thirteen: pt. 1.

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Día: 62.
Lauren P.O.V.:

Llegó el gran día.

Sentía entre una mezcla de emoción por verla y terror por lo que pudiese decir. En el mejor de los casos; volveríamos y quizás con algo de esfuerzo, nuestra relación sería mejor o igual que antes y en el peor... Acabaría todo. Definitivo.

Estuve lista desde las 5 p.m. y para matar el tiempo solo revisaba instagram una y otra vez, tomé algunas selfies, jugué con mis apps favoritas pero nada, nada lograría sacarme los nervios.

Toc, toc, toc... Sonó la puerta de mi habitación y de un salto me levanté a abrir, como era de esperarse estaba Dinah tras la puerta, la chica alta llevaba un sobretodo negro cubriendo un conjunto azul marino estilo empresario.

— ¿Irás así? — Fue lo primero que dijo al entrar y se dirigió directo a la cama, donde se acomodó como si fuese la suya mientras yo cerraba la puerta y me sentaba a su lado.

— Sí... ¿por qué? ¿crees que esté mal? — Se alarmó un poco ya que quería que fuese perfecto su reencuentro.

— No, no... — Hizo un ademán con la mano indicando que todo estaba bien y luego soltó una pequeña risa que ahuyentó los nervios de mí.

Según la descripción del lugar que Dinah me dio deduje que un vestido rojo ceñido al cuerpo cubierto, al igual que ella, por un sobretodo negro, estaba bien y en cierta parte le gustaba que Camz quisiese verla en un lugar de tan alto prestigio.

— Estás perfecta, Lauren. Le gustará mucho. Será perfecto. — Dijo pausadamente con la intensión de tranquilizarla y darle ánimos.

La pelinegra esperaba que sí y no quería que nada, ni siquiera los mensajes insistentes de Lucy lo arruinasen, aunque se sintió muy cruel al dejarla en "leído".

Duró unos minutos acostada junto a Dinah viendo a la nada y pensando en todo, cuando el vibrar de su teléfono la sacó de sus pensamientos.

(3) Mensaje de "Lucy :p".

Indicaba la pantalla junto a la hora: 5:46 p.m., buena hora para salir.

— Deberíamos ir saliendo. — Dijo Lauren tratando de calmar la emoción en su voz aunque sus ojos la delataban ya que brillaban con un furor inigualable.

Y así fue ya que las chicas bajaron con la excusa de que irían a un club cerca y regresarían el día siguiente en la tarde, nadie dijo nada ya que era costumbre. Se montaron en el carro de Dinah, un ferrari negro que les daba la privacidad necesaria para no llamar la atención de paparazzis en el camino.

Luego de unos minutos de viaje se estacionaron frente a un complejo muy alto; por fuera daba la impresión de ser un hotel muy lujoso, pero las luces y decoraciones poco llamativas te hacían cambiar de parecer, de vez en cuando se veía un grupo de escoltas (como mucho 5 personas) entrar y salir rodeando a algún famoso en busca de privacidad.

El entorno estaba tenso en ese momento, esperando en el carro, con los mejores temas de The weeknd sonando muy bajo al fondo... Ring, ring, ring, sonó el teléfono de Dinah y ambas se inclinaron hacia él.

Mensaje de "Kaki".

Dinah tocó la pantalla y se pudo leer en la pantalla una sola palabra que hizo a la pelinegra erizar la piel. "Llegué".

Alzó la vista y la buscó un momento, hasta que se encontró con una hermosa Camila que se dirigía a la puerta de entrada vestida con un elegante vestido azul rey, escotado en la espalda, con mangas largas y unas joyas muy sutiles colgando de su cuello. La observó de arriba a abajo, sus ojos verdes disfrutaron de las curvas de ese cuerpo tan añorado por un momento, hasta que, los escoltas la rodearon y la dirigieron a la entrada luego de verificar su tarjeta de residente V.I.P.

— Es la hora. — Indicó Dinah. — Suerte. — Siguió antes de volverse hacia ella para abrazarla.

Correspondió el abrazo. El momento no le daba para más. Ni siquiera respondió.

Tomó su bolso Gucci de mano, su iPhone y como preparación a lo que vendría, soltó un suspiro.

Abrió la puerta y se dispuso a reencontrarse con su amada.

***

Maratón: 1/?

Leído | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora