La prometida del Alemán (R#6) [Prometidos #1]

11. Sé todos tus trucos

Pietro

Mantengo los ojos cerrados, pero lo veo venir. Es decir que lo puedo presentir. Estoy alerta. Noto el cuchillo cerca de mí y sonrío cuando lo esquivo. Doy una vuelta y bloqueo su ataque, poniéndome encima.

Aprisiono sus manos y veo su mirada de odio, pero yo sigo tranquilo.

―¿Cómo me descubriste? ―pregunta ella desconcertada.

―Ya has intentado matarme antes, Violette, sé todos tus trucos.

―Ah, ¿sí? ―dice sensualmente y acerca su rostro al mío―. ¡¿Y qué tal este?! ―Logra zafarse y darme una patada, lo que provoca que me caiga de la cama. Agarra el cuchillo, entonces se tira a matarme. Forcejeo con su mano―. ¡¿Por qué no te mueres?! ―grita molesta.

―Porque tarde o temprano, las tarjetas caducarán y no podrás utilizar ningún mísero centavo.

―¡Ag! ―Se levanta de sobre mí y tira el cuchillo―. Cómo me irritas.

―¿Por qué digo la verdad? ―Me paro del suelo, entonces la observo levantando una ceja.

―¡No! ―Me mira fijo―. Por ser tan... pues... ¡Tú! ―Me señala de arriba abajo rápidamente.

―Sí, sí, eso mismo.

―¡No te soporto! ―me grita―. ¡Me acabas la paciencia!

Me río.

―Creí que ya la habías perdido.

Bufa.

―Ojalá te hubiera asesinado.

―¿Aquí? ¿Entre un montón de mafiosos alemanes? Los cuales necesitan mi influencia ―agrego y me hago el que pienso―. Mm, creo que no lo pensaste bien.

―¡Me importan un comino tus amiguitos! ―Agita las manos―. ¡Necesito una solución a este estrés! ―Camina de un lado para el otro, demostrando su malhumor.

―¿Qué estrés? ―me burlo―. Si ni siquiera empezamos, aún queda para llegar a casa.

―Dirás tu casa. ―Rueda los ojos―. ¿Qué más hay que hacer? ¿Cómo qué ni siquiera empezamos? ―Su rabia aumenta―. Ocupas todo mi tiempo ¡Te mataré! ―amenaza.

―Ya lo intentaste y además, si tanto quieres irte ―Señalo la salida―, ahí está la puerta, vuelve a tu país y trabaja para tu mafia.

―¡¿Estar a la sombra de Brayton?! ―exclama indignada―. ¡Ni muerta! ―Aumenta la voz.

―Pues entonces vamos a dormir, que me tengo que levantar temprano. ―Me acuesto en la cama y me tapo.

Se hace un silencio que parece eterno y entonces oigo un portazo.

Ya volverá.