Tokio | (Viktuuri)

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23 de julio de 1993, Tokio (Japón)

"Querido Yurio, papa y mama:

Ya han pasado veinticinco días desde que llegué a Tokio. Seguramente vosotros estéis en Moscú ahora pero, no importa, ya leeréis esta carta cuando lleguéis a casa. La verdad es que cada día es más divertido estar aquí. Creo que no os lo comenté en la primera carta que os envié pero, ¡he hecho un amigo nuevo! Bueno, dos, si contamos su mascota. Se llama Yuuri Katsuki (lo siento, primo; a partir de ahora serás Yurio para mí, pero ya sabes que te quiero un montón <3), es el hijo menor de los señores Katsuki y es un chico súper agradable y mono (si estuviera soltero probablemente hubiera ido a por él :3), él me ha estado enseñando la ciudad. ¡Tokio es muy guay! Y la comida... es bastante impresionante, aunque ninguna comida sorprende más que la de Tailandia. Todavía me acuerdo de los platos tailandeses... nunca más, por Dios.

En fin, volviendo al tema... ¡hoy iremos a una pista de patinaje a la que Yuuri siempre va! Iremos cuando él vuelva de la Universidad... parece ser que estudia Economía o algo así. Ya tendría que haber acabado la carrera pero se ve que tuvo que entrar un año más tarde porque tuvo que ir a Madrid para estudiar español. Heredará las empresas de su padre, o algo así me dijo. ¡Ah! Y cuando vayamos a patinar me presentará a un amigo suyo que se llama Phichit Chulanont, es tailandés. ¡Las cosas tailandesas me persiguen, ayuda! Pero, seguro que será un chico muy simpático. Tengo ganas de ir... me recuerda a Moscú... ¿Qué tal estáis vosotros? Ya me contestaréis a ver qué tal lo habéis pasado.

En estos veinticinco días no he visto ni hablado mucho con Matías... él está muy ocupado hablando con los señores Katsuki y saliendo con Mari, la hermana mayor de Yuuri. Pero, ¿sabéis qué? ¡Ya no me importa! Me he dado cuenta de que esta relación, en definitiva, no va a ningún sitio, así que... cuando lleguemos a Barcelona romperé con él. Será lo mejor, tanto para él como para mí. Además, yo me lo estoy pasando genial con Yuuri y, ya lo dije, pero voy a disfrutar de estas vacaciones como nunca. ¡Ojalá pudierais conocer a mi nuevo amigo! Mama, te caería súper bien.

Bueno, os dejo y ya os volveré a enviar otra carta cuando me contestéis. Espero que os lo paséis genial en Moscú, mandad saludos de mi parte a la familia.

Os quiero muchísimo,

Vitya<3"

Viktor sonrió y dobló la carta, metiéndola en un sobre que le había proporcionado el señor Hashimoto. El pobre hombre se había convertido en el sirviente-amigo del ruso.

Salió de la habitación en busca del japonés. Después de haber estado varias semanas en aquella casa, más o menos ya sabía donde estaba cada sala o habitación, así que no perdió el tiempo buscándolo. El señor Hashimoto estaría en la cocina; después de todo, allí trabajaba su mujer y, cuando no tenía mucha faena, intentaba estar con ella. Fue hasta esa sala y, efectivamente, el señor Hashimoto estaba ahí.

—Hola, señores Hashimoto.

El matrimonio lo miró.

—Señor Nikiforov —dijo el hombre—, ¿necesita algo?

—Sí. Primero, llámame Viktor, por favor, el señor Nikiforov es mi padre —sonrió y le extendió el sobre que contenía la carta para su familia—. Segundo, ¿podrías enviarle esto a mi familia? Es una carta un poco... ¿urgente? Bueno, sólo me gustaría que llegara lo antes posible a Barcelona.

—Por supuesto, señor... —Viktor alzó una ceja—. Viktor.

—Muchísimas gracias —sonrió—. Hasta luego, señores Hashimoto.

Salió de la cocina y se marchó hacia la habitación para arreglarse un poco, Yuuri no tardaría en ir a buscarlo. El japonés no vivía en aquella mansión donde el resto de su familia residía. Al parecer, cuando empezó la universidad, los padres de Yuuri le compraron un piso cerca de su facultad para que pudiera ir y venir cómodamente. Al pasar por la puerta de entrada, ésta se abrió y por ella entraron Matías y Mari, riendo. La chica lo saludó y Viktor supuso que iría a su habitación. El castaño lo miró y se acercó a él para darle un beso en los labios.