eleven.

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Día: 61.
Camila P.O.V.:

Los recuerdos espontáneos a lo largo del día; me queman.

La soledad de las noches antes de dormir; me hiere.

Las ganas de ir a buscarla y darle un beso; me sobrepasan.

Pero no. Como siempre una cosa o la otra, me cohíbe. Sí, esto no es bonito de ser famosa.

. . .

Tuve una de las largas e interesantes charlas con mamá sobre ese tema. Ya había ocurrido varias veces antes pero ésta vez hablábamos sobre los mensajes, los últimos y constantes mensajes de mi pequeña ojiverde, sufriendo y lidiando el dolor a su manera; buscando un culpable.

El culpable es el mundo mente cerrada que se enfrasca en que los solistas heterosexuales son más llamativos y que una relación entre dos mujeres del mismo grupo es un tabú, mal ejemplo o la excusa que quieran poner. A fin de cuentas, una mentira se convierte en verdad cuando la repiten hasta que te la creas.

En la charla con mamá entendí que, si bien ni ella ni yo ni ningún miembro de mi familia cercana podemos tener contacto con Lauren gracias a un contrato firmado cuando salí del grupo. Porque sí, hay contratos para eso.

Sí puedo contactarme con Dinah, Ally y Mani a través de un pseudonimo, qué, aunque es ilegal, no pasa nada si sólo ocurre una o dos veces.

Al momento de enviar ese mensaje sería... Kaki.

Mi madre me miró fijo a los ojos un momento: — Por favor, ten cuidado. — Luego extendió una caja en donde se podían apreciar las ilustraciones del teléfono que ésta contiene.

— Gracias. — Le besé la mejilla y la envolví en un abrazo.
— Sé que esto en lo que te involucro es ilegal, pero... La amo. — Dije aún abrazándola.

. . .

Una o dos veces.

Una o dos veces.

Una o dos veces.

Y así repetía una y otra vez en mi cabeza con el teléfono tamborileando en mis manos. Buscando las palabras correctas para que supiese que soy yo y que no bloqueen mi número, como usualmente hacen con los fans stalkers.

Las manos me sudaban y me mordía los labios con una fuerza tortuosa.

Jugaba con mi cabello y contaba mis respiraciones.

Intentos en vano de calmarme y concentrarme en las palabras correctas, ni más ni menos.

El mensaje sería para Dinah, quién por suerte, tiene un número que maneja un 70% y que me sé al derecho y al revés.

Juraría que al menos pasé 15 minutos re escribiendo una y otra vez mis palabras. Iría al grano: "Soy Camila y quiero ver a Lauren". Claro que, lo haría más en 'clave' ya que su teléfono también es monitoreado por mánagers y administradores de cuentas que bloquean actividades sospechosas.

Para: D.J

Titilaba en la pantalla hasta que tomé el teléfono con decisión y, media sonrisa en el rostro ante el recuerdo del apodo de Lauren.

Teclee ágilmente:

“Jane, aquí Kaki. Quiero ver al bombón, mañana, en nuestro lugar secreto. Espero no lo hayas olvidado. xoxo”

Y... Enviar.

Leído | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora