Tokio | (Viktuuri)

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Este capítulo contiene contenido adulto, leer bajo la responsabilidad de cada uno. 

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27 de julio de 1993, Tokio (Japón)

Viktor hizo una mueca y miró a Yuuri. Él estaba respirando de forma agitada, con el cuerpo ligeramente inclinado y apoyando las manos en sus rodillas. Tosió un poco y se enderezó, mirándolo a través de sus gafas.

—Viktor... —dijo con dificultad—. ¿Puedo pasar?

El nombrado se apartó, dejando que el japonés atravesara la puerta de su habitación de hotel. Cerró el pórtico y observó la espalda de Yuuri, con cautela, preguntándose qué hacía allí y porqué estaba tan agitado. ¿Había corrido o algo? Viktor se abrazó a sí mismo y se acarició el brazo con algo de nervios. ¿Por qué Yuuri estaba justo frente a él, observando la habitación en la que se hospedaba desde hacía unas horas? El nipón se giró abruptamente, el ruso dio un respingo ante la profunda mirada de Yuuri. Él suspiró.

—Me... —empezó a decir y se quedó callado.

Viktor ladeó la cabeza interrogante.

—Me he enterado de... bueno...

El joven de cabellos plateados apartó la mirada y la bajó. Se mordió el labio sin saber qué decir y se abrazó más a sí mismo. Asintió.

—¿Estás bien?

Viktor lo miró y arqueó una ceja, pensando en si Yuuri de verdad había hecho esa estúpida pregunta. El japonés hizo una mueca y bajó la mirada. Viktor suspiró. La situación no podía ser más incómoda. Vio como Yuuri se rascaba la nuca, en un gesto nervioso. Bajó los brazos, pasó por el lado del japonés y se sentó en la cama.

—Puedes... —su voz salió ronca. Carraspeó para intentar que sonara más clara—...ponerte donde quieras.

Yuuri escogió sentarse en la cama, justo a su lado. Todo era silencio. Yuuri no sabía qué decir y Viktor no quería hablar. No entendía porqué. Después de cuatro días, había vuelto a aparecer, justo cuando había roto con Matías. Seguramente su madre le había dicho que estaba ahí. ¿Qué es lo que quería?

—Hoy he ido a... buscarte —dijo Yuuri—, a casa.

Viktor no contestó y Yuuri continuó hablando.

—Entonces, mi madre me ha explicado la situación... lo de Matías con Mari y yo... realmente, lo siento. Siento mucho todo esto, no me esperaba que mi hermana fuera capaz de hacer algo así y no... —Yuuri soltó un bufido—. Y, ahora, se han fugado... no entiendo porqué harían algo así y...

—Por favor —musitó Viktor—, deja de hablar de ellos.

—Mierda, lo siento...

Viktor negó con la cabeza y soltó un suspiro. Iba a decir algo cuando el teléfono empezó a sonar, sobresaltando a ambos chicos. El ruso cogió el aparato y se lo llevó a la oreja. Era el recepcionista, preguntando si deseaba que alguien le llevara comida. Él negó y dio las gracias. Últimamente comía muy mal, solo dormía. Si sus padres lo descubrieran, seguro que le caería una buena bronca.

—¿Ahora qué harás? —preguntó Yuuri refiriéndose a su viaje.

—No sé —contestó encogiéndose de hombros y con un tono lúgubre—. Seguramente adelante el vuelo de septiembre y me marche a casa.

Viktor bajó su mirada a sus manos posadas en su regazo.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Yo ya no tengo nada que hacer aquí. Mi ex novio se ha fugado a otro continente, mis padres están en Moscú y estoy completamente solo, no tengo a nadie... —respondió con su voz quebrándose poco apoco.