Capitulo 1: Pequeños Accidentes.

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Muchas personas se preguntarán, ¿por qué es tan importante vivir la vida al lado de alguien que te permita expresarle tus sentimientos sin ser juzgado y te ayude a liberarte de todas las circunstancias que nos obligan a tomar decisiones con las que debes cargar hasta el final de los tiempos? Recuerdo que ese fue mi último pensamiento anoche antes de quedarme dormida acariciando a mi oso de peluche, al cual llamo Patoncito por sus enormes patitas. Pero ya ha sonado el despertador, tal cual como lo programé. Son las 7:00 AM y mis hermanos aún estaban dormidos, se nos va haciendo tarde, pues pronto llegaría el carro que llevaría nuestras cosas hacia nuestro nuevo hogar.

Entro al baño, me ducho y me visto con la ropa que había preparado la noche anterior; unos pantalones no muy cortos color negro, una blusa de tirantes fucsia y por último, una chaqueta blanca con el cabello suelto. Luego de alistarme preparé el desayuno porque ya había llamado a mis hermanos para que se alistaran y bajaran a comer. El carro de mudanzas había llegado y los ayudantes se encontraban cargando todas las cosas dentro de éste, al terminar nos dirigimos al auto y dejamos atrás todo lo que un día fue parte de nuestras vidas, sólo queriamos un nuevo comienzo lejos de todo aquello que nos traía malos recuerdos. Logré conseguir un mejor trabajo que el anterior, ya que la paga es mucho mayor y puedo brindarles todos los gustos posibles, mientras que con mi paga anterior solo alcanzaba para más o menos cubrir los gastos de la casa, por eso tomamos la decisión de mudarnos dejando atrás todo lo que un día fue parte de nuestras vidas y que solo servía para hacernos daño. Mi familia lo es todo para mí y solo quiero lo mejor para ellos, es lo único que me da las fuerzas suficientes para seguir adelante a pesar de las dificultades.

A mis 22 años ya tenía grandes responsabilidades, y una de esas era velar por el bienestar de mis dos hermanos menores: Miles y Emily, ellos son lo único aparte de mí que queda de mi familia y como hermana mayor, tengo que cuidarlos.

Dirijo mi mirada al asiento trasero del auto sólo para darles un vistazo. Emi se encontraba acurrucada sobre el regazo de Miles, se veían tan adorables.

Emily es de ojos verdes y cabello marrón claro; muy inteligente y divertida cuando se lo propone, para tener una edad de 10 años es muy responsable. Pero lo que me entristece es que sólo habla con Miles y conmigo, desde aquel suceso fatal dejó de socializar, por ese y muchos motivos más quise cambiar de contexto.

Miles es de ojos color azul, cabello castaño claro, más alto que yo, el hombre de la casa, responsable e inteligente, cariñoso, se mantiene en forma, le gusta mucho el deporte y mantiene una vida saludable, no es mujeriego ya que mi padre lo educó bien en ese aspecto y gracias a Dios porque de mi parte lo molería a golpes. Bueno, no soy tan mala persona, pero de una cosa estoy segura y es que no estaría contenta con que fuera de esa forma, y por último, era un poquito sobreprotector en cuanto a nosotras, tiene dos años menos que yo y me ayudaba mucho antes de mudarnos, trabajaba medio tiempo gracias a una carrera técnica que había hecho, lo que ganaba no era mucho, pero servía para aminorar los gastos.

Mi nombre es Scarlett Ross, mido 1.73, tengo cabello castaño, ojos color avellana, me encanta leer, al igual que mi hermano hago deporte, me gusta mucho trabajar con los niños y por eso escogí ser docente aunque muchos la crean fácil, se equivocan, acarrea mucha responsabilidad y es una de las menos pagadas en el mundo, también soy muy cariñosa, humilde y respetuosa con quien se lo merece.

Observaba todo a mí alrededor, ya nos acercábamos a nuestro destino. El carro de mudanzas venia tras nosotros con nuestras pertenecías. Miré el reloj en mi muñeca para checar la hora y efectivamente, estábamos por llegar. El viaje fue por más de cuatro horas y cuando llegáramos, descansar no estaba en nuestros planes porque tendríamos que acomodar todo dentro de la casa. Nuevamente dirigí mi mirada a la parte trasera del auto donde se envontraban mis hermanos para despertarlos porque ya estábamos en el vecindario.

—Miles, Miles, despierta, ya casi hemos llegado. —Bajé la velocidad del auto considerablemente para evitar cualquier accidente por estar mirando en otra dirección.

—Lett, déjame dormir un poco más. Emi no se quiere parar.

—Miles n...

Las palabras de reproche que saldrían de mí, se atascaron en medio de mi garganta por lo que acaba de ocurrir, frené en seco para evitar un choque mayor. ¡Oh por Dios! esto no podía estar sucediéndome, recién llegada a un lugar. ¿Por qué tengo tan mala suerte? Miles después de no quererse levantar lo hizo de inmediato, verifiqué si estaban bien y salí del auto al momento que salía el dueño del otro, el cuál había golpeado por detrás.

—Lo siento tanto. Por favor, no se vaya a alterar, juro que pagaré el daño que he causado, recién me estoy mudando y no quiero problemas con mis vecinos en cuanto me instale —hablaba muy rápido y al momento en que mi mirada se conectó con la de él me calle por completo. Era un hombre hermoso en todo el sentido de la palabra, y sus ojos de color marrón me derritieron en el mismo instante. Tenía una sonrisa perfecta de oreja a oreja, esperen... ¿dije sonrisa? ¿Se está riendo de mí? Oh... ¡era un gran estúpido! Desvié mi mirada hacia los autos verificando el daño causado y al parecer no fue tan grave.

—Señorita, ¿me puede decir su nombre? —¡Oh, esa voz tan divina!.

Me di un golpe metal por estar fantaseando y me puse a la defensiva.

— ¿Por qué tendría que dárselo? —Espeté furiosa por estar burlándose de mí, todavía tenía en su cara rastro de diversión el muy mendigo. Tenía buen cuerpo y todo pero... ¿¡qué se creía!?

Entonces su voz me trajo de vuelta a la realidad.

—Tranquila, no le voy a cobrar nada porque el daño no fue muy grave y el seguro del carro lo cubre. Mi nombre es Cristopher Taylor, gusto en conocerla —estiró su mano y le respondí de igual forma.

—Scarlett Ross —dije, mirándolo a los ojos.

—Lamento mucho la forma en la que acabamos de conocernos —dijo en un tono tranquilizador—. Me imagino que la casa a la cual se va a mudar es esa de ahí —señaló—. Yo vivo al lado, si necesitas cualquier cosa me lo haces saber, ahí se encuentran mis hermanos y mi madre. Bueno, debo retirarme, vuelvo dentro de un rato.

Me quedé toda sonsa viéndolo hablar, era tan perfecto físicamente y no me había dado cuenta que se estaba despidiendo, hasta que salí de mi estado de ensoñación dándole las gracias por no tomar represarías del pequeño accidente, yo toda grosera y él todo amable. Qué pena. Tengo que controlar mis impulsos.

Me dirigí nuevamente al auto para parquearlo correctamente.

—Lett —dice Emi —. ¿Qué fue lo que ocurrió con ese chico? Vi que le gritabas.

— ¡Oh! Nada, sólo tuve un pequeño accidente y ya se solucionó todo. Dime, Emi, ¿qué te parece la nueva casa?

—Emmmm, déjame pensarlo —dijo, tocándose la barbilla—. Bueno, está bien después de todo. Esperaré a verla por dentro. Y tú, Miles, llévame en el caballito que estoy cansada. Es una orden —Mi hermano dirigió su mirada hacia ella con cara de malvado y comenzó con un ataque de cosquillas.

Sin duda alguna amaba a mi familia.

****

Ha pasado como un poco más de una hora desde nuestra llegada, y nos encontramos acomodando las cosas dentro de nuestro nuevo hogar; es de dos pisos con tres habitaciones y dos baños, uno en el pasillo del segundo piso y el otro en mi cuarto. La casa no es muy grande, pero es cómoda y tiene un jardín hermoso lleno de flores y la cocina es perfecta como siempre la soñé: con una isla en medio, por fuera es de color azul celeste con garaje y todo. Para poder mudarnos tuve que vender la casa de mis padres, no sé si tomé la decisión correcta, pero de los errores se aprende, lo que me dieron por ella fue muy bueno. Además, Miles estuvo de acuerdo conmigo y Emily también, cuando se trata de decisiones en nuestra familia las discutimos y hacemos lo que nos parezca mejor; la de mudarnos fue una de esas.

Hasta el momento no hay quejas por parte de mis hermanos y eso me tiene totalmente tranquila.

Me dirijo al carro de mudanza para sacar una caja y llevarla a mi habitación, pero mi torpeza es más grande que yo y al ir a bajar las escaleras que colocan para poder entrar al carro, me doblo el pie al mismo tiempo que resbalo. Lo último que pensé fue en el gran golpe que me daría al caer, pero mis pensamientos fueron remplazados por la sensación de unas manos en mi cintura, tenía los ojos apretados fuertemente hasta que escuche su voz.

— ¿Te encuentras bien, Scarlett? 

Tu Luz En Mi Oscuridad. (TLEMO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora