Capítulo trece

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Razón número diecinueve para superar a Justin Bieber; Por lo más sagrado del mundo, nunca le den una sopresa a Justin, su nivel de ansiedad es tan grande, que puede llegar a orinarse en sus pantalones:).

Reí al ver la nueva publicación en mi blog. Luego de mentir y dejar todo claro frente al Decano, Justin ni siquiera abrió la boca, solamente salió corriendo en dirección a su habitación.

Lamentablemente creo que fui la única que vio sus pantalones mojados, porque el Decano solo hablaba sobre la irresponsabilidad de los estudiantes y Marta observaba sus uñas.

Todo aquello había ocurrido ayer, cuándo llegué a mi habitación, solo caminé hasta mi cama y me lancé allí, cayendo dormida. No desperté hasta hoy, a las seis de la mañana ya estaba desayunando, mientras observaba los comentarios en mi blog.

Melanie salió del baño ya duchada, me sorprendí al verla tan temprano ya lista y sin nada que reclamar.

—Quiero desayunar algunos pastelitos o cup cakes, acompáñame al cacino, por favor —sacó su labio inferior y junto sus manos.

—Está bien —rodeé los ojos.

Ella chilló emocionada y corrió en busca de su bolso, el mío ya lo traía conmigo, en menos de cinco minutos, ya estábamos saliendo de nuestra habitación.

Cuándo llegamos, ella fue a comprar su desayuno, cómo también un pastelito para mi. Según ella, era mi recompensa por acompañarla a desayunar.

La acompañaré todos los días sí me sigue pagando de aquella manera.

Ella llegó, entregándome mi pastel repleto de crema, cuándo iba a dar el primer bocado, observé cómo Hoween hacía ingreso al cacino.

Rayos, Hoween.

Bien, comenzó el momento de motivar a Melanie.

—¿Mel? —la llamé.

—¿Mhm? —contestó, concentrada en su desayuno.

—¿Qué piensas de Hoween Moon? —pregunté, intentando sonar normal.

—Uh, un chocolate viviente —respondió, mordiendo su labio inferior.

—¿Qué? —reí, golpeando mi frente. Ésta chica no puede ser más tonta.

—Ya sabes, un chocolate. Sabroso, rico, exquisito —suspiró, agitando su mano frente a su rostro.

—Es extraño que no hayas intentando algún movimiento con él —enarqué mi ceja, observándola.

—¿Quieres cojértelo?

Sí tuviera algún líquido en mi boca, lo escupiría en dirección al rostro de Melanie.

Rodeé mis ojos, agitando mi cabeza. Es impresionante cómo una conversación cualquiera con Melanie puede terminar en sexo o algo relacionado con aquella palabra.

—¡Por supuesto qué no! —exclamé, fingiendo un escalofrío.

Bah, creo que exageré. Debo de admitir que Hoween es un hombre con todos mis gustos.

—Bien, comprendo —asintió—. Quieres acercarte a él para así poder acostarte con Justin.

—¿Podrías dejar de pensar en sexo aunque sea por unos minutos? —pedí, intentando de no perder la cabeza.

—¿Cuál es el punto de toda ésta conversación?

—Según yo, harías bonita pareja con Hoween —me encogí de hombros, luciendo despreocupada.

—¿De verdad lo crees? —habló con rapidez, sentándose correctamente.

Misión cumplida. Traigan ya mi Grammy y mi monumento háganlo afuera de mi cuarto. Por nada.

—Claro que sí.

—En menos de dos meses, pasaré por los pasillos tomada de la mano del galán de la universidad —agitó sus pestañas y arregló su cabello—. No te preocupes por sí no llego a clases —se marchó, guiñándome un ojo.

No quiero pensar el porqué de su aucencia en clases. Aunque tengo mi cabeza sana, soy un ángel y debo de ser monja.

—Uff, ya estaba deseando que sé fuera —tomó asiento a mi lado y dejó caer su brazo al rededor de mi cuello—. De igual modo me iba a acercar a ti.

—Deberé de comprar un repelente de insectos, para así alejarte de mi —contesté, sonriendo con inocencia.

—Cada vez me conquistas más con tus palabras —habló irónicamente.

—Nadie quiere conquistarte, Justin —bufé, alejándome de él.

—Sé que en algún momento caerás en mis pies.

—Solo caeré cuándo me empujes o algo por el estilo.

—Es que tú no sabes recibir cumplidos —se quejó, cubriendo su rostro con ambas manos.

—Y continuaré así —sonreí orgullosa de arruinar cada coqueteo.

Él guardó silencio y realmente se lo agradecí. Observé mis pastel intacto, creo que en él apareció una boca, la cuál me susurraba; cómeme.

Oh, pastelito, por supuesto que lo haré.

Cuándo lo tomé, una rubia con grandes sandías en su cuerpo, se acercó a nosotros dando brincos de emoción. Creo que nunca vi a dos pelotas rebotar tanto.

—¡Justin! —chilló, santo cielo, su voz se escucha cómo un verdadero silvato—. Cariño, el sábado haré una fiesta por mi nuevo look —sonrió y observó por unos segundos sus pechos.

Esperen, ¿hará una fiesta por su nuevos melones? Y yo creí que Justin era bastante estúpido.

—Cuenta conmigo, dulzura.

—Perfecto, será en mi casa, a eso de las once, puedo compartir mi habitación sí deseas quedarte hasta tarde —coqueteó, agitando con rapidez sus pestañas y haciendo un extraño movimiento que hizo favorecer a sus pechos, ya saben, agrandándolos.

—Lo tendré en mente —sonrió.

—Puedes ir también... Uhm, ¿Quién eres?

Vale, me sorprende que notó mi precencia, pero no me sorprende que haya preguntado por mi nombre.

Cómo dije, nadie me conoce.

—Arizona —susurré, aún con mi pastelito en mi mano.

—Bien, Arizona, también puedes ir —saltó nuevamente y en aquél entonces creí que sí ella vuelve a saltar, una sandía estaría más abajo que la acompañante. No bromeo.

—Sí, Bianca, creo que no deseas tener gente cómo Arizona en tu fiesta —Justin abrió su boca, luciendo triste.

—¿Por qué lo dices?

—Es una amargada total, solo irá a la fiesta para después llamar a la policía o tal vez se acerque al dj para decirle que baje el sonido de la música —se encogió de hombros—. No la invites —susurró.

Y no dudé en lanzarle mi pobre pastelito en su rostro, Bianca chilló espantada, Justi guardó silencio y yo sonreí orgullosa.

—No te golpearé, pero sí continuas hablando así de mi o solo colmando mi paciencia, algo similar te ocurrirá.

—Bien, es bueno que quieras lanzarme algo dulce —lamió sus labios, saboreando la crema de aquél pastel—. Ya sabes, así puedo darme una idea del sabor de tus labios.

Maldito idiota, necesito algo asqueroso para lanzarle.


Guía para superar a Justin Bieber [ j.b ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora