Capítulo IX

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Mateo...

El sexo de anoche fue excelente y espero tener uno mejor próximamente.

Desperté más temprano de lo que quisiera, era el primer día de clases, pero entraba a las diez de la mañana, en cambio Amanda entraba a las nueve.

Eran las siete de la mañana y sentía que debía despertarla.

- Nena. - la llamé suavemente mientras le sacudía un poco su hombro. - Preciosa.

Ella gimió un poco antes de abrir los ojos.

- Buen día. - dijo con voz dormilona.

- ¿No se supone que te vallas levantando? - le pregunté.

Abrió los ojos de inmediato y se sentó. Trepó la mitad de su cuerpo encima de mi hasta alcanzar mi móvil y ver la hora.

- Son las siete. - dijo relajada. - Me has hecho levantar temprano.

- Lo siento. - respondí con mi mejor sonrisa.

Se acomodó encima de mi, con su cabeza en mi pecho y cerró los ojos.

La envolví en mis brazos y le deje descansar.

Se veía exhausta.

Acaricié su cabello hasta sentir que quedó dormida.

Tres días, solo la conozco por tres días y no sé cómo sería estar en la universidad sin ella.

La dejé dormir en mi pecho media hora más antes de que se volviera a levantar a dar una ducha.

Salió envuelta en una toalla y comenzó a vestirse.

Verla me llenaba de vida. Era hermosa, perfecta, sincera.

Me quedaba observándola en cada movimiento que hacía.

Entró a la cocina y aproveché a seguirla.

Encontré mi boxer y me lo puse.

Llegué a la cocina y la ví preparando un omelette con queso para los dos.

La abracé por la espalda e inhalé su fragancia.

Besé su cuello en un saludo de buenos días y me alejé para pasarle dos platos.

Los puse a su lado y salí de la cocina para el baño para lavar mis dientes.

Su mano en mi codo me sobresaltó.

Me hizo dar un paso para atrás y se acomodó frente a mí para lavar sus dientes.

Su tierna forma de actuar en la mañana abrió un paso a mi corazón.

No hay forma de que esta niña no enamore a alguien con su forma de ser sencilla.

Intercambiamos miradas por el espejo todo el tiempo mientras lavamos nuestros dientes.

Al terminar, tomó mi mano y me dirigió a la ducha. Entré mientras veía como se hacia una dona en el pelo para que no se mojara.

Estaba claro que solo tenía intenciones de estar cerca de mí.

Entró a la ducha conmigo y cambió la temperatura del agua a tibia.

Fue un baño tranquilo. No puedo negar de que esta chica me excita pero también la concidero muy tierna.

~~~~~
Todo el día en la universidad y no nos hemos visto.

Volví al dormitorio a eso de las ocho de la noche para encontrar mi cama vestida, y no solo eso, lavada, la ropa que había usado estos días encima de ella, lavada junto a las de Amanda.

Esta chica se ha ocupado de limpiar todo.

No sabía si enojarme porque no me esperó para ayudarla o alegrarme por encontrar todo limpio.

Puse mi laptop y mis libros en la mesa y la ví salir de la cocina.

- Limpiaste todo. - le exclamé.

- Sí, no te vez feliz. - dijo mientras se acercaba a mi con una taza de té.

- Lo estoy, solo que me sorprende. Pensé que me esperaría para hacer limpieza juntos. - dije estirando mis manos para acogerla en un abrazo.

- Pues quise hacerlo sola. ¿Quieres café, té o algo? - preguntó antes de acercarse a mis labios y darle un tierno beso de pico.

- No, estoy bien.

Asintió y salió de entre mis brazos. Se dirigió a su cama con su laptop, se sentó en la cabecera y comenzó a hacer tareas en él.

Yo en cambio me dirigí a la cama a guardar la ropa de ambos.

Y luego me senté en la mesa a estudiar.

*****
Amanda...

Hoy mi ánimo estaba hasta el tope.

Desde dormir en su pecho, tomar una ducha sana juntos hasta hacer toda la limpieza del apartamento estudio solo para que cuando llegara lo viera todo bonito.

Nadie diría que solo nos conocemos por tres días.

Recibí un mensaje a mi celular y lo abrí.

Silvana:
Así que ustedes actúan como novios en el apartamento,pero como desconocidos fuera de allí.

Eso me dejó pensando en lo que era cierto. Con él, dentro del apartamento era un mundo, pero fuera de ahí se volvía todo una realidad.

Amanda:
Sí, pero estoy bien con eso.

Silvana:
¿No te interesa salir de la habitación y poder tomar su mano al caminar al auto? O, ¿poder caminar por la playa juntos y darse un casto beso al atardecer?

Eso sería lindo, solo si se pudiera, pero sé que él quiere que la gente vea un cambio en él y eso significa que no puede salir con nadie.

Amanda:
Supongo, pero no le gusto. Eso no va a pasar. Quiere que la gente vea en él un chico cambiado.

Silvana:
Pues yo no lo creo, quiero que vengan conmigo y con Carlo a comer mañana en la noche.

Giré mis ojos inconscientemente y le respondí.

Amanda:
¿Una cita doble? Ni loca, no saldré en una cita con él si no me ha invitado.

Silvana:
Bien, pues que te invite.

Amanda:
O mejor no.

No recibí respuesta, en cambio un mensaje sonó al móvil de Mateo.

Dirigí la mirada a él, pero este ignoró el llamado de su móvil.

¿Será ella? ¿Se habrá atrevido a decirle algo?

No, no, yo no pensaré en eso.

Solté mi cabello de la dona y continué mi tarea.

*****
Mateo...

Mi móvil sonó lo ignoré un instante a lo que terminaba mi tarea.

Al terminarla, tomé mi móvil y había un mensaje.

Carlo:
Mañana saldré a comer con Silvana a las ocho de la noche. Ven con nosotros y trae a Amanda.

Miré a Amanda de reojo y la ví envuelta en su tarea.

Mateo:
Nos encontramos en la primer nivel a las ocho.

Dejé mi móvil en la mesa y me fui a sentar con Amanda en su cama.

Le ordené sentarse entre mis piernas y lo hizo recostando su espalda en mi pecho mientras continuaba con su tarea.

Es Mi DebilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora