Capítulo 6

78 22 19
                                    


Me desperté a las ocho de la mañana con un mensaje de Javier

Javier:¿A las doce?

PD: ¡Buenos días!

Tarde en que mi cerebro reaccionara para escribir una respuesta la suficientemente decente:

JenniferM: Me despertaste, chico.

Javier:Te diría que lo lamento si lo hiciera, pero no lo hago. Quiero verte.

JenniferM: Cómo t va en el trabajo???

Javier: El hermano de Anahí es algo torpe, pero me agrada.

JenniferM: Lo sé, es lindo.

Javier: Con que lindo? Hay algo de lo que deba de preocuparme?

La respuesta de Javier me hizo sonrojar, y me sentía infinitamente aliviada que no estuviera ahí para verlo.

Javier: Heyyyyy....

JenniferM: No.

Me levanté de la cama, con mi cabello castaño y largo despeinado.

Me preparé para ir con Javier, me bañé, me cambié y me maquillé.

Observe mi rostro en el espejo: ojos grandes color cafés, cara pálida y labios delgados, con poca voz, y a veces, ninguna. Nariz fina, pero tenía serios problemas para respirar con tranquilidad.

Tan yo.

Tan alguien

Pero, ¿quién?

Sabía que mamá seguía dormida y que Pablo ya había ido a trabajar, así que como regla desde hace nueve meses que me hice vegetariana, hice mi desayuno.

Tomé un plato y le serví un poco de omeltte y arroz a mi hermano.

Toqué su puerta, ya sabía que estaría despierto, pues él era madrugador.

–Adelante–me indicó.

Al entrar despegó la mirada del pequeño televisor que se había comprado con gracias a ahorrar el poco dinero que recibía de pago en su trabajo en un café internet.

Estaba viendo un programa sobre robótica, mi hermano tenía una gran curiosidad por esta y siempre estaba investigando cosas nuevas sobre ella.

Ari me sonrió.

–Gracias, hermanita–palmeo el lado de su cama para que comiera con él.

Me senté.

Vimos en silencio el programa hasta que acabó y mi hermano cambió de canal a la película de Buscando a Nemo

–Hoy voy a salir con Javier–le conté.

–¿Debería tener una plática con él? –me preguntó.

Era gracioso imaginar a Ariel como un hermano así, cuando salía con Cristian solía estar nervioso y estar apartado de él, e incluso  intentó convencerme que lo dejará, pero siempre fue siendo tranquilo y amable conmigo, creo que él supo antes que yo que Cristian no era quien aparentaba, tal vez por el hecho de que ellos dos iban juntos en clase.

–No–le contesté–¿y yo debería ir buscándote novia?

–No tengo tiempo para eso–me contestó, fue a su ropero, y sacó de un zapato viejo, una pequeña cajita de color café con un listón negro.

MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora