La prometida del Alemán (R#6) [Prometidos #1]

47. Un saco de papas

Pietro

No dejo que Violette esté llorando en el suelo, cuando me percato de la presencia del enemigo. La hago pararse, agarrándola del brazo y con mi otra mano preparo mi arma.

Le disparo al primer atacante.

―Hay que movernos ―aclaro y ella asiente dando a entender que también se ha dado cuenta de la situación.

Salimos del pasillo principal y nos escondemos detrás de una de las paredes del hotel.

―¿Son muchos? ―pregunta la castaña que todavía se nota agitada y triste.

―Cálculo tres o cuatro, pero creo que hay más. ―Espío a un costado―. Hay que moverse.

―¿Acaso no puedes matarlos y ya? ―Rueda los ojos.

―No estamos en zona segura, debemos ir en busca de nuestros aliados aquí en Francia, antes de hacer cualquier movimiento.

―Me aburres. ―Baja la vista.

―Olvida los insultos y prepárate para moverte ―la reprendo.

―Déjame en paz.

―¿En serio me vas a hacer un capricho ahora? ―Levanto una ceja.

―No estoy de humor.

―Entiendo que tienes que hacer tu duelo, pero...

Frunce el ceño.

―No entiendes nada. ―Se agacha y abraza sus rodillas―. Déjame sola.

―¿No vas moverte?

―No.

―De acuerdo. ―La agarro del brazo otra vez.

―¡¿Qué haces?! ―Se sobresalta cuando la alzo hasta mi hombro y patalea―. ¡Bájame, no soy un saco de papas!

Sonrío.

―Actualmente sí.