Epilogo

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EPILOGO

Harry se despertó lentamente con una falta absoluta de dolor y apenas podía creerlo. Se había acostumbrado tanto al dolor y la agonía cada vez que abría los ojos, que decidió que ese era un sentimiento para ser disfrutado.

Un susurro a su lado en la cama lo hizo mirar a la izquierda. Halló a su esposa trabajando con los vendajes. "¿Qué estás haciendo?" murmuró curioso.

Ella lo miró brevemente, luego se volvió a lo que estaba haciendo. "Me estoy preparando para cambiar tus vendajes. ¿Debemos curarte antes que partas para hacerte matar en alguna batalla del rey, no te parece?"

Harry suspiró ante su tono sarcástico. Entonces ella se había estado guardando eso para empezar a usarlo contra él. Bien, Harry supuso que se lo merecía. Si se hubiese quedado en Tiernay, las cosas podrían haber resultado de una forma muy diferente. Pero, después de todo, muchas cosas buenas habían resultado de ese escape al bosque.

Extendiendo el brazo, Harry tomó su mano y la hizo sentarse en el borde de la cama. "No debes temer que eso vaya a ocurrir nuevamente. De hecho, no iba a suceder ese día. Yo estaba planeando volver. Desistí de escaparme; desistí de luchar excepto en defensa de mi propio hogar."

Su mirada se estrechó con desconfianza. "¿Es verdad?"

"Si. De hecho, eso probablemente me haya salvado la vida. Yo me estaba dando vuelta para volver a Tiernay cuando Viktor disparó la flecha. De otro modo, estoy seguro que me habría acertado en el corazón. El hombre era un tirador excelente," le dijo, luego suspiró. "Es lo que te quise decir cuando te dije que te amo. Me di cuenta de eso ese día. Y también entendí que me estaba escapando, como tú dijiste. Pero me escapaba de mi propia rabia, y uno no puede huir de uno mismo. Puede que en el futuro, yo necesite dar un paseo para calmar mi rabia, pero nunca más me escaparé para participar en una batalla. De hecho, el rey va a tener muchas dificultades para lograr que yo vuelva a luchar nuevamente. Porque te amo. "

"¡Oh!" Hermione soltó la respiración en un suspiro, y se inclinó para besarlo. "Yo también te amo, mi lord. Eres un hombre muy especial."

Sonriendo, Harry la besó, poniendo una pasión considerable en ello. Su esposa se relajó contra su pecho con un suspiro, sólo para separarse y mirar fijamente al hombre que había estado dormido al lado de su marido cuando ella había entrado, pero que ahora estaba intentando salir inadvertidamente de la cama. "¿Qué estás haciendo, Ron?"

"Oh. Yo... eh... pensé que se habían olvidado que yo estaba aquí," admitió con pudor.

"Bien, yo no," ella le aseguró. "Acuéstate ya mismo. O te volverás a abrir la herida nuevamente y entonces tu madre tendrá un ataque de furia, además..." Hermione agregó con una carcajada, "Harry está demasiado débil como para hacer algo impropio."

"Yo nunca estaré demasiado débil para eso, esposa," él dijo, apretando su mano. "Nunca ni un millón de años."

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"Jo... John, ci... cinco fardos... heno. Ge... george cuatro..." Harry bajó el pergamino con disgusto y le frunció el ceño a su esposa. Pero ella no lo notó. Hermione yacía en la piel cerca de él, acostada de espaldas, sólo vestía una camisa y tenía los ojos cerrados mientras una sonrisa dulce se curvaba en sus labios.

Su expresión se suavizó. La vida había cambiado increíblemente desde el casamiento. Y no sólo para él. La gente de Holden vivían muy bien ahora. Sin más miedos, ellos se comportaban relajadamente con su lord.

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