Capítulo 4. Al Fin Llegó.

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Me levanté en la mañana percibiendo, además de soledad en la habitación, un rico olor a hot-cackes. Bajé para serciorarme de qué se trataba ese olor, entré a la cocina y al fin vi a Mark, preparando sus hot-cackes, él tiene una gran habilidad para cocinar, cocina delicioso.

-Al fin despertaste- Rose dijo entre risas viendo mi cabello despeinado.

-Justo a tiempo al parecer- me senté en el comedor junto a ella.

-El desayuno está listo- Mark venía con un plato lleno del desayuno en una torre.

Nos dispusimos a comer cada uno, al finalizar nos fuimos cada uno a su casa y después al trabajo de cada uno. Al llegar a mi departamento tomé una ducha, al salir revisé mi reloj de pared, el cual marcaba las siete de la mañana, ya se me estaba haciendo tarde. Salí corriendo como pude y arranqué mi auto al acto, pensando en que hoy debía cubrir horas extra.

***

Me levanté gracias a la luz del sol, y automáticamente vi en mi reloj de mesa que son las tres de la tarde, dormí demasiado. Me levanté y asee, bajé a tomar el desayuno, el cual tomé con calma, en el proceso una voz clama mi nombre.

-Michael- esa voz, Lisa. Sonreí al instante.

Comencé a escuchar más ruidoso el taconeo de sus zapatos hasta que la puerta del comedor se abrió y dio paso a una linda silueta.

-Lisa- susurré apenas con un hilo de voz

Tardé más en incorporarme de pie, que ella tomandome entre sus brazos y yo correspondiendo.

-Dos meses es mucho tiempo- escuché resonar sus palabras en mi pecho

-Pero ya se han diluido, ahora estamos juntos- olí su cabello, ese olor que penetraba hasta lo más profundo de mi ser y no tenía muchas ganas de que se fuera

Con el dolor de mi alma, me separé de su cuerpo con delicadeza y vi cómo brillaban esos ojos color esmeralda al verme, todo es verdad, lo que ella me dice es verdad.

-Te extrañé demasiado- me estremecí, como si fueran las únicas palabras que necesitaba escuchar en ese momento.

-Yo más a ti, pequeña- respondí totalmente seguro de mis palabras.

-¿Qué te parece si celebramos tu regreso con un paseo?- preguntó tomando mi mano.

-Me parece perfecto- sujeté con ligeramente más fuerza su delicada mano.

Y salimos corriendo del comedor con mi 'desayuno' si así se le puede llamar, a medio terminar, espero que Jennifer, mi cocinera, no se enoje mucho.

Salimos a caminar por todo Neverland, subimos a las atracciones, vimos películas en el cine, jugamos un poco, hasta que el sol dejó su luz de lado en un crepúsculo y subí a un árbol, al sentir que nadie me seguía me giré hacia abajo.

-¿Qué pasa, linda?-inquirí aún tomando con fuerza el árbol para evitar caerme.

-Es que... Pues... Le temo un poco a las alturas- un color cálido precioso comenzó a subir por sus mejillas.

-¿Y por qué en las atracciones, no tenías miedo?-

-Porque estabas a mi lado- mi alma se ablandó al ver cómo comenzaba a jugar con sus dedos como niña pequeña.

-Aqui sigo, ven te ayudo a subir- baje de nuevo y la tomé de la mano ayudandola a subir con cuidado, hasta llegar a la sima.

-Es precioso- dijo observando el panorama

-No más que tus ojos- le dije y me sonrrojé al acto, me acerqué a ella.

-Yo creo que los tuyos son más bonitos- soltó una risita y mi sonrrojo creció, nos acercabamos más.

-No, yo creo que tus labios son más dulces- dije ya cuando nuestros suspiros se fusionaban en uno sólo, lamí mis labios y mordí el inferior, ella me imitó, ambos cerramos los ojos y justo antes de rozar nuestros labios se escuchó un grito llamarme.

-¡¡Michael!!- odié por un segundo esa voz, pero al percatarme de quien provenía, debí detenerme.

-Tengo que atender Lisa-musité aún con los ojos cerrados.

-No te preocupes, además ya es tarde y debo ir a casa, mamá debe estar preocupada- rió.

Bajamos del gran árbol con cuidado, mientras baja ella miré su bonito trasero, sonreí.

-¿Qué ves?- me pregunta con picardía.

-¿Ver? Nada... Sólo te veo a ti, preciosa- mordí mi labio inferior y me abrazó por el cuello.

-¿Seguro? Porque hay más qué ver- toca mi pecho sobre la tela de mi camisa.

-Espero algún día poder verlo-

-Te sorprenderás- mordió su labio inferior.

-No calientes lo que no te vas a comer- dije en modo de regaño.

-¿Quién dijo que no me lo voy a comer?- tomó mi mano y me llevó hasta la entrada.

Me despedí de ella con un beso en la mejilla y la vi alejarse en un auto negro. Volví a la casa y en la estancia ya estaban esperando por mi, unos rizos, elegancia y, según mucha gente, mi versión femenina, Janet...

Hola a todos, gracias por el apoyo, en serio lo valoro mucho. Gracias enserio. Los quiero mucho.

-Sweet

La Doctora De Jackson - MJH #MJacksonAwards2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora