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Capítulo 4: Es una bruja.

Capítulo dedicado a: aoko-san

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Capítulo 4: Es una bruja.

Helena...

-¡Helena! Que gusto verte de nuevo-me dice felizmente la señora Dana.

-Helena comerá con nosotros-sentencia Cristián mientras camina hacia la cocina.

-Eso es maravilloso-exclama la señora Dana mientras me toma del brazo y me lleva con ella hacía la cocina.-Debiste traer a tu mamá contigo también.

-Ella se fue a trabajar-le digo, golpeándome mentalmente de nuevo por olvidar las llaves y el teléfono. Ahora no hay manera de escapar de aquí.

-Es una pena, pero ya la invitaré a tomar café otro día.

En ese momento entramos a la cocina y ella se dirige de inmediato hacia la estufa mientras yo me acerco de nuevo a Emily que está sentada en su sillita de bebé. Ella me recibe con una gran sonrisa, por lo que me inclino y beso sonoramente su mejilla.

-En verdad que no entiendo qué clase de hechizo lanzaste sobre ella-dice Cristián y me giro para encontrarlo mirándonos con asombró.-Ella totalmente te adora y solo tiene dos días de conocerte. A mi mejor amigo le tomo ocho meses para que le sonriera y él ni siquiera puede intentar cargarla, como todo el mundo, porque llora de inmediato.

-Quizá tu hermana tiene un sexto sentido para detectar a las personas extraordinarias-dice con simpleza la señora Dana, observandonos desde la estufa.

-Les aseguro que no hay nada extraordinario en mí-les afirmo de inmediato.

-Pues Emily no piensa lo mismo-sentencia Cristián mientras se acerca a mí y separa una de las sillas de la mesa para que me pueda sentar. Es el acto más caballeroso que han tenido conmigo alguna vez, y provoca una sensación rara en mi estómago.

-Helena, ¿por qué no nos cuentas algo más de tí? ¿Cómo que estudias por ejemplo?-me pregunta la señora Dana, bajo la atenta mirada de Cristián, cuando ya todos estamos sentados comiendo.

-En realidad yo no estoy estudiando en este momento-respondo evitando sus miradas y comenzando a jugar con la comida, ya que se me ha quitado el hambre de repente gracias a su pregunta.

-¿En verdad? ¿Y eso por qué?-me pregunta Cristián sonando muy interesado.

-Ya son demasiadas preguntas para Helena-interviene la señora Dana al ver mi incomodidad.-Mejor háblale de ti.

-Bueno, soy pintor como podrás imaginarte-comienza, pero puedo ver qué no está conforme con la situación.- Estudio la universidad por la mañana y doy clases tres días por semana.

-Y es magnífico en lo que hace-interviene la señora Dana muy emocionada, cosa que me hace sonreír.

-¡Mamá!-se queja entonces Cristián y miro asombrada como se sonroja, y es lindo ver a un chico como él sonrojarse de esa manera, por lo que encuentro sonríendo aún más. -No es necesario que hables de mí de esa forma.

-Yo no le veo el problema, solo estoy diciendo la verdad-sentencia con simpleza la señora Dana encogiéndose de hombros.

-Pues yo concuerdo con tu mamá, eres increíblemente talentoso en lo que haces, lo único malo es que tienes demasiada imaginación-le digo directamente a Cristián, recordando el dibujo de esta mañana.

-Ya te dije que yo solo dibuje lo que veía-me insiste él, con la misma terquedad.

-¿De qué hablan?-nos pregunta la señora Dana, mirando confundida de uno a otro, hasta que su celular suena y ella se levanta a buscarlo en la sala.