Ladybug

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Las dos siguientes semanas volaron. Aparte de las clases, pasé cada momento despierta creando mis diferentes opciones de traje, y la mayoría del tiempo me la pasaba en mi habitación. Las cuatro opciones estaban terminadas, con una tela especial para ello, y terminé el complemento más importante un antifaz rojo con motas negras dos de forma vertical por arriba y debajo de los ojos dos a cada lado y uno en medio de mis ojos. Este se adheriría a mi rostro con una pegatina especial que yo misma había creado como experimentó en la feria de ciencias de la secundaria. Tenía mi cabello amarrado en dos coletas con pequeños listones rojos, cogí el antifaz entre mis manos y lo visualice por unos minutos, tome aire y rocé con mi pulgar el antifaz la tela era suave casi como la seda. Bajé la cabeza y acerqué mis manos a mi rostro, adhiriéndolo a el, cerré mis ojos por unos segundos, afloje mi cuerpo y caminé hasta el espejo del tocador me mantuve de pie frente a el, y alce la vista y pude ver mis ojos azules sobre saliendo de aquél color rojo carmesí nunca me hubiera dicho esto antes pero no me veía tan mal. Me quité el antifaz y guardé todo en un cajón donde sabía perfectamente que mi madre jamás revisaría, tardé o temprano se me ocurriría una idea de donde esconderlo sin preocuparme de que ella lo encontrará. Regresé al tocador y enrolle mi dedo índice un mechón de mi cabello y recordé que mi madre me había dicho que ya era hora de que lo cortará, abrí el cajón izquierdo del tocador y saqué unas tijeras medianas de metal y solté una parte de mi cabello, y fui cortando poco a poco el cabello mientras este tocaba el piso de madera, lo dejé caer por arriba de mi hombro, luego tome el otro poco e hice lo mismo, mientras observaba como pequeños cabellos caían tocando el reluciente piso de madera, hasta que ambas partes estaban a la par. Me miré en el espejo, y vi que el cabello hacía un perfecto contorno de mi rostro, tome un poco de cabello de la parte de enfrenté de mi cabello lo sujete con mis dedos y corté viendo como caía parte por parte hasta llegar a su destino, y gualá mi fleco estaba listo. Me decidí por darme una ducha, cuando terminé me vestí y baje trotando las escaleras, caminé hacía la cocina y observé que mi madre se encontraba inclinada hacía el horno, se veía algo cansada pero eso brillo de sus ojos nunca se iba siempre permanecía ahí, dándole esperanzas a mi vida. Me acerqué a ella y recargue mis codos sobre la barra de azulejos color crema, mientras la observaba con muchísimo sigilo colocó la bandeja de galletas en el horno, giró la llave y el horno comenzó a hornear las galletas, se volvió hacia mi pero al parecer había pasado desapercibida hasta que me decidí por asustarla.

—¡Hola, mamá! —exclamé mientras ella daba un saltito junto con un respingo, abrió sus ojos como platos y se llevó ambas manos a su boca.

—¡Dios, mío! —suspiró aliviada—Eres tú Marinette.

—Sip, lo siento no quería asustarte. Huele delicioso.—sonreí mientras señalaba con mi dedo índice hacía el horno, el aroma a vainilla y coco eran tan exquisitos que hacían que la boca se me hiciera agua—por cierto, quería decirte que saldré hoy.

—¿Salir? —musito mi madre mientras fruncía el ceño —pero es muy peligroso salir a estas horas, ¿a dónde irás? —pregunto preocupada, su miraba se había vuelto algo lúgubre y cristalina.

—Iré a casa de Alya.—mentí esperando sonar de lo más convincente posible—sólo serás unas cuantas horas, no tienes de que preocuparte.—dije mientras postraba mis manos sobre sus hombros, intentando calmarla. No quería que mi madre se preocupará o algo peor, intenté sonreír para hacerla confiar en mi y sus labios se curvaron en una fina sonrisa, sus labios de color rosa se veían increíbles.

Entonces suspiró.—Esta bien.

—Gracias.—le di un beso en la mejilla y subí trotando nuevamente las escaleras, entré a mi habitación y cogí mi mochila tome uno de los trajes, que había hecho y lo guardé en ella junto con el antifaz. Amarré mi cabello nuevamente en dos coletas y las adorne con los listones rojos. Caminé hasta la puerta y crucé, me volví hacia ella y la cerré. Bajé las escaleras por tercera vez y me acerqué a mi madre le di un beso fugaz en la mejilla y caminé hasta la puerta giré la chapa de color bronce y me volví a ella.

The mini menace Ladybug [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora