin luz.

Se sentía tan débil, como si su cuerpo estuviese hecho de piedras y como si con cada movimiento se fuera toda su energía. Era como si se le hubiera acabado toda la batería, como si solo quedara su cuerpo malherido y nada en el interior. Había sentido aquello muchas veces, pero parecía que aquella vez era peor, porque ahí estaba Magnus para juzgarlo por sus actos.

Una luz fue encendida y Alec pudo ver a través de la niebla de sus pupilas el impoluto baño de Magnus. Su cuerpo fue posado sobre la encimera del lavabo con meticulosidad, y dejó caer su cabeza hacia atrás, gimiendo bajito por la satisfacción del frío cristal del espejo contra su ardiente nuca.

Versace on the floor « malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora