Vecinos

Capitulo 4

CAPITULO 4

"¡Niña! ¡Ellos ya están aquí! Los vi desde la ventana de mi habitación. ¡Ya llegaron!"

Soltando la costura, Hermione se puso de pie abruptamente, sus manos de repente se aferraron a sus faldas, apretando la tela mientras su tía volaba escaleras abajo. Por un momento se quedó parada allí, el pánico dejándola en blanco y robándole los pensamientos; luego se recuperó lo suficiente como para gritarle a su criada.

Minnie debía haber oído los gritos ansiosos de la tía Bella, porque fue un segundo más tarde que ella salió corriendo de las cocinas. Llevaba un jarro y parecía tan asustada como Bella. Las dos mujeres casi se chocaron mientras se apresuraban al gran salón en dirección a Hermione. Por alguna razón, ese frenesí tuvo un efecto inmediato de calmar a Hermione.

Todos estaban bien. El mensajero de Lord Finnigan había llegado durante la cena la noche anterior. Ellas habían sido avisadas con tiempo y habían podido terminar los preparativos.

Estaba lista, se tranquilizó, pero de cualquier manera repasó la lista mentalmente.

Estaba usando su mejor vestido. El cabello estaba limpio y caía en ondas suaves alrededor de su rostro. Estaba tan bien como era posible. Hermione casi deseó estar sucia y vestida con harapos, pero, si hubiese hecho algo así, Finnigan habría dado cuenta inmediatamente que estaba tramando algo. Después de todo, su llegada la agarró sin aviso la primera vez. El la había visto como era normalmente. Ennegrecerse los dientes y ponerse un vestido gigante lleno de almohadas no le parecía un abordaje prudente o particularmente inteligente para asustar su marido para que se negase a obedecer un decreto de matrimonio. Su plan tenía que ser más sutil que eso, y lo era. Sólo había dos cosas pendientes por hacer, pero para resguardar su potencia tenían que ser postergadas hasta la llegada de los hombres.

"¿Tienes el ajo?" le preguntó Hermione a Minnie mientras la criada y la tía Bella se detuvieron delante de ella.

"Si, mi lady. Lo tengo aquí."Le dio la jarra a la tía de Hermione para que lo sujetase, luego metió la mano en su bolsillo buscando pequeño paquete que había cargado desde que el mensajero les había informado del momento de la llegada de Finnigan y Holden.

Sacando un puñado de ajos, comenzó a pelar uno, luego se lo dio a su ama y volvió su atención para pelar otro.

Con una mueca horrenda, Hermione aceptó el ajo y rápidamente lo metió en su boca. Se estremeció cuando masticó el condimento picante. Sintió como si le estuviese quemando la boca, pero continuó masticando cada ajo hasta completar seis de ellos. Minnie y tía Bella hicieron una mueca mientras la observaban comer el ajo. Una vez que terminó de masticar, tragó toda la pasta, luego extendió la mano hacia el jarro.

Su tía primero levantó la jarra para olerle, y su expresión y el modo en que arrugó la nariz le advirtió a Hermione de la potencia del líquido. Bella se lo pasó.

Hermione levantó la jarra hacia su propia nariz, sólo para alejarlo rápidamente. Había esperado que el ajo le anulase temporalmente el sentido del olfato, y la ayudase a consumir la mezcla que habían preparado para fortalecer el plan. Pero no fue el caso. Dios querido, no puedo beber esto, Hermione pensó con horror mientras su nariz era asaltada por el olor más inmundo que jamás hubiese tenido el disgusto de oler.

"Coraje," la tía Bella murmuró casi entre dientes, y Hermione la miró. La mujer forzó una sonrisa alentadora en su rostro y sacudió la cabeza. Dándose cuenta que no había modo de evitar eso, Hermione respiró profundamente, luego se tapó la nariz y metió todo el contenido del jarro en su boca. Su primer instinto fue cerrar la garganta, el segundo escupirlo, pero Hermione apretó los dedos de las manos y hasta los dedos de los pies y permaneció firme... esperando que esos impulsos pasasen. No lo hicieron.