Vacaciones de Navidad

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Ya habían pasado los meses, y la Navidad no se hizo esperar, así que antes de que los alumnos se dieran cuenta, muchos debían hacer las maletas.

- ¿Os quedáis aquí en vacaciones? - les preguntó Sirius esperanzado un domingo, mientras hablaban frente a la chimenea de la sala común.

- No lo sé, se lo preguntaré a mis padres - le contestó James.

- Yo seguramente no - decía Peter.

- Yo no chicos, lo siento, debo... Estar en casa, es donde mejor me siento... Ya sabéis... Por lo de mi enfermedad - dijo Remus.

- Yo voy a enviarles la carta a mis padres - dijo James subiendo precipitadamente a la habitación y tropezando con un peldaño de la escalera.

- ¿Entonces me quedo solo? - les preguntó Sirius.

•••

Ese dia estaban comiendo en el Gran Comedor, era martes  y por la tarde tenían transfiguración, con los de ravenclaw,  y encantamientos con los de Hufflepuff.

- Jemis, ¿de jan co'testaro dus padgues? - preguntó Sirius mientras degollaba un trozo de su comida.

- Sí - contestó James despreocupado.

- ¿¡Y porque no me lo has contado?! - gritó Sirius abalanzandose sobre su amigo y zarandeandolo por lo que James puso cara de pánico, todos los miraban, pues esa escena no era muy "normal" que se diga.

- ¡PORQUE ES UNA SORPRESA! - gritó James zarandeando también a Sirius.

- Tu no sabes dar sorpresas, ¿verdad James? - preguntó Remus levantando la mirada de su libro de hechizos.

James lo miró "ofendido" y volvió a comer despreocupadamente.

•••

- James, James, James, James, James, James, James, James, James, James... - Sirius paró un instante para coger aire y siguió - James, James, James, James, James, James, James, James, James, James...

- ¿Qué quieres? - preguntó el chico.

- Quiero la respuesta de tus padres.

- ¿Cuál te crees que es la respuesta si es una sorpresa? - inquirió James.

- Es que si, ¿verdad? - preguntó después de un rato, haciendo cara de savio.

- Oh, mira. Llegaremos tarde a transfiguraciones si no nos damos prisa - le dijo James con aspecto de estar serio, aunque el estar frunciendo los labios para no sonreir delataba su real apariencia, cogieron las mochilas y se fueron al aula de transfiguraciones.

Por el camino se tropezaron con nada más ni nada menos que con Lily Evans.

- Mira por dónde vas, Evans - dijo Sirius, sin enfado alguno, es más, sonreía de lado.

Lo mismo no sucedía con Lily Evans.

- Dejadme en paz - dijo ella apretando los puños, después recogió sus libros del suelo y se encaminó a transfiguraciones.

James y Sirius oyeron unos susurros detrás suyo y se dieron la vuelta.

- ¿Y a estas que les pasa? - preguntó James observando el grupito de chicas que se reunían detrás suyo formando un semicírculo.

- No tengo ni idea... - le contestó Sirius rascándose la nuca mientras las chicas soltaban risitas nerviosas - Mejor nos vamos, que mal rollo.

•••

Las Navidades fueron geniales, comida, amigos, nieve, comida... ¿Qué había mejor que eso?

A los padres de James (Euphemia y Fleamont) les encantó Sirius, más bien les pareció divertido y gracioso.

El día que más ansiaban el par de amigos era el día de Navidad, toda la familia de James iría a la mansión Potter a comer y después les darían los regalos.

Ese día James se despertó temprano, a las 7:46 am, por culpa de un sonoro ronquido de Sirius.

Sin vestirse le lanzó con fuerza una almohada a Sirius y salió corriendo de su habitación, riéndose de la cara que había puesto su amigo.

- No tiene gracia -dijo Sirius mientras bajaba bostezando las escaleras.

- La tiene, los tontos no la ven - aclaró James con cara de entendido.

- Entiendo ahora porque Snivellus nunca ríe - contestó Sirius pensativo.

Los dos rieron y se dirigieron a la sala de estar, donde encontraron un montón de regalos bajo el árbol.

- Nunca había tenido tantos regalos - comentó Sirius mientras abría una caja llena de ranas de chocolate.

- ¡Fíjate! - exclamó James - ¡Una escoba nueva!

- Increíble, ¿pero para que te sirve? - preguntó el otro extrañado - En Hogwarts los de primero no podemos llevar escoba.

- La tengo para jugar a Quidditch en el jardín - aclaró - ¿Te apetece jugar a Quidditch un rato? Te puedo prestar una de mis escobas.

Pasaron jugando toda la mañana, y no se dieron cuenta de que habían comenzado a llegar los invitados.

•••

- James, no le digas a tu madre que te la he dado, ¿vale? - le susurraba su padre - Esto es una capa de invisibilidad - dijo mostrándole la capa - Úsala bien - lo advirtió.

- Vaya... Gracias, papá - dijo el chico fascinado.

Se escucharon pasos al final del pasadizo y James corrió a su habitación y se metió en la cama.

- Buenas noches, chicos - dijo Euphemia.

- Mamá, papá me ha regalado... - dijo James, pero de seguida rectificó, alarmado - Nada, nada...

Cuando Euphemia salió del cuarto Sirius preguntó.

- ¿Qué te ha regalado tu padre?

James se lo explicó y pasaron toda la noche jugando con la capa.

Los merodeadores: Lunático, Colagusano, Canuto y CornamentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora