Día 19

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Pasó una semana desde que llegue, yo había mejorado, pero Cristina había empeorado bastante, había adelgazado mucho, a ponerse más pálida. 

Después de miles de pinchazos, análisis de sangre, cambios de vía, de sueros, de la comida de mierda que ponen, de darme mil y una vueltas en pijama por la planta... llegó la hora de la despedida, me daban el alta del hospital, me hicieron una despedida que se la deseo a todo el mundo, Cristina, me regaló una guitara pequeña echa por ella con materiales reciclados, los enfermeros me dieron la enhorabuena y decían que me querían ver otra vez, pero no en esas condiciones. 

Tenía que volver dentro de tres semanas para hacerme un análisis, para ver como iba. 

Era el día de volver, volver a ver a los médicos y sobretodo de tener la posibilidad de encontrarme con alguien de mis compañeros de la sala de juego o con Cristina. 

No me encontré con ninguno de ellos. A la semana siguiente tenia que volver para los resultados. 

Me dieron buenas y malas noticias:

- María, desde la última vez has mejorado muchísimo, me alegro mucho por ti, has sabido luchar y no rendirte en nada, has sido una luchadora, no te has hundido en un mar de lágrimas, has recuperado todas tus plaquetas en muy poco tiempo, eso es un logro después de todo lo que pasaste. - me dijo mi médico

- Por cierto, ¿sabe algo usted de Cristina?

- Te preocupas más por los demás que por tu propia vida. Cristina murió hace dos semanas. Dijo que habías sido la compañera que mejor empatizó con ella, se alegró de tenerte de compañera, y sobretodo el día que te fuiste se quedó mal, pero a la misma vez se alegraba muchísimo por ti, porque lo habías superado. 


Recuerdos de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora