Capítulo XV

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Amanda...

Cinco meses después...

- Mamá, debes intentarlo, sé que es difícil, pero la prótesis es fuerte y te puedes sujetar con el andador.

Suspiró y se impulsó con las manos hasta quedar de pie. Sujetó el andador y se quedó mirando sus piernas.

- ¿Podré hacerlo? - preguntó.

- Claro. Ya lo has hecho con las terapeutas. Ven, debes llegar donde estoy.

Di unos pasos para atrás y sentí una presión en mi vientre.

- ¡Auch! - exclamé.

- ¿Qué pasó, nena? - preguntó mirándome preocupada.

- Nada, me duele el vientre. Creo que la niña quiere molestar. - volví a sentir la presión, pero esta ves sentí que toda la presión caía. - Auch.

Caminé de espaldas hasta llegar al sofá.

- Nena, llama a Mateo. Dile que venga, tienes la panza caida, ya viene la niña. - dijo con la preocupación más alterada.

Busqué con la vista mi móvil, la encontré en la mesa junto a mi madre.

- El móvil está a tu lado, llámalo.

- Pero, no sé usar esto.

- ¡Madre, pues aprende! Llama a Mateo y dile que venga.

Se estiró para coger el móvil mientras yo recostaba del respaldo del sofá.

Puso el móvil en su bolsillo y comenzó a caminar con el andador hacia donde yo estaba.

- Mamá, ¿qué haces? Te vas a caer.

- Yo quiero estar con mi hija en estos momentos y eso haré, estar con ella.

Siguió con pequeños pasitos hasta llegar a mi lado.

Le arrebaté el móvil y llamé a Mateo.

~~~~~

Mateo...

- Lo siento, profesor. Me debo ir. - le dije apurado mientras recogía las cosas.

- ¿Vas al hospital? - preguntó frente a toda la clase. - ¿Alguien llevó a tu esposa?

- No hay nadie con ella, yo soy la que debo llevarla.

- Bien, pues éxito. - asentí y abrí la puerta - Y Felicidades, hijo.

Le agradecí interiormente y seguí mi camino a casa. Iba a tardar dos horas en llegar, si no había tráfico.

Al llegar, encontré a mi hermosa novia recostada en el pecho de su madre.

- ¿Puedes caminar? - le pregunté a Amanda.

- Sí, con el andador. He caminado desde la mesa. - dijo su madre emocionada.

- Eso es genial, felicidades. Aunque también le preguntaba a Amanda. ¿Qué dices, cariño?

- No lo sé.

La ayudé a levantar y comencé a guiarla al carro.

- Llama a Carlo, dile que recoja a mamá y la lleve al médico. - dijo mi amada.

Asentí y al llegar al carro hice la llamada.

*****
Han pasado seis horas y estoy sentado en una butaca al lado de Amanda.

La he escuchado gritar, llorar, reír y la he sentido golpearme mientras me culpa por su estado.

Admito que es parte de mi culpa, pero sé que lo dice por sus hormonas desorientadas.

Es Mi DebilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora