Capítulo doce

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—Déjame ver sí entendí —hablé, apoyando mis manos en la mesa—. Quieres que te ayude con Melanie, porque hace más de un año te gusta, es decir, mientras que estaba con tu mejor amigo te gustaba ella, siendo que Justin era una mierda en su relación y tú lo sabías pero no hacías absolutamente nada —él asintió con rapidez—. ¡No tiene lógica! Te gusta, y sabías el daño que Justin le hacía, aún así, no le dijiste nada.

—Justin es mi mejor amigo de la infancia, crecimos juntos —explicó—. No le diré que me gusta su novia. Además que, tampoco haré algo que dañe su relación, cómo dije, él es mi mejor amigo.

—Wow, y yo trato a Melanie de puta y zorra —me sorprendí al escuchar sus palabras—. Creo que soy un asco de amiga.

Él soltó una carcajada y negó.

—Son amistades distintas, puedo ver que sé quieren demasiado —se encogió de hombros—. Sí tú no la quisieras, no estarías haciendo aquél blog.

¡Claro! El blog, ya sé me estaba olvidado el porqué estaba junto a Hoween en el comedor de la universidad charlando.

Bueno, lo que me pide Moon es sencillo, Malanie es la chica más coqueta que conozco, solo debo de decirle algunos cumplidos sobre Hoween y ella ya estará en busca de atención.

Sencillo, Hoween estará feliz y en una posible relación, mientras que yo seguiré escribiendo en mi blog.

Todos felices.

—Acepto —respondí.

—¿Aceptas que estás loca por mi? —susurraron en mi oído.

Rodeé mis ojos y levanté mi puño, que iba directo a su lindo ojo izquierdo, sin embargo, Hoween pudo reaccionar a tiempo y tomó mi mano, impidiendo el golpe.

—¡Cómprate una vida, Bieber! —chillé, soltándome, me levanté y caminé, saliendo de allí.

Justin realmente me desespera, me gustaría cortar su cabeza y colgarla en mi habitación, para observar su cara de sufrimiento.

Está bien, eso sonó diabólico.

—Arizona, no podrás escapar de mi —escuché unos rápidos pasos acercarse.

Ay, no. No quiero hablar con él, no quiero su estúpida presencia cerca.

Piensa rápido, piensa rápido.

Y lo único que logré hacer, fue lanzarme hacia el suelo, fingiendo estar muerta, o algo así.

No te rías, no te rías.

Escuché el chillido de Justin y noté cómo también se lanzó al suelo, pero él obviamente estaba conciente.

—¡Ay Dios mío! —exclamó, cómo toda drama queen—. ¡Creo que la acabo de matar con mi belleza!

No lo golpees, no lo golpees.

—¿Qué hago? —se preguntó, en estos momentos deseaba ver su rostro de espanto—. ¿Respiración boca a boca?

¡No, maldita sea, no!

—¿Alcohol en su nariz? —probó, nuevamente—. ¿La debo de ir a enterrar?

¿Pero qué rayos? Jesús, no sé cómo Justin Bieber llegó a la Universidad.

—¡Señor Bieber! —gritaron, y por su grabe, pero a la vez graciosa voz, pude identificar que sé trataba del Decano—. ¿Qué acaba de hacer?

—Me gusta su color de cabello, Decano.

—¡Son las canas, muchacho! —respondió, notándose enfadado—. No lo esperé de usted, Bieber.

Guía para superar a Justin Bieber [ j.b ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora