La prometida del Alemán (R#6) [Prometidos #1]

2. Esa palabra no existe

Violette

Inglaterra - dos días después

La música retumba en mis oídos, un divertido baile sensual arriba del escenario del boliche y mucho pero que demasiado alcohol.

―¡Cómo amo la fiesta! ―grito muy alegre y levanto los brazos animada. Bajo los escalones y me tiro al primer hombre lindo que veo―. ¿Quieres que te haga un baile privado? ―Lo seduzco y él acepta, como todos.

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Salgo de la habitación del hotel y camino alegre hasta la mansión Lovelace. Llamaría a mi limusina, pero terminaría revolcándome con el chófer, las mucamas dijeron que está bien guapo, entonces nunca llegaría a destino y al pobre lo asesinarían después. Me daría lástima.

Llego a casa y mi padre me está esperando en el living. Frunzo el ceño, me parece extraño, así que pregunto lo único que se me cruza por la cabeza.

―¿A quién hay que matar? ―Sonrío.

Él se ríe.

―No tengo trabajo para ti hoy, My Violette.

Bufo.

―Qué aburrido. ―Saco mi arma―. Ya tenía esta preparada ―exclamo alegre―. ¡Bang! ―Jugueteo con mi revolver.

―Mañana vendrá alguien importante y quiero que estés en casa ―aclara tranquilo.

―No entiendo ―expreso confundida―. ¿Quieres que mate a alguien sí o no?

―No, esta vez no tendrás que asesinar a nadie. ―Continúa alegre.

―Pero si soy buena matando. ―Levanto una ceja―. ¿Qué otra cosa quieres que haga?

―Casarte, por ejemplo.

Está de broma, ¿verdad?

―Esa palabra no existe para mí ―expreso furiosa y me largo.

Definitivamente esto es un chiste de mal gusto.