Hermanos Madden (Shot 1era Generación)

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Shot de la 1era generación.

Sin spoilers.

Advertencia: este shot contiene material de violencia doméstica.

~°~

Hermanos Madden.

El niño no podía decir qué no estaba aterrorizado. Lo estaba. Pero tampoco podía decir qué no sabía qué era eso. Había sucedido la mitad de su vida. Pero a pesar de todo, no podía acostumbrarse. Y, ¿como hacerlo? Si sabía qué era lo que sucedía detrás de aquellos sonidos de gritos y golpes sordos.

Sus padres discutiendo.

Constantine, era quién se tenía que encargar de qué su hermano no perdiera la calma. Así que se abstenía de gritar o llorar, porque entonces Jericho también lo haría. Constantine siempre había sido el más encantador de los hermanos, al qué todos agradaba. Había aprendido a comportarse en público, como digno hijo de la familia Madden. Sin embargo, en el fondo, era el más sombrío y serio de los dos. Jericho, él era al revés. Aunque era un poco distante en la primera impresión, cuando la gente lo conocía, no podían evitar amarlo. ¿Y quién podía conocerlo más que su propio hermano, quién lo querría más? Constantine sabía bien qué la única cosa qué le importaba era su hermano Jericho en esos momentos. Tenía que protegerlo por sobre todas las cosas, porqué él quería a Jericho por sobre todas las cosas. Su abuela se lo había dicho en secreto antes de qué se mudaran de su casa «Cuidalo. Su alma es más amable y bondadosa que la de cualquier persona en la tierra.» Tenía que protegerlo de él.

De su padre.

Constantine podía imaginarselo, porqué ya lo había visto miles de veces y la imagen estaba impresa en su mente: la mano de su padre alrededor de la garganta de su madre, su puño impactando contra una de sus mejillas. Su madre, una de las personas que Constantine más adoraba había pasado a un sombrío lugar en sus afectos. No porqué de alguna manera, estuviera de parte de aquel monstruo que era su padre: sino porque ella lo permitía. Porque para ella todo estaría bien mientras qué su padre llevara flores y chocolates y le dijera qué la amaba. Constantine había escuchado conversaciones, conversaciones qué jamás había comentado a su hermano por miedo a romper su corazón.

"Te amo, Annie."

"Jamás volverá a ocurrir, te lo prometo."

"Eres mi vida, cariño, fui un idiota"

"Estaba borracho"

Y su madre caía. Pero Constantine no. Porque esas mismas manos y boca qué le decían qué amaban a su madre, eran las mismas qué le hacían daño. La única razón por la qué alguna vez su padre tocó a su madre de una manera no dañina, probablemente fue para curar sus heridas y qué nadie sospechara de lo qué le hacía a su esposa.

Constantine se sentía un poco hipócrita al respecto: él también había caído. Y también se había encontrado dolido con falsas promesas en sus oídos. No sabía que le dolía más: los golpes, o la mentira de qué iba a cambiar.

Y por eso tenia que proteger a Jericho. Los primeros años de su vida, su madre los crio sola con su abuela. No sabían quien era su padre, pero también por lo qué había escuchado -Constantine era un curioso- era alguien de una posición alta dentro del mundo de la magia. Casado. Luego su padre llegó un día cuando tenían siete años. Decía que quería volver con su madre, conocer a sus hijos. Le prometió el cielo y las estrellas, dándole el infierno en cambio. Tres años después, allí estaban.

Recordó la primera vez qué sucedió, las palabras de su padre.

«Si les dicen a alguien, voy a matarlos, primero a su madre y luego a ustedes. ¿Y ustedes no quieren que le haga daño a su madre, cierto? Esto va para ti, Constantine. Tú eres el peor de los dos.»

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