El hombre quitó la cerradura y abrió la puerta. Quizá lo hizo a una velocidad normal, pero en estos momentos todo sucedía en cámara lenta para mí. Miles de ideas pasaron por mi cabeza desde pelear hasta simplemente huir. ¡Maldición! No tengo ninguna posibilidad. Su olor comenzó a penetrar la habitación. ¡Diablos! ¿Está podrido? En cuanto estuvo completamente dentro de la celda se giró para cerrar la puerta y lanzó las llaves por los barrotes.
-¡Mierda! -chisté por lo bajo. quería hacerme de las llaves.
-Me pidieron que escoltara a la residente del 1395 durante su itinerario de hoy el cual es bastante ajustado -Habló de una forma extraña, había algo oculto en sus palabras. -Así que decidí llegar temprano. - Terminó con una sonrisa 'casi' normal. Lo miré con duda mientras él escaneaba la celda por completo.
-T-t-tú -comencé tartamudeando.
Maldición odiaba esto, ¿porque estoy actuando tan cobarde? ¿por qué estoy temblando? ¿por qué estoy dudando tanto de mis acciones? No, lo sé y me molesta admitirlo. Tengo miedo, le tengo miedo a él y lo que sea capaz de hacerme.
-¿Sí? -contestó viéndome directamente a los ojos y con una sonrisa que dejaría corta a la del gato Cheshire. Me paralice por completo, sentí como salía sudor frío de mi piel y la forma en que mi cuerpo temblaba incontrolable.
-¿Por qué estoy aquí? -Logré preguntar en un momento de valentía. Y, oh dios, no lo hubiese hecho.
-Por el momento -hizo una pausa extremadamente larga mientras miraba mi cuerpo de nuevo -para satisfacerme -terminó paseando su lengua alrededor de su boca.
Estoy segura de que no saldré ilesa de esta. Lo sé perfectamente, sé lo que está pensando, sé lo que pasará. Estoy en pánico y no soy capaz de hacer nada. Maldición ¿por qué soy débil? ¿por qué no puedo hacer nada para evitarlo?
Se acercó lentamente hacia mi, el horrible olor cada vez se hacía más insoportable. Su cuerpo y exceso de carne moviéndose por todos lados mientras me veía con ojos lascivos. No, no, no, no, no y definitivamente NO. Mi mente se puso completamente en blanco, no podía pensar en nada, no podía reaccionar, no podía defenderme. Comencé a sentir como mis piernas flaqueaban, gotas de sudor corriendo por mi frente y juraría que mi expresión de terror no tenía comparación. Tengo pavor; quiero estar en otro lado, donde sea menos aquí.
-No -hablé tartamudeando, mi voz cortada y ojos cristalizados-, por favor -supliqué. El sujeto se limitó a sonreír, sabía que me tenía, no había escapatoria.
É-ee-el va a hacerme algo. No quiero, no quiero, no quiero. O se me ocurre algo o...
No pienses en eso -Interrumpió Gemi mis pensamientos.
No sé que hacer - Respondí en mi mente mientras trataba de alejarme del atacante, pequeñas lágrimas comenzaban a formarse -No quiero que ese señor me haga algo -estoy al borde del llanto.
Déjamelo a mí -Respondió con decisión.
Al siguiente instante me encontraba en el parque de uno de mis recuerdos o quizá sueños. Todo estaba tal y como lo recuerdo, el día y los colores eran brillantes, los niños jugando, las familias en picnics, algunos jóvenes corriendo y ejercitándose. Caminé hasta el árbol más frondoso del lugar y me senté en el suelo recargándome en su tronco.
Después de algunos minutos el día comenzó a dejar de ser brillante, se opacó. Las familias recogían sus cosas, unos niños se habían lastimado y sus padres fueron a socorrerlos. Cuando me dí cuenta estaba sola en ese inmenso parque. Las cosas habían perdido su color y se acercaban a los blancos, todo el escenario era monótono y aburrido, estresante y desolador. Sé lo que había ocurrido, lo que le había ocurrido a Gemi y a mi, a nuestro cuerpo. Cerré los ojos y comencé a llorar desoladoramente.
No sé si pasaron segundos, minutos u horas, en algún momento abrí los ojos encontrándome con la celda. Estaba tirada en el suelo cual trapo viejo. Ví hacia la puerta, la silueta del hombre saliendo del lugar.
-Vístete rápido, es hora de seguir con tu itinerario -sonrió burlón. Hijo de la mierda, me las pagarás idiota.
Un odio y furia inmensos comenzaron a crecer desde el interior. Me había hecho esto, nos había hecho esto y no lo iba a perdonar. Y yo como toda una tonta e indefensa persona que necesita que la salven me escondí tras Gemi. ¡Oh por dios!
¡Gemi! -Grité en mi mente.
¿Mmm?
Yo... yo...
Solo olvídalo -Habló interrumpiendome, su voz sin fuerza y desganada, fastidiada y molesta. No me imagino lo horrible que fue.
Perdón -Se escuchó un ligero sollozo y después desapareció.
Me paré rápidamente, mala idea. Mi cuerpo dolía y mi cabeza estaba a punto de estallar. Al momento de vestirme hallé un gran número de hematomas y rasguños, la mayoría de ellos pequeños y sin importancia. No obstante había uno en especial que ardía como el infierno. No podía verlo completamente y la escasa luz no ayudaba pero se veía mucho más oscuro y grande que el resto. Quizá ni siquiera es de ahorita o simplemente se expandió. Es incluso posible que tenga algo roto por ahí, de eso me preocuparé más tarde.
En cuanto terminé de alistarme caminé para salir del lugar. ¿Recuerda cuando les dije que parecía venado recién nacido? Bueno ahora a parte de recién nacido parecía como si me hubiesen tirado de un tercer piso de espaldas. Sí, así de mal. Tenía que detenerme de las paredes para no caer.
-Apurate inútil saco vacío -Espetó el carcelero, por alguna razón no me enojó su frase. Tenía razón, estoy vacía y no sirvo para nada.
Colocó unas cadenas en mis manos y pies de forma tosca, casi me hizo caer al hacerlo y, ¿saben qué pasó con su horrible olor? Nada, ahí seguía molestando al mundo y causando náuseas. ¿En verdad no conocerá el jabón?
Caminé tras él quien se dirigía con su inmensidad hacia el fondo del lugar de donde originalmente provenía. Al pasar por las otras celdas los presos me gritaban cosas desde darme ánimos hasta burlarse de mí. Quizá en algún momento hable con ellos, quizá son como yo, quizá me entienden, quizá me ayuden a soportarlo. Una lágrima recorrió mi mejilla, no hice nada por ocultarla.
Al caminar el carcelero se limitaba a callar y amedrentar a los reos. A uno incluso le disparó en la cabeza, se escuchó como el cuerpo caía sin vida al otro lado de la puerta y pude visualizar la formación de un charco de sangre. Este tipo es el responsable del peculiar estilo del lugar. Qué mal gusto.
Mientras el distinguido señor estaba peleando con otros tantos presos alguién logró llamar mi atención.
-¿Eres quien creo que eres? -Preguntó alguien en voz baja, fruncí el ceño y voltee a todos lados buscando al dueño de la voz-¿cómo te llamas?
-No lo sé -respondí.
-Bien, yo tampoco lo sé -respondió feliz -pero ¿cómo te dicen tus amigos? -Esperen ¿qué? -A mi me dicen Jake -Abrí mis ojos por completo.
-¡¿QUÉ?! -Exclamé demasiado fuerte, ganándome la atención de mi custodio quien se veía enojado.
-Tonta -habló Jake - ten cuidado, aquí las paredes oyen.
-¡Apúrate saco inservible! -Espetó el hombre mientras jalaba mis cadenas, tropecé y casi caigo.
-Meg -respondí rápido y bajo, sólo lo suficiente para que Jake lo escuchara -soy Megan.
Dicho esto caminé rápidamente hasta el hombre, volteé de reojo para ver el número de la celda de Jake, '1195'. Bien, sólo dos pisos abajo de mí. Me limité a seguir al custodio y prepararme para mi siguiente destino. Esta vez no dejaría que Gemi tomara mi lugar, sería valiente, se lo debía, me lo debía.
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Full House
ActionLas guerras de los últimos siglos, la escasez de alimentos y los desastres naturales que azotan a nuestros pueblos han llevado a la humanidad al extremo de la locura. La exponente globalización, el estar conectados, poder ir a donde queramos paradój...