Mask (Magisterium Day 2/2)

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SEGUNDA PARTE.

~°~

Ravan se deslizó de la manera más silenciosa en la habitación de Constantine. Aún se estremecia por él sueño qué había tenido. Era todo borroso, pero el temor estaba en sus huesos, y no paraba de temblar. Había una cueva, hielo y fuego, una masacre y una voz que murmuraba “No puedes salvarlo de su destino”

—¿Constantine? –llamó en voz baja cuando entro. La habitación era fría: solo había una mesita de noche al lado de la cama decorandola. La figura alta rubia de Constantine estaba desparramada en la cama. Él estaba sin camisa y los músculos de su espalda estaban relajados. Ravan se acuclillo a su lado y miro su rostro. Él tenía la boca entreabierta y el cabello aplastado de un lado. Sus ojos grises estaban cerrados, pero su cara comenzaba a fruncirse, como si estuviera teniendo un mal sueño. La quemadura en un lado de su rostro le devolvía la mirada a Ravan.

—¿Constantine?

El no contesto. Sólo cerró los ojos con más fuerza.

—¿Constan...?–Ravan empujó suavemente su hombro, qué estaba inusualmente cálido. Pero apenas toco su hombro, en un parpadeo de hallo envuelta en los brazos de Constantine. La giro por la cama y cuando ella abrió los ojos, estaba debajo de él, quien la retenía con un brazo en la garganta.

—¡Constantine! –jadeo. Aruño su antebrazo. —Despierta.

Él tenía los ojos abiertos ahora, pero parecía ido. Como si no estuviera allí.

—Connie.–Ravan siseo. El fuego la llamaba desde su interior, diciéndole vamos, hazlo, él quiere hacerte daño, quemalo.

—¿Ravan?–él murmuró desorientado. Aún tenía el brazo sobre ella, pero lo había aflojado.

—No, idiota, el Maestro Rufus. –Ravan quito el brazo de Constantine de su garganta. Constantine se sentó, observándola algo aturdido. Ravan le devolvió la mirada preocupada. —¿Estas bien?

—Sí, solo... Solo una pesadilla. Lo siento, ¿te desperté?

—No, yo también tuve una pesadilla.

Los dos se miraron sin decir una palabra. De repente, Ravan recordó qué él estaba sin camisa y había estado sobre ella. El ambiente se transformó de preocupación a algo en lo que Ravan no quería ahondar. Sin embargo, no podía apartar la mirada de la de él. Trago.

Se sentía mal tener esos sentimientos.

¿Qué dirían sus padres si ella tenía algo con El Enemigo de la Muerte? Pero allí, en medio de la noche, en la oscuridad de la habitación de Constantine, no parecía una idea tan loca.

Los ojos de Constantine viajaban de los de Ravan a sus labios. El corazón de Ravan empezó a later con fuerza. Y cuando pensó que iban a besarse y ella iba a ceder...

Constantine aparto la vista y apreto la mandíbula.—Creo qué deberías ir a dormir de nuevo.

—Yo-uh...sí. –Ravan salió de su trance. Asintió y sintiéndose avergonzada, se despidió y volvió a su habitación.

Esa noche soñó con unos ojos grises. Antes eran pesadillas para Ravan, miedo a encontrarlos. Los ojos del tenebroso Enemigo de la Muerte.

¿Por qué ahora soñaba con ellos?

~°~

Un mes después.

—¿En serio el Maestro Joseph no se molestara?–pregunto Ravan. La mano de Constantine ardía sobre la suya.

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