Capítulo veinte

3K 433 93
                                    

—Por favor, sólo consédeme éste deseo, te dejaré en paz, pero realmente quiero ir por él —siguió insistiendo Justin, mientras jugaba con mi cabello, jalándo de él.

—Justin, basta, tengo que estudiar —repetí, rodando mis ojos.

—¡Descansa por unos minutos! Te hará bien despejar tu mente, además, invitaré yo —sacó su labio inferior y me observó con sus brillantes ojos mieles.

—Luces cómo una chica embarazada cuándo tiene antojos.

—¿Eso es un sí? —preguntó, juntando sus manos.

—Está bien, vamos por tu maldito helado de chocolate —cedí, cerrando mi libro y levantándome de mi cama.

—¡Gracias!

Luego de eso, sólo observé el rostro de Justin muy cerca, tan así, para dejar un corto beso en mis labios.

—No hiciste eso —murmuré.

—¿Hacer qué? —sonrió levemente, pero su sonrisa se desvaneció cuándo sintió mis golpes con mi libro sobre su cuerpo—. ¡Bueno, bueno! ¡Lo siento, mujer!

—¡Maldito idiota, te coseré la boca!

—¡No podré comer helado sí lo haces!

—¿Me importa? ¡No!

—Basta, ya entedí —rió, tomando mis manos, así evitando los golpes.

—Cómo te detesto.

—Me halagas.

Él salió de mi habitación, lo seguí, aún quejándome y maldiciéndolo.

—Ojalá quién prepare tu helado haya ido al baño y no sé lave las manos, para luego con ellas servirte el helado —gruñí, caminando a su lado.

—Eso es asqueroso.

—Me alegro —dije, sarcásticamente.

—¿Sí te beso nuevamente guardarías silencio? —se detuve, cruzando brazos y girando para así estar frente de mi.

Enarqué una ceja y copié su acto, cruzando mis brazos, me acerqué a él.

—¿Sabes lo que haré? —él negó con rapidez y observó detalladamente cada movimiento que hacía—. Espero que lo disfrutes.

Y realmente no sé cómo lo logré, pero utilicé todas mi fuerza y lo empujé, haciendo que cayera de espalda contra el suelo.

Él sé quejó, y yo solo me reí, mientras lo observaba en el suelo.

—Ari, no —cerró sus ojos, sentándose en el césped.

—¿Qué? —continué riendo de su desgracia.

—¡Había mierda en el suelo! Acabo de manchar mi playera con mierda —lloriqueó, intentando ver la gran mancha que su espalda poseía.

Les juro que intenté no ahogarme con mis carcajadas. Él sufría y yo me divertía.

—Dios mío —susurré, intentando controlárme—. Tío, tú sí que tienes mala suerte.

—¡Fuiste tú quién me lanzó contra el suelo!

—¡Tú querías ser pervertido conmigo!

—¡Admite que querían besarme!

—¡Por supuesto qué no!

Él soltó un fuerte suspiro, se levantó y nuevamente intentó ver su mancha, pero al estar a sus espaldas, no lo consiguió.

Guía para superar a Justin Bieber [ j.b ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora