-¿Os conocéis?- pregunto extrañada.
-¿Cómo no iba a conocerle, Spenc?-dice Dylan como si fuera obvio.- Su padre es el entrenador de mi equipo. Aunque ayer dijeron que se había mudado a otra ciudad, así que nos asignarían otro entrenador.
-Ah, sí, es verdad.
-Aunque, entonces ¿qué haces aquí, Austin?-pregunta mi hermano.
Se me ocurre decirle que su madre aún sigue aquí y está con ella, pero entones me acuerdo de que a Connor y a mis padres les hemos dicho que los dos están aquí. Mierda.
-Es qu..-empieza a decir Austin.
-No hace falta que lo digas si no quieres, eh, Austin.-le corto.
Dylan nos mira con el ceño fruncido.
-No, no, Spencer, puedes decírselo.-dice Austin.
-Eh.. ¿seguro?-pregunto para ganar más tiempo. Asiente.-Dylan, lo que os han dicho es mentira. Realmente se ha ido porque.. le han diagnosticado... cáncer de páncreas.
Austin me mira con los ojos como platos.
-No digas nada de esto, por favor.-añado.
Dylan asiente y va a abrazar a Austin. Que se queda boquiabierto con el abrazo, supongo que no se lo esperaba. Vacila un poco, pero se lo devuelve.
-Lo siento, tío.-dice mi hermano.
-Gracias.-dice sonándose la nariz, cómo si estuviera medio llorando.
Mi madre llama a Dylan desde arriba y se va de la cocina.
-No te pases, rubiales.-le digo sonriendo.
-Tú eres la que ha dicho lo del cáncer.
-Es lo primero que se me ha ocurrido. -digo sacando un plato más, ya que se nos ha unido Dylan.
De repente empieza a vibrar mi móvil. Un mensaje:
"Problemas con Ethan. Os necesitamos.- Desconocido."
-¿Pasa algo?-pregunta Austin y le enseño el mensaje. - ¿Nos llevamos la cena en un tupper?- añade sacando uno del estante superior al de los platos.
-¿En serio?
-Era broma, para calmar tensiones, hija mía.-dice sonriente.- Eres como una mujer de 30 en un cuerpo de una de 16. Incluso una de 30 tendría más marcha que tú.
-Mi vecina tiene treinta y algo, ¿por qué no te pasas a su casa? ¿O prefieres a mi madre? Tiene unos pocos más pero bueno.. No, mejor, ve turnándote con ellas.
-¿Quiéres que reserve hora para ti?-dice acercándose y levantando las cejas provocativamente.
-Reserva hora para tu tupper.-digo interponiéndolo entre nosotros.
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No se oye ni una mosca en toda la casa. Austin y yo salimos a hurtadillas por la puerta de atrás lo más rápido que podemos. Al poco tiempo llegamos a la Academia. Nos abren antes de que podamos llamar y decir la contraseña. Lo que significa que algo muy grave está pasando. Vamos por mitad del pasillo cuando oímos cerrarse la puerta de golpe. Pero no le damos mucha importancia, hoy hace un viento horrible.
-¿Os escapáis en mitad de la noche para venir a un... ¿qué es esto?
Me giro de golpe al reconocer su voz. Y rezo porque no sea él, por su bien, aunque sé que lo es.
-Dylan, vete.