Tokio | (Viktuuri)

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Unos 23 años después...

14 de julio de 2016, Barcelona (España)

—¡Me estás poniendo muy nervioso, tío Yurio! ¡¿Quieres estarte quieto?!

Lucas Nikiforov, sentado en el sofá de la sala de estar, observó con nerviosismo al rubio ir de un lado a otro. Estaban preparando la fiesta de cumpleaños de su prima pequeña, Zhenya, que cumplía once años. El padre de la pequeña, Yuri Plisetsky, no dejaba de dar vueltas por el gran comedor de la casa. Eran las cuatro y media de la tarde, y en una hora llegarían los amigos de la niña. Estaban invitados cinco de sus compañeros y los padres de éstos, pues tenían una estrecha relación con Lisa, la esposa de Yuri y madre de sus dos hijas. Irina, la mayor de diecinueve años, estaba de viaje en China con los tíos de Yuri.

—¡No puedo calmarme! —exclamó el hombre rubio de cuarenta y un años de edad—. ¡La gente va a venir y mira como está el comedor! ¿¡Dónde está Lisa!?

El chico de veinte años se tapó la cara y bufó con frustración. Pasó una mano por su castaño pelo y abrió sus ojos azules. Su tío lo superaba. Negó con la cabeza y se recostó en el sofá. Yuri seguía gritando que dónde estaba su esposa.

—Tío Yurio, no deberías ponerte tan nervioso. La tía Lisa está arriba, ocupada poniendo guapa a Zhenya —dijo una voz femenina.

Lucas miró a su hermana melliza. Sunshine Nikiforov sonrió abrazando a su tío por la cintura y apoyó la cabeza en el hombro del rubio. Era igual de amorosa que su padre. La chica se separó y miró a su hermano, con esos ojos igual de azules que los de Lucas. Se hizo un moño bajo en su largo y rizado cabello plateado y sonrió con malicia, agarrando el mando de la televisión de plasma que el matrimonio Plisetsky tenía en su casa.

—¡Ni se te ocurra! —exclamó Lucas, aunque le daba mucha pereza levantarse del sofá.

—¿Y ahora qué? —Yuri frunció el ceño.

Sunny, como todo el mundo la llamaba, puso el canal de YouTube. En la barra escribió el nombre de BIGBANG y la movida canción de Fantastic Baby empezó a sonar... a todo volumen. La chica alzó los brazos y empezó a saltar. Yuri pegó un grito con exasperación y se fue del comedor. Lucas se levantó para intentar quitarle el mando a su hermana.

Lucas y Sunshine surgieron de un pequeño desliz que tuvo su padre con Noelia, la que había sido mejor amiga del hombre en sus años de juventud. Eran jóvenes, estaban sumamente borrachos y el chico quería saber cómo era estar con una mujer. No contaron con el pequeño momento de ponerse un preservativo, lo que hizo que la chica se quedara embarazada.

El hombre se quedó con los mellizos, pues siempre había querido tener hijos, y Noelia, después de haber dado a luz, se marchó a Estados Unidos con su novio Alexander. Los dos mejores amigos no habían vuelto a verse desde aquel entonces y los hermanos no conocían a su madre, aunque les daba exactamente igual.

—¡Dame eso!

—¡No! —gritó Sunny intentando quitarse a su hermano de encima—. ¡KEI!

Keisuke —Kei— Takeda era el novio de Sunny, un chico japonés que había nacido en España. La pareja llevaba saliendo casi cuatro años y él, prácticamente, ya era parte de la familia, aunque seguía siendo muy tímido. Kei asomó su cabeza por la puerta del comedor y observó a su novia y a su mejor amigo. Vio como Sunny tiraba el mando por encima de la cabeza de su hermano que, por suerte, cayó en el sofá. La chica se separó de Lucas, fue hasta su pareja y lo abrazó por el cuello. Dejó un beso en sus labios. El castaño cogió el mando y paró la música.