De vuelta a Hogwarts

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- Sabes que te voy a ganar - decía James mirando fijamente a Sirius.

- No, yo voy a ganar - dijo poniendo énfasis en "yo".

- Vas a parpadear tu antes, y lo sabes - le contestó James.

- No lo creo - le contestó Sirius. Casi inmediatamente le comenzó a aplaudir en la cara a James, que obviamente parpadeó.

- ¡Eso no vale! - chilló indignado.

- Se siente.

En ese momento estaban en el coche camino a King's Cross para reanudar su curso escolar, James llevaba su capa de invisibilidad en el baúl esperando ansioso ver a sus otros dos amigos para poder enseñársela.

- Ya hemos llegado - anunció Fleamont después de un rato de un casi fallido intento de aparco.

Los chicos bajaron corriendo del coche, cogieron sus baúles y entraron en la estación. Luego volvieron a salir, pues los padres del azabache seguían al lado del coche.

- ¡Vamos, vamos, vamos, vamos, vamooooos! - se impacientaba James, mientras Sirius esperaba a su lado, aguantándose la risa.

Los cuatro se apresuraron a entrar en la estación repleta de muggles y se pararon frente a una pared de ladrillos.

Los chicos cruzaron juntos la barrera del andén 9 3/4 con renovada emoción y se despidieron de los señores Potter, para después entrar al tren y buscar un compartimiento vacío.

- ¡Remus! - gritó James al ver a su amigo, con nuevas cicatrices, dirigirse a ellos.

- ¡Hola chicos! ¿Qué tal las vacaciones?

- Geniales - dijo Sirius, esa había sido la mejor Navidad que había pasado, en su familia no lo trataban muy bien...

- Tengo algo que enseñarte - anunció James, hablando de su capa de invisibilidad.

Los tres entraron al compartimiento y esperaron a que viniera Peter para sacar la capa del baúl.

A los cinco minutos llegó Peter, resoplando por el peso de su pesado baúl.

- Me ha costado encontraros - explicó Peter, resoplando aún.

- ¿Te ayudo, Peter? - preguntó Remus observándolo, medio preocupado, medio divertido.

- Sí - pidió el muchacho.

Ya instalados en el compartimiento Sirius y James cruzaron miradas, y con movimientos idénticos se lanzaron sobre el baúl de James y sacaron a estirones la capa de invisibilidad.

- ¡Mirad! - exclamó James emocionado.

- ¡Y alucinad con la gloriosa!... - le siguió Sirius.

- ¿Capa? - preguntó Peter, extrañado de que sus amigos montaran tanto escándalo por una simple capa... ¿de viaje?

- Pero eso no es de vuestra talla - observó Remus.

- ¡Porque es para más de una persona! - dijo James como si fuera lo más obvio.

- ¿Y para qué alguien querría compartir su capa con otra persona? - repuso Remus.

- ¡Porque no es una capa normal! - exclamó Sirius, subiendo y bajando las cejas, como si quisiera darles una pista a sus amigos.

- De eso ya nos habíamos dado cuenta - murmuró Peter.

- Chicos, ¿es que de tanta comida en Navidad se os ha aflojado el tornillo? - insinuó James.

- ¡¿Quieres decirnos ya que pasa con la maldita capa!? - gritó Remus exasperado.

Entonces James, que era el que estaba más cerca de la puerta se levantó, la cerró y se volvió a sentar.

- Es una capa de invisibilidad - susurró a su dos amigos.

Remus y Peter los miraron desconfiados, así que James tuvo que ponerse la capa para demostrar que no mentía.

- Increible - decía Remus admirando la capa, mientras pasaba sus dedos llenos de cicatrices por la fina tela.

Cuando ya llevaban más o menos un par de horas de viaje pasó la señora del carrito, y entre James y Sirius compraron comida para los cuatro, que les duró hasta llegar al castillo.

Nunca supieron cuánto rato estuvieron charlando y haciendo bromas (más bien planeándolas), pero pronto comenzó a oscurecer y los chicos debían ponerse las túnicas.

Al rato llegaron a Hogwarts, y se les hizo bastante extraño no ir con barcas cruzando el Lago Negro, pues fueron en carruajes tirados por nada (sí, nada tiraba de ellos, avanzaban solitos).

- Es extraño - comentó Remus.

- ¿El qué? - preguntó Sirius, aunque ya sabia más o menos cuál era la pregunta.

- Que nada tire de los carruajes.

- Eso no importa - les dijo James - Porque ya llegamos - añadió señalando el castillo, cada vez más cerca.

Los chicos bajaron del carruaje y se dirigieron a toda prisa hacia el vestíbulo de Hogwarts, pues por el camino se puso a llover mucho.

Ya dentro, fueron al Gran Comedor a cenar.

- ¡Godo gejaba de manoj etdo! - dice Peter con una alita de pollo, dos patatas, y un trozo de queso en la boca.

- ¿Eh? - preguntó Remus.

Peter tragó la comida que tenía en la boca y abrió la boca para hablar.

- Que... Cómo hechaba de menos esto - repitió Peter, de buen humor, cogió su vaso lleno hasta arriba de zumo de calabaza y bebió un buen trago -. Mmm...

Después del banquete subieron a la torre de Gryffindor, y aunque estaban cansados, se quedaron hasta tarde comiendo las golosinas que les habían sobrado en el tren y explicando cosas sobre las vacaciones.

Al día siguiente no había nadie que les arrancara las sábanas del cuerpo, pero, ¿qué se le va a hacer si la chucherías no les dejaron dormir por una sobredosis de azúcar?

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¡Por fin actualizo! No me matéis, es que tuve un periodo de: ahora mismo no se me ocurre nada sobre los merodeadores 🤔🙏🏻.

Lo siento muchísimooooooooo, a partir de ahora intentaré actualizar más seguidamente.

Éste espacio está dedicado a los comentarios en mi contra por mala autora 😞.

Bueno, ¡nos leemos! 😘😘😘😘😘😘

Los merodeadores: Lunático, Colagusano, Canuto y CornamentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora