Un día con mis amigos.

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How can you say i'll be alright?
What makes you think that i'll be fine?
Baby, you have to be completely out of your mind,
To think that i could keep you out of my mind.

-¡¿QUE LE DIJISTE QUÉ?! -me gritó ella escandalizada.
-Le dije que lo amaba, Anna.

Anna era mi mejor amiga. Ella era especial; digo especial porque era la típica amiga loca y lanzada a la vida que todas quieren, de esas que te obligan a estar feliz cuando estás triste, de esas divertidas, que son las mejores compañeras de maldades, de carcajadas.
Anna no sabía nada, no tenía idea de la verdadera historia, no tenía idea ni de lo de mi madre. De hecho piensa que se fue a vacacionar al caribe...
Sí, fue lo primero que se me ocurrió.
Ese día era el primero que estaba sin Nathan.  Él tuvo que encontrarse con su padre allá abajo y no me quiso dar más detalles, pero también quería contarle como iba todo conmigo, lo que había avanzado y que cuando vuelva me llevaría donde Cerberus para pedirle sus respectivas disculpas. Fui muy ruda y al parecer el mutante es sensible y además el más querido por la familia infernal.
Anna conocía a Nathan, de hecho Anna y su novio fue la pareja que nosotros mismos juntamos (la que mencioné anteriormente).
Anna y mi novio se llevaban mal, a Nathan le encantaba molestarla y Anna explotaba al instante y lo insultaba,?siempre cuando estamos juntos se ponen a discutir, y adivinen quién lo disfruta haciendo y se ríe hasta que yo diga basta. Nathan. Y es porque me aburren.
Para ser sincera lo extrañé. Era el primer día en que no lo veía y no sabía nada de él. Pensé tantas cosas en su ausencia, cosas inútiles e imposibles que le puedan pasar, por eso al segundo de que mi subconsciente lo pensaba, mi yo interna de moría de risa. Entonces preferí prestarle más atención a mi amiga, me concentré en ello. No la veía mucho y quería que no se sintiera abandonada.
Ese día estábamos en el parque, se supone que primero iba a llegar Sebastián, su novio y luego dos amigos más; y así fue, cuando Sebastián llegó, me saludó contento, me abrazó como si hubiera sobrevivido a un accidente de auto o algo. Me abrazó tan fuerte que casi no pude respirar y besó mi frente.
-Ok, Rulos. -le dije a penas mientras el soltaba el abrazo.
-Es que no te veía hace mucho, lo siento. -dijo riendo y pasando su mano por su alocadamente pelo rubio y rizado que le cubría hasta las orejas y le iba llegando a la mitad del cuello. Seba era alto, muuuuy guapo, era deseado por tantas mujeres que a Anna la volvía loca el hecho de que él la prefiriera a ella. Pero al momento de que Sebastián me saludo de esa forma, a su novia le cambió totalmente la cara. Yo solo le lancé una cara de "que te pasa" a mi mejor amiga y me respondió con una expresión de "nada, ya pasó" y me sonrió.
-¿Mel? ¿Y Nathan? -me preguntó Sebas al acomodarse al lado de su novia. Pasó un brazo por detrás de su cuello y la atrajo hacia él para demostrarle cariño. Anna sonrió y lo rodeó con su mano desocupada por su abdomen.
Me incorporé y dejé mi celular a un lado.
-Oh, él tuvo que ir con su padre para ayudarle en unas cosas. -le dije parpadeando rápidamente, porque eso hago cuando oculto cosas. Ellos asintieron al mismo tiempo.
-¿Él no vive con su padre? Porque sonaste como si no lo viera hace mucho. -dijo Anna con el ceño fruncido.
-Lo que pasa que desde mi madre se fue a centro América, le pedí que se quedara conmigo. Pero cuando puede hablan con él cuando se aparece. -dije sonriendo.
-¿Aparece? -dijeron los tórtolos al unísono. Dejé de reír automáticamente.
-Aparece por sus notificaciones del celular. -reí falsamente, suficiente para no parecer una loca.
-Oh. ¿Y lo extrañas? -me preguntó Sebas, como apuñalándome con ese tono.
-La verdad sí, me encantaría que estuviera aquí con nosotros y a mi lado. -sonreí  e hice un pequeño puchero.
-La verdad es que me alegra que el estúpido no esté, que te deje respirar. -dijo Anna mirándose su hermosa manicura. Le rodeé los ojos mientras Sebastián no me quitaba la vista de encima.
-Bueno ¿y Delfi con Thomy vendrán? -le comenté confundida y ausente a Sebas.
-Me dijeron que sí, que no faltarían, querían ver de día al murciélago que le apodamos Mel. -dijo con cariño. Me reí.
Ese día fue divertido, sé que me faltaba Nathan, pero también me faltaba estar con mis amigos de nuevo.
Nos encontrábamos sentados en el bar más cercano que encontramos, bebiendo cervezas y riéndonos mucho, ya todos estaban hablando fuerte y modulando mal. Y no lo voy a negar, yo también estaba borracha, era la primera vez desde que conocí a Nathan entonces fue fácil y rápido que entrara a marearme y todo eso.
-Deberíamos ir a un pub. -dije tomando uno de los últimos tragos que me quedaba de mi tequila margarita.
-Mel, aquí estamos bien. -dijo Thomy tomándose la cabeza.
Thomy era un bebé, o sea encontraba que era el chico más tierno que conocí aunque le gane por un solo año. También tenía pelo rizado, era castaño, tenía muy buen estilo, ojos verdes que nunca vi y una sonrisa que ilumina a todo aquél que la presencia. Y quiere a sus amigos de una forma super fuerte y especial.
-No, deberíamos ir. -me apoyó Anna, que estaba más borracha que yo, Sebastian la miró, le sonrió y me sonrió a mí.
-Es todo, nos vamos. -dijo Delfina parándose de la mesa tambaleándose. Me reí y me llevé la mano a la boca.
-Bien. Pero bailarás conmigo primero. -me dijo Thomy, que era el más sano de todos.
-Te apuesto que consigues novio. -dije deslizándome por el sillón que rodeaba la mesa que estaba llena de cervezas, vasos y copas.
-Iré a pagar la cuenta. -dijo Sebastián, Anna va detrás de él sorprendiéndolo por la espalda.
-Si consigo novio sería un milagro. -me dijo Thomy estirándome la mano para pararme.
-Tienes una fila grande detrás tuyo, créeme. -dije tomando los últimos tragos de mi copa en uno solo. Tomé la mano de Thomy poniéndome de pie y pasando la mano por mi cabeza así arreglando mi desordenado pelo, pero eso es normal. Él solo rió y me besó a la altura de la cien.
-Estás empezando a emborracharte, Lany. -bufé.
-Pff, no, que pasa contigo, Rizos. -dije rodando los ojos y enganchando mi brazo al de él. Vi como la pareja amiga se nos acercaba; Anna a duras penas. -Ella si que está borracha, por eso la amo. -le sonreí a Anna abiertamente.
-¿Ya nos vamos? -nos dice Sebastián y asentí enérgica.
-¡Nos vamos a bailar! -grité y todos en el bar me miraron raro.

Cuando llegamos al bar, la música y el lugar se veía y se escuchaba genial, gente bailando, tomando, besándose, estaban por todos lados. Éramos cinco personas listas para conquistar el lugar, y entramos con tantas ganas de pasarla bien que nos estabamos desesperando... bueno, yo entré con más motivación que el resto, la idea fue mía, y la borrachera se me estaba quitando, eso quería decir que estaba lista para más alcohol, quiero decir, mi cuerpo lo pedía a gritos, quería liberarme de toda presión, de todo estrés, y aunque extrañaba mucho a Nathan, no estaba sola en ese lugar: estaba con mis amigos.

-Ok, permiso, yo quiero ir a la barra y quedarme a vivir allí. -dije librándome del brazo de Delfi, y ella me detuvo apretándome el antebrazo, algo que me huebiera dolido bastante si no estuviera media adormecida. -¿Ah? -pregunté sonriente.
-No vas a ir sola, como se te ocurre. -me dijo en tono de regaño. Yo me puse a reír de su reacción.
-¿Qué me podría pasar? He lidiado con cosas demoníacas... -me mordí los labios por dentro y mi cabeza repetía "ya la cagaste" en una velocidad impresionante. Delfina me quedó mirando extraño.
-¿Demoníacas, Melany? -y me reí excesivamente fuerte, para ocultar tremendo cagazo
-Era broma, vámonos a emborracharnos. -le dije sobre la música, agarré su mano para guiarla hasta la barra, mientras tanto iba pensando en que eso no puede volver a ocurrir, si le contaba a mis amigos en lo que ando seguro se alejan de mí porque pensarían que estoy endemoniada y me llevarían al vaticano (que es uno de los lugares que no me agradan para nada) para que me hicieran exorcismos hasta que me muera, purificada hasta las uñas y así no podría ver jamás al amor de mi vida. Nathan. Nathan, lo extraño ¿qué estará haciendo? ¿Estará bien? ¿Me extrañará?
-¡Melany! -me gritó Delfina.
-¿Ah? -dije después de dar un salto, estaba apoyada en la barra y me miraba ella y el barman atentos.
-¿Qué vas a pedir, hermosa? -me dijo el chico de ojos azules brillantes y labios gruesos que me miraba atento y sonriente.
-Oh, hola. Dame dos rondas de tequila, por favor. -le pedí sonriendo y luego agité mi cabeza ahuyentando todo pensamiento que me amargara la noche.
-¿Solo para ti? -me dice mi rubia amiga la miré alzando las cejas inocentemente.
-¿Tu también querías? -y rompe en risas negando con la cabeza y deposita un beso en mi mejilla.
-Por eso te amo. -y me reí.
Mientras el barman me servía en un vasito pequeño, arreglé mi cabello suspirando, él me pasó limón y tomó mi mano muy cariñosamente para mi gusto y echó sal en el espacio que hay entre el dedo índice y el gordo. Primer shot listo. Agité mi cabeza y cerré los ojos con fuerzas por lo fuerte del alcohol que aún escocía en mi garganta.
-Viva el tequila, cabrón. -dije en voz alta y Delfina se rió. Fui por el que me quedaba. El tipo iba a tomar mi mano de nuevo pero me negué. -Yo puedo hacerlo sola, no te preocupes, Labios. -dije apartando mis ojos de él y yéndome directamente a prepararme para el segundo shot. Sentí la mirada de alguien a lo lejos.
-Le inventa sobrenombre a todos. -le comentó Delfi y el bartender rió.
E hice desaparecer el contenido del segundo vasito.
-Ok, ahora dame una cerveza y me voy a la mierda a bailar con mi novia. -Delfina me miró con cara de alerta y vi como a Labios se le formaba una pequeña "O" en la boca. Contuve mi risa hasta que se dio vuelta para extraer una Corona del refrigerador. Me puse completamente seria cuando la puso sobre la barra para destaparla.
-Gracias, Labios. -le dije y de paso le di una nalgada a Delfina para rematar la escena. Ella dio un salto y me siguió cuando caminé hacia donde estaban los chicos bailando.
-Primera vez que veo como te sacas a uno de encima con tan elaborada actuación. Ya sé de donde saca los métodos Anna. -me dijo en voz alta al oído y yo reí tan fuerte que me escucharon los chicos, que se encontraban a dos metros de nosotras. Negué con la cabeza y la miré en cuanto estábamos a un metro del grupo de amigos.
-Vamos a celebrar, nena.
Llegamos con los chicos y los abracé fuerte porque me hacían falta. Thomy, Delfina y yo nos pusimos a bailar, tomé un gran trago de cerveza y brindé con ellos, la música cada vez se ponía mejor y a mi se me soltaban más las caderas y la energía que tenía para divertirme aumentaba con cada cerveza que me tomaba. Esa era una de las mejores noches que tuve con mis amigos.
Hasta que cosas extremadamente extrañas empezaron a suceder.

Del infierno y otros escenarios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora