—Dormitorios de las chicas, escalera izquierda, de los chicos, derecha —dijo la prefecta.
James y Sirius subieron la escalera hacia su dormitorio y entraron por la puerta dónde ponía: Sirius Black, Remus Lupin, Peter Pettigrew y James Potter.
Dentro había cuatro camas con doseles rojos. Las ventanas del cuarto tenían cortinas, también rojas, con estampados bordados en oro.
James corrió a escoger cama, i se lanzó sobre ella con gran estrépito. Sirius no parecía estar tan contento, entró a la habitación cabizbajo con aspecto preocupado.
—¿Qué te pasa, Black? —preguntó James mientras lo observaba sentado en su cama, con un deje de ironía— ¿no te gusta ser Gryffindor?
—¡Claro que me gusta! —le contradijo él—. Pero me da pena que solo vaya a durar un día en esta casa —acabó con una mueca de disgusto.
—¿A qué te refieres? —preguntó Remus, colándose en la conversación.
—Me refiero que soy hombre muerto... —contestó él.
—No exageres —dijo James mirándolo con sorna—, no eres un hombre.
Sirius lo miró entrecerrando los ojos, pero explicó:
—Si mi familia se entera de que no estoy en Slytherin...
—¡Venga ya, Sirius! —exclamó Peter, interrumpiéndolo—. Es imposible que tus padres te digan algo.
—Tu te callas, no tienes idea de quién hablas —replicó Sirius con dureza.
—Chicos, chicos —intervino Lupin—, calmémonos —hizo una pausa, expectante—. Bien, ¿quién quiere chocolate?
•••
Por la mañana, Remus tuvo que despertarlos a todos con golpes de almohada.
—¡Como no os mováis me voy sin vosotros! —gritó mientras le lanzaba su almohada a Sirius. Después se dirigió hacia la cama de Peter y lo sacudió.
—¡Te juro que no te estaba siendo infiel! —gritó Peter tapándose los ojos con las manos—. ¡Te lo juro, Míriam!
—¿Qué dices, estúpido? —le preguntó Remus mientras lo miraba.
—¿Eh?
James soltó una risita socarrona desde su cama.
—¡Vale! —exclamó al fin Remus—. Me voy sin vosotros, después no vengáis a pedirme perdón.
—No lo haremos —canturreó James.
De repente, Sirius dio un respingo y corrió a vestirse sin decir nada.
—Tal vez me envíen una carta —explicó un minuto después, mientras se ataba los zapatos.
James apartó el edredón de un manotazo y salió de la cama mientras decía: "es verdad".
Remus había marchado sin hacer ruido hacía rato, y Peter estaba listo para salir correteando detrás suyo.
Sirius y James bajaron corriendo por las escaleras de mármol y entraron al Comedor justo cuando millones de lechuzas cruzaban el techo embrujado.
Un sobre amarillo calló en las manos de James que lo abrió.
¡Hola Jamesie!¿En qué casa has quedado? ¿Has hecho amigos? ¿Te gusta Hogwarts? ¿Sabes ya qué profesores tienes? ¡Ya te echamos de menos!
Besos, papá y mamá.
James garabateó las respuestas rápidamente en la parte de detrás de la carta y observó como Sirius sostenía un sobre rojo en sus manos.
—Es un Howler —murmuró Sirius horrorizado.
Hubo una pausa de silencio, y James gritó:
—¡Black tiene un Howler!
Remus le dio una colleja, pero el de gafas ya había atraído la atención del comedor entero (incluyendo profesores).
—Que te jodan, James —susurró Sirius mientras desgarraba el sobre.
—¡SIRIUS ORIÓN BLACK! —vociferó la carta—.
¡ERES UNA DESHONRA PARA TU FAMILIA! —Sirius susurró: "como si no lo fuera antes"—.
¿!CÓMO TE ATREVES A QUEDAR EN GRYFFINDOR?!
¡ENCIMA HABLAR CON UN SANGRE SUCIA! —las miradas de los nacidos de magos se dirigieron a Peter, que era nacido de muggles—.
¡Ya hablaremos de esto cuando vuelvas por Navidad!Y así terminó la carta de la señora Black.
— Maldita sea —murmuró Black, hizo una pausa y añadió:—. Me esperaba algo peor.
El comedor estalló en carcajadas, pero Sirius ni se immutó.
—¿Qué es un sangre sucia? —preguntó Peter, mientras devoraba su desayuno.
—Es una manera vulgar de llamar a los nacidos de muggles... —explicó Remus mirando lastimosamente a Peter.
—Entonces, tu madre se refería a mi, Sirius —dijo Peter cabizbajo.
—Diablos —susurró Sirius—. Ignórala, Pit.
En ese momento la profesora McGonagall pasó a repartir los horarios de Gryffindor. James suspiró resignado: en diez minutos les tocaba herbología con los de Hufflepuff.
—Mejor vayamos tirando —dijo Remus—, los invernaderos están fuera del colegio y no querréis llegar tarde, ¿verdad?
—Tengo serias dudas sobre esa teoría —replicó James con el ceño fruncido.
—Yo me voy —declaró el de las cicatrices.
Y se fue. Peter correteó detrás suyo hasta que se perdieron de vista, pero James y Sirius los observaron marcharse.
Cuando la clase había empezado, abrieron la puerta de los invernaderos tranquilamente. Cuando la profesora los miró, fingieron estar muy cansados y sofocados, y Sirius dijo entrecortadamente:
—Lo sentimos, profesora, nos perdimos.
—No creo que necesitéis un mapa para saber que los invernaderos están fuera del castillo —replicó ella, seguidamente, ordenó:—. Sentaos.
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Los merodeadores: Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta
FantasiLos señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta les presentan... ¡el primer curso en Hogwarts de los Merodeadores! Los personajes usados en ésta historia son de la célebre escritora J.K Rowling. 😋