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28 de agosto de 1993, Barcelona (España)

Yuri Plisetsky se acercó a los buzones del recibidor de su edificio. Natalia le había pedido que cogiera las cartas, que quizá había alguna de Viktor. El día de antes había llegado de Rusia y aún se sentía un poco cansado. Menos mal que era verano y estaban de vacaciones. Aún faltaban unas semanas para volver a las clases de la universidad. Abrió el buzón y encontró varios sobres. Los cogió y los observó, mientras esperaba que viniera el ascensor. Vio que eran dos facturas y dos cartas de Viktor. Una era para el matrimonio Nikiforov y la otra, para él. Frunció el ceño, su primo siempre mandaba la misma para los tres.

Abrió el pórtico del ascensor y entró. Marcó el número tres y subió. Cuando llegó, abrió la puerta y picó el número seis. Era una manía que tenía para que el ascensor no se quedara en su planta. La cerró y abrió la del piso donde estaba viviendo. Saludó a sus tíos y les pasó los sobres. Natalia sonrió al ver que había una carta de su hijo. El rubio fue hasta su habitación y se tumbó en la cama. Abrió el sobre y cogió el papel que había dentro.

"Querido Yurio:

¡Hola! ¿Cómo estás? Supongo que ya habréis llegado a casa después del viaje a Moscú. ¿Qué tal ha sido? ¿Cómo se encuentra la familia? ¡Ay! La verdad es que me sabe fatal no haber ido... espero que tus padres y el abuelo puedan perdonarme, el año que viene prometo ir.

Yurio, ¿recuerdas cuando te dije que iba a cortar la relación con Matías después de llegar a Barcelona? Bueno, pues... ¿sabes? Él rompió antes conmigo. La verdad es que no fue... agradable y mucho menos las circunstancias que nos llevaron a cortar. No es algo que debería contar por una carta, pero quiero que tú lo sepas. Por favor, no se lo cuentes a nadie, sobre todo a mis padres.

Me encontré a Matías acostándose con la hija mayor de los Katsuki, la hermana de Yuuri. Fue... ¿impactante? No lo sé. Al parecer, han estado enamorados siempre y, bueno... Matías dijo que solo había salido conmigo para saber qué era estar con un hombre. Después se fugaron a otro continente. Si te soy sincero... no me importa que se haya acostado con ella, me da exactamente igual. Lo que me duele es el tiempo que he perdido con él y no haberos hecho caso antes a ti y a papa. Lo siento.

Ahora... bueno, ahora estoy viviendo con Yuuri. Estamos saliendo. Sí, sé que es muy repentino pero... no sé, soy feliz junto a él. Me gusta. Me gusta muchísimo. Y me he estado planteando un par de cosas. Aún no es seguro, pero...

Quizá me quede en Tokio a vivir con él.

¡No es seguro, eh! Así que no te asustes, jejeje. Pero creo que estoy enamorado de él y que podría estar con Yuuri toda la vida. Ahora mismo estoy un poco confundido, solo sé que lo quiero mucho. Igualmente, dentro de varios días te enviaré otra carta, explicándote más cosas o si tienes que venir a buscarme al aeropuerto o no.

Por cierto, te invitaré a comer un día de estos como agradecimiento.

Te quiero,

Vitya <3"

Yuri se levantó furioso de la cama y tiró la carta al suelo. ¿Su primo estaba loco o qué? ¿Cómo iba a quedarse a vivir con un cerdo que le había robado el nombre y que, encima, lo había conocido de cuánto? ¿Dos meses? ¿Tres? En esos momentos, el rubio maldijo que su primo fuera un idiota enamoradizo. Ese desgraciado de Matías... se las iba a pagar muy caras un día de estos.

Imbécil de mierda —musitó con los dientes apretados.

Cogió la hoja del suelo y frunció el ceño, mirando las palabras rusas que estaban escritas. Soltó un bufido y la escondió en uno de los cajones de su escritorio. Ahora, realmente, no podía hacer nada. Solo tenía que esperar unos cuantos días más, hasta recibir otra carta de Viktor, diciéndole si iba a quedarse en Tokio o si tenía que ir a buscarlo al aeropuerto. Chasqueó la lengua y Yevgeniy entró en su habitación. Miró a su tío.

Tokio | (Viktuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora