¿A cuál Styles eliges?

2

Harry abrió los ojos. Eran las 10:00 a.m según el reloj de su mesa de noche. Se sentía algo desorbitado, como si hubiera tomado alcohol la noche anterior. Pero el jamás haría eso. Al menos no por ahora.

Se sentó en la cama intentando recordar hasta lograrlo. Miró sus piernas y se dio cuenta de que una tenía una playera amarrada.

Gemma se había ido.

Él se había lastimado por preparar panqueques.

Louis había dormido en su cama.

Harry pasó una mirada rápida por la habitación. Louis no estaba. Louis se había ido y sin despedirse. Louis era una basura.

Y sí que lo era. Tantas veces había consolado a su hermana por culpa de Louis. Pero ese no era el asunto. Louis se comprometió a cuidarlo y no estaba.

Harry jamás se había quedado sólo en casa. Nunca. No sabía qué hacer. Sus ojos empezaban a cristalizarse.

<<Cálmate, Harry>> se repetía a sí mismo mientras intentaba salir de la habitación, pasando sus largos dedos por su cabello. Caminaba con dificultad pues su pierna aun le dolía. Tomó su celular y llamó a Gemma.

Empezó a bajar las escaleras lentamente mientras escuchaba los timbres de la otra línea. Gemma no contestó. Seguramente había salido sin su celular para no distraerse. Así que no tuvo otra opción que dejar un mensaje cuando estuvo por fin en la sala, ya bastante exaltado.

–Gemma, ¿por qué no contestas? ¡necesito que me llames! ¡no sé qué hacer! Louis...

Harry se detuvo al ver una silueta en la cocina. Esta silueta se volteó a verlo y sonrió.

–Buenos días, Harry.

El ojiverde colgó.

–Hola –respondió de mala gana.

–Uy, parece que alguien no durmió bien... –canturreó mientras batía con una cuchara de madera en un tazón plateado.

Al parecer Louis no había escuchado los sollozos de Harry.

–Creí que te habías ido.

–No podía irme sin prepararte algo. Se supone que te estoy cuidando.

Harry vio la mezcla que estaba preparando Louis.

–¿Qué es?

–Adivina.

–¿Avena?

–Nop.

–¿Vómito?

Louis dejó caer la cuchara con una fingida indignación.

–Mierda, Harry, son panqueques. Es solo que aun no los pongo en la sartén.

–¿Quieres que te ayude?

–No.

–Bueno, solo te aviso que hay tostadas y jugo en el almacén.

–Ti ivisi qui i tistidis i jigi in il ilmicin, ¡vete! 

Louis le arrojó a Harry un poco de la mezcla con su mano y le esta cayó en su cabello

El rizado acercó su mano derecha hacia su cabellera lentamente. La mezcla era viscosa.

–Vas a pagar eso –avisa Harry con una sonrisa.

Louis se esconde bajo la mesa y toma la cuchara que estaba en el piso.

Harry se agacha por detrás de Louis y vierte todo el bowl sobre su espalda mientras suelta una carcajada. Louis se voltea rápidamente y limpia la cuchara en el cabello de Harry, quien acerca lo que vertió sobre su espalda hacia sus mejillas con ambas manos. Louis no dejaba de revolver el cabello de Harry mientras reía. Las risas y manos de ambos fueron bajando la velocidad hasta que Harry apoyó completamente sus manos en las mejillas del ojiazul. Ninguno rompía el contacto visual. Pero el celular de Harry decidió interrumpir. 

Un número desconocido lo estaba llamando. Se puso de pie para contestar y Louis lo imitó.

–¿Hola?

–¡Harry! Soy Gemma.

–Hola Gemma.

Louis le hizo una seña a Harry y salió corriendo.

–Mi celular se quedó sin batería pero vi que me llamaste.

–Sí, quería... saber si llegaste bien.

–Sí, hermano. No te preocupes. ¿Cómo estás?

–Bien, estoy con Louis. No quiero quitarte tu tiempo...

–Bueno entonces quiero hablar con mi Lou.

–No, él... se está bañando.

–Bueno... Si necesitas algo llámame a este número hasta la tarde que pueda cargar mi celular.

–Está bien.

–Adiós, Hazz, cuídate.

–Sí, adiós.

Harry se quedó admirando la línea muerta. Dejó su celular en la mesa y se sirvió un vaso de jugo. Al terminar subió las escaleras para ir al baño. Cogió una toalla del estante y corrió la cortina de la ducha. Dejó el agua caer en lo que se quitaba la ropa. Se quedó mirando la playera que tenía en su pierna y la sacó lentamente. Acercó su mano al agua para ver si ya estaba tibia, y cuando lo estuvo, entró. El agua corría por su piel. Pensaba en lo que había ocurrido minutos antes. Es decir, era el mayor contacto que había tenido con alguien que no fuera de su familia. Y estaba seguro de que Louis bajó la mirada hacia sus labios en algún momento.

Tomó el shampoo y vació una generosa cantidad. Empezó a masajear su cabello lleno de masa para panqueques. Cerró la llave y empezó a enjabonarse con cuidado a la hora de pasar las manos por su pierna recientemente herida, pero que ya estaba mejor. Finalmente se enjuagó. Sin embargo no logró enjuagar sus sentimientos encontrados.

Se colocó la toalla y fue a su habitación.

Se secó y se echó desnudo en su cama. Mirando al techo hasta quedarse dormido.