Capítulo 1

337 66 121
                                    


Me gusta pensar.

Me gusta pensar mientras voy por las calles.

Me pregunto en si habrá alguien que al igual que yo este caminando por las calles en la noche, viendo las estrellas y preguntándose si existirá alguien que las haya contado todas; a veces me gustaría ser ese alguien, pero no se pueden contar todas las estrellas estando en un solo lugar, y yo en este pequeño pueblo no aspiro a mucho.

También pienso en la gente, en si alguien se sentirá igual que yo.

Y pienso en los chicos nuevos del pueblo; nadie sabe a ciencia cierta por qué están aquí, si es por turismo o por otra razón, pero no tenemos grandes playas o gente particularmente amable, que es lo que busca un turista.

Claro que me he enterado de esos cuatro chicos han llegado al pueblo, aquí los rumores vuelan, y aunque no quieras, te enteras, terminas conociendo de vista a todos y hablándoles ocasionalmente, o la gente termina creando una rivalidad entre ambos.

Entonces me preguntó quién tiene el control; el manipulador o el manipulado, siempre he creído que el segundo, sólo que algunas veces no ejerce su poder. No lo sé, terminamos viviendo rodeados de lenguas largas y venenosas, y no todas son de serpientes.

Pero yo no siento que tengo el control, exactamente e yo que menos tengo yo, sino ya hubiera hecho que mi madre nos dijera a Ariel – mi hermano– y a mí, dónde está nuestro padre y por qué se fue – si es que lo sabe–, y haría que sacará a pablo de nuestra casa, porque yo nunca he querido un padrastro, y menos a él.

¡Ah! Y haría que mi madre me regresara mi bicicleta porque odio caminar por las calles en la noche y ver pasar a Cristian, mi ex, en su auto con otra chica diciéndome si hacemos un trio, cuando no entiendo que vi en él; que es tan machista e insoportable.

Pero el amor es ciego, o tal vez lo es la necesidad de compañía.

Caminé por la calle haciendo resonar mis tacones con un ritmo peculiar hasta llegar a Erica's, el restaurant de la mamá de mi mejor amigo, Erik, en el cual al final siento que robó más comida de la que pago.

Entro y tomo asiento en una mesa junto a la ventana y me encuentra con la sorpresa de que los cuatro chicos nuevos en el pueblo, están en la mesa de enfrente, no los había visto jamás, y son...imponentes, no por ser guapos, o feos, o carismáticas, sino porque desprenden un aura... que llama la atención, son como una farola en medio de la oscuridad.

Todos ahí, juntos, y yo aquí; sola.

Intente pensar en qué hacer mientras esperaba a Alexa, Astrid y Francisca. Contar ovejas no me iba a funcionar, tal vez podía utilizar la típica práctica de tomar tu celular y fingir que estás haciendo algo con él. Pero estaba harta de fingir, y no lo quería hacer.

Opte por sacar una libreta y empezar a escribir lo que sea que se me ocurriera, desde frases de autores famosos, hasta frases propias, cuando un movimiento me llamó la atención.

Subí la mirada, y me encontré con uno de los cuatro chicos nuevos, tenía el cabello castaño oscuro, era un poco más alto que yo, y su mirada era... Intensa, como si me estuviera analizando.

–Te invito algo– se ofreció.

Lo mire extrañada y ladie la cabeza.

–Hola, mi nombre es Javier– se presentó–, soy nuevo en el pueblo.

Eso lo sabía, la gente se había encargado de metérmelo por los oídos todas las clases, y cuando iba por la calle, incluso cuando no preguntaba la gente estaba deseosa de hablar de ello, L agente siempre quiere tener algo de qué hablar, sea bueno, o malo.

–Hola– dije en voz baja, y lo vi inclinarse un poco más para escucharme, así que alce la voz–. Soy Jennifer.

–Así que... ¿qué me dices? – me preguntó– una soda, papas fritas, una...–vacilo–hamburguesa.

–No, gracias; soy vegetariana.

Javier pareció aliviado.

–Que bien, no quería pagar por eso.

–¿Vegetariano?

–Vegano, en realidad.

Asentí, el vegansimo era algo que perseguía como mi objetivo, pero era reclusa en mi casa, y a ser vegetariana era a lo máximo que me dejaban aspirar.

Parecía estar esperando por mi respuesta, y yo no tenía ni idea de qué contestar; mis amigas estaban por venir y no quería que me lo tomaran a mal, pero conociéndolas, estarían más felices que contentas, y me harían preguntas, preguntas que no querría contestar.

–Yo...–empecé cuando ví a Astrid, Francisca y Alexa entrar al restaurant–, mis amigas han llegado.

Mis amigas me ubicaron, y Astrid me lanzó una mirada de <<Después hablamos>>, Francisca parecía apunto de vomitar arcoíris y Alexa se limitó a alzar las cejas.

Javier siguió mi mirada y volvió a mirarme a la cara.

–Bueno, supongo que después nos encontraremos, ¿no? –me dijo.

Asentí.

Se estaba yendo cuando le dije por lo bajo:

–Encantada de conocerte– me di golpes mentales, esa era una broma privada entre mis amigas y yo para reírnos un poco de las típicas historias de romance cursi, o incluso del mismísimo Romeo y Julieta.

Javier se giró me lanzó una sonrisa y dijo:

–Igualmente.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Hola! OMG! no puedo creer que haya publicado por primera vez.

Este capítulo esta dedicado a una autora que me a inspirado a publicar mi primera historia.

♥Se aceptan criticas constructivas, y muchas gracias a los que me estén leyendo♥

MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora