Cuarta entrada - La chica malteada

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Cuarta entrada - La de la malteada.

1. Soy una persona calmada, tierna y no le tengo miedo a las arañas.

2. Soy una persona calmada y tierna.

3. Soy una persona calmada.

4. Soy una persona.

¿Cuál de esos enunciados es cierto?

Es obvio que el último enunciado. ¿Que por qué te lo preguntó? Quizá si eres paciente (como yo), te darás cuenta.

Ahora que me deshecho temporalmente de esa araña mutante, puedo continuar, no sin antes decirte que realmente, me mudaré a un sitio donde no existan esos bichos. ¿Es posible? Ni idea.

Lo único de lo que estoy muy segura, es que esa araña volverá, e intentará enredarme en su telañara, para finalmente comerme pedazo a pedazo. Ojalá que deje mi cara medianamente bien.

¿Por qué mi rostro? Ah, porque quiero que sea reconocible para el día de mi entierro. No porque yo sea Miss Épsilon (en realidad, mi hermana lo fue), sino porque será el único recuerdo que las personas tendrán de mí. Si estabas pensando que soy la chica más linda del mundo, borra ese pensamiento de tu cabeza. Sé que no lo soy. Nadie lo es. Al menos, yo no lo soy. Todos tenemos defectos, y yo puedo enumerar los míos.

Tengo un enorme grano bajo mi quijada, y estoy comenzando a pensar que los gases de éste sótano le darán vida y empezará a controlarme, como a aquél chico de Los Padrinos Mágicos[19]. Las ojeras hereditarias no se pueden esconder bajo mis ojos y tengo un culo grande, en relación a mi cuerpo, que me hace parecer una botella de gaseosa andante, también soy bastante controladora, imperfecta, parlanchina, perfeccionista...

Pero no estoy aquí para hablar de mis defectos... la verdad es que quería dejar de hablar de eso. Estamos, tú y yo, frente a éstas páginas, para que yo te cuente sobre mis virtudes (que no son tantas como yo solía creer).

Éstas son algunas de mis cualidades:

Una de ellas es que soy, muy amable. Soy tan amable, que hasta Blanca-Nieves , estaría celosa de mí. Sí, definitivamente. Segundo,  soy muy dulce y empalagosa... No, espera, eso no. A ver..., puedo llegar a ser muy paciente. Sí, eso sí.

Como aquella vez en esa cafetería, ese viernes por la tarde.

Mis Amigas, Tara, Elena y Karen me arrastraron violentamente hacia la cafetería popular entre los estudiantes de la ESE: La Taberna de Moe, Una cafetería al estilo de los años 50's, con asientos largos pegados al suelo y una barra donde se ordena la comida. Se llama así, porque el dueño original, se llamaba Moe.

Y fíjate que utilizo el tiempo pasado, pues ese hombre murió asesinado afuera en el estacionamiento de la cafetería y el negocio pasó a manos de su hermano, Jack.

Sí, una historia tétrica, que no muchos conocen. Quizás si las madres del resto de la ESE fuesen como la mía, y obligaran a sus hijos a ver el noticiero estelar, nadie visitaría la cafetería y seríamos una especie de historia cliché, con fiestas escandalosas y desmadres monumentales. Pero como nadie ve las noticias, todos siguen aparcando sus carros en las marcas de sangre del Tío Moe (como le llamaban), pensando que son resto de alguna malteada derramada.

Y hablando de malteadas, me he desviado del tema.

Ese día, el primer viernes escolar, yo ordené mi malteada de zarzamora, como era costumbre cuando el Tío Moe estaba vivo (que en paz descanse; quizás nos encontremos pronto en el más allá, a menos que él se haya ido al infierno, por cobrarme de más aquella vez), pero lo que obtuve, fue al chico de los ojos grises, negando con la cabeza, detrás del mostrador.

Romina para presidentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora