No les cojas cariño.

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El autobús escolar llega al instituto y bajamos todos de él. Aquí empieza lo divertido.

-¿Vendrás a verme al partido hoy?-me pregunta Dylan.

-Lo intentaré.-le respondo sonriéndole.

-A ver si es verdad-dice alejándose por el pasillo hacia su clase.-¡Te dedicaré un touchdown!

Le digo adiós con la mano antes de que se gire y se pierda entre la gente. Connor ya se ha ido hacia su clase. Camino despejado. No os creáis que es tan fácil, que me voy y nadie se entera. El director del colegio está metido en esto. Cómo todos los directores de colegios, si no sería imposible. Además, mi familia se empieza a extrañar de que no quede con amigos, mis hermanos de no verme por los pasillos, de no verme hablando con nadie. Es díficil de sostener. Salgo y ya tengo una bici preparada. Es alucinante cómo hacen todo. LLevo toda la vida viviendo así, pero todos los días me asombra la rapidez con la que trabajan. Me subo a la bici y pedaleo unas cuatro manzanas hasta llegar a mi verdadero centro de formación. Dejo la bici apoyada en la pared y entro a las "oficinas". De repente el altavoz grita "Llega tarde, señorita Spencer".

-¡Lo sé!-grito corriendo hacia el aula de entrenamiento.-¡Lo siento!

Abro las puertas del gimnasio y dejo la mochila en el suelo, junto a las otras cuatro. Me pongo en la fila, sólo somos cinco en esta clase. El entrenador Jordan saca su lector de tareas del bolsillo, es como un lector de código de barras pero te dice lo que te toca en cada momento. Lo pasa por delante de la primera de la fila, Helen, una chica pelirroja de ojos marrones muy alegre. Aquí la mayoría nos llevamos muy bien. Somos lo más cercano a amigos.

-Hoy tienes: trepar la cuerda y salto de azoteas.-le indica el entrenador. Ella asiente y se va al vestuario a cambiarse y a coger lo necesario.

Lo va pasando por todos hasta llegar a mí.

-Otro día tarde, Spencer.-se queja.

-Lo sé, estaba hablando con mi hermano, perdona.

-No te conviene establecer mucha relación con ellos y lo sabes.

Asiento y pasa el lector de arriba a abajo.

-Tiro y salto de azoteas.-dice serio.

Salgo corriendo hacia el vestuario. No quiero buscarme problemas con los jefes, más me vale no dormirme otra vez y salir corriendo del insituto a partir de ahora. Me pongo el sujetador deportivo, el pantalón, las deportivas y la chaqueta. Voy a la sala de equipamento lo más rápido que puedo para llegar lo antes posible a mis actividades, tengo que darles buenas marcas. Austin está cogiendo las pistolas y la munición.

-¿Tiro?-me pregunta.

-Sí.-digo y me choca la mano. Somos la pareja que lleva mejores marcas en tiro. Me pasa una y me la guardo en el cinto del pantalón.

-¿Por qué trabajaremos tan bien juntos?-me pregunta cerrando la vitrina.

-¿Porque somos los mejores?-respondo sonriente.

-Creo que sí.-dice guiñándome el ojo.-¿Qué tienes después?

-Salto de azoteas. ¿Tú?

-Equilibrio. Voy a por el arnés. Te veo en la sala de tiro ¿vale?-dice alejándose.

-¿Por qué estás tan seguro de que llegarás primero?

-Intuición.-dice levantando el brazo, despidiéndose.

Cojo los guantes acolchados para el salto de azoteas y una cuerda. Después salgo corriendo hacia el campo de tiro. Abro la puerta y busco con la mirada a Austin.

-Te estaba esperando.-dice saliendo de detrás de la puerta.

-¡No vale! Siempre llegas antes.-digo empujándole y voy hacia mi zona de tiro.

Se pone en la franja de al lado y empezamos a practicar.

-¿Cómo te va todo?-me pregunta sin distraerse un segundo.

-He vuelto a llegar tarde, seguramente no pueda ir a ver el partido de mi hermano porque tendré que perseguir a algún idiota y mi madre se está poniendo muy pesada con que invite a mis amigos a casa. Pero bueno, por lo demás bien. ¿Tú?

-Me acaban de cambiar de familia.-dice serio.

Me quedo helada. Los dos sabemos lo qué eso significa. No quiero ni pensar qué harán con ellos. Bajo el arma y me quedo mirándole.

-Lo siento, Austin. Sé que les habías cogido mucho cariño.

-Ahora entiendo por qué nos dicen siempre que no lo hagamos.

Salgo de mi cabina para darle un abrazo. Pero niega con la cabeza para que no lo haga.

"¡SPENCER, REGRESA A TU CABINA Y SIGUE PRACTICANDO!"-grita el altavoz.

-Te he avisado.-dice Austin.-Espero que no se pasen con el castigo.

Me guiña un ojo antes de que un guardia entre a la sala y me empuje hacia fuera. Sé que no tendría que haberlo hecho, pero era necesario. Le han cambiado de familia, y la carga de saber que van a torturarles o algo peor es muy dura. Tenía que darle un abrazo.

Teniendo en cuenta que antes he llegado tarde, sé que me van ha echar una muy buena bronca. Sólo espero que no se pasen, hoy no.

¿Doble vida? Puede ser.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora