【El Dolor De Karamatsu】||OSOMATSU-SAN|| C O M P L E T A D O

¿Me Quieren?

Llegué a casa. Mis hermanos no estaban, así que aproveche el momento. Tomé comida de la nevera, subí a mi habitación por ropa y preparé mis cosas para ir a los baños públicos.

Ya en los baños, me quite la toalla y me metí en la tina. Al fin me estaba relajando después de tanto alboroto con mis hermanos, o eso creía.

Me quede dormido en la tina. Rato después escuche voces muy familiares. Abrí los ojos y mis hermanos...estaban ahí.

—Karamatsu nii-san!! Hey! Osomatsu! Ahí está kara...

—Karamatsu! Espera!

En ese momento tomé mi toalla y fui a cambiarme. No quería verlos. Pero me pregunto ¿qué me quiso decir Osomatsu? Bueno, tal vez no era nada importante.

Llegué con chibita.

—¿Otra vez tu? ¿Que vas a pedir ahora, maldición?

—Lo de siempre— Me senté

—Maldita sea. ¿Al menos tienes para pagar?

—Esto...bueno... supongamos que si tengo para pagarte.

—Perfecto...!— Empezó a dar saltos de la emoción.

—Dije supongamos! Porque...no tengo dinero.

—¿Ah? —Se quedó inmóvil

—Em ¿chibita?— Lo toque y...

—Maldita sea! Maldición!! No pienses que te daré oden gratis esta vez! Infeliz!

—Tranquilo, chibita! Yo pagaré.

—Esa voz...— Al girar la cabeza ví a Osomatsu.

—Bueno, aquí tienen, infelices!

—Gracias.— Comenzó a comer.

No podía verle la cara. Solo escuchaba su respiración y como saboreaba la comida.

—Karamatsu ¿Cuando vas a volver?

—No lo sé.— Mire hacia otro lado.

—Los muchachos y yo, bueno, te echamos de menos

—Tsk. Aja, si...— Empecé a comer

—No te estoy mintiendo. Intentamos decírtelo en los baños públicos, pero huiste.

—¿Por qué he de creerte?

—Si no le crees a el ¿me crees a mi, KK...digo, Karamatsu?

—Ichi...

—Sabes? Extrañamos el Dolor en casa. Deberías volver.

—¿Totty?

—Necesitamos más de kkmatsu. Y también extraño reírme de esos pantalones tan dolorosos que usas

—Jajaja. Esos pantalones son muy ridículos

Me levante, me acerqué a Ichi...

—Y el gatito psíquico extraña arañar tu rost...

... Y lo golpeé

—KKmatsu!!— Sujetó mi chaqueta. Así que le volví a pegar.

—¿Eso es lo que extrañan de mi?

—¿¡Eh!?

—¿¡Eso era!? ¡¿Burlarse!? ¿¡Molestarme?! ¡¿Hacerme sentir como un tonto?!—Una lagrima corrió por mi mejilla. Y me fui.

—Karamatsu!!

—Auch...!

—Ichimatsu... tenemos que hablar. Después hablaré con el resto...

Continuará...