18 de septiembre del 2003

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Hoy por la mañana vinieron Leonardo y Demir a mi casa a hacer un proyecto de Química (La maestra Aguirre es muy agradable y no es mamona como otros... el de mate...). Teníamos que hacer el clásico volcán de bicarbonato y vinagre. Yo no quería hacer el trabajo con Demir, pero la maestra nos lo puso porque en su equipo eran 4 integrantes y eran equipos de 3. Y pues ni pedo, dijo el cagado.
Pasaron dos cosas destacadas.
A Demir se le ocurrió que en vez de usar bicarbonato usáramos Mentos  y en vez de usar vinagre usáramos CocaCola. Leo y yo lo vimos con cara de Qué pedo. Pero como de todos modos íbamos a ir a la tienda por las cosas, decidimos hacerle caso.
Nos fuimos en las bicis.
Llegamos a la tienda de doña Alejandra (una señora medio canosa con cara de mala pero bien buena onda), compramos los mentos, una coca de 3 litros y las plastilinas. No compramos cartón porque Leo llegó con una caja con la que era más que suficiente para la base. Salió más barato que haber comprado los ingredientes originales. 
Regresamos y Demir dijo que construyéramos el volcán en el patio. Se podría decir que era el líder del equipo.
Sacamos las cosas al patio y pusimos manos a la obra.
En lo que Leo y Demir discutían sobre el tamaño del volcán, yo agarré las plastilinas y las empecé a moldear para ablandarlas. Cuando terminaron de ver lo de las medidas, ya tenía todas las plastilinas blanditas.
Seguimos el procedimiento original, pero en vez de ponerle una botella vacía (para ponerle el vinagre después), pusimos directamente la botella de Coca. Demir dijo que la teníamos que poner cerrada.
El volcán quedó listo después de un rato.
Ya era la hora de irnos y como teníamos que llevar la maqueta, le dije a Matías que si nos podía llevar.
En vez de ir hasta su cuarto, le grité:
- ¡Gasparín! ¡¿Nos puedes llevar a la prepa?!
Desde su cuarto me contestó:
- ¡Ah, pero cómo chingas, wey! ¡Así fueras pa hacer caso tú!
- ¡¿Eso es un sí o un no?!
- ¡Pues no me queda de otra!
Bajó la escalera y se personó en la sala.
Noté que Leonardo se puso nervioso con su presencia y lo seguía con la mirada por todo el cuarto. Volteó a verme y abrió la boca, como queriendo decirme algo, pero hizo un gesto de negación y bajó la vista al piso y de nuevo a Matías.
¿Acaso a Leo le...? No. Ni siquiera me atrevo a escribirlo. Eso es imposible. No lo imagino de él. (De Demir sí porque es puto)
Pero ahí no para la cosa. Cuando ya nos estábamos yendo, Demir dijo que se iría en su bici. Sólo nos fuimos Leo y yo con Matías. Aunque mi carnal no lo sintió, yo pude percibir una cierta tensión en el carro. Él iba cante y cante las canciones de su casette en el estéreo y yo veía a Leonardo por el retrovisor viendo a Matías. Y cuando hice un ruido como de tosido, él se dio cuenta de que lo estaba observando y volteó a ver por la ventana no sin antes dar un respingo exagerado.
Todo el viaje fue así.
Cuando llegamos, abrimos la cajuela para sacar su bici. Cuando Matías la abrió, éste otro wey no podía ni hablar.
- G-g-gra... Gracias, ¿Matías? -y una vez más se le quedó viendo.
- Eh... Simón. -le contestó sin siquiera dirigirle la mirada- Sobres pues, Gael. Nos vemos en la noche. Y ni creas que voy a venir por ti. Te regresas en el Metrobus, cabrón.
Nos despedimos y se fue por donde mismo.
Al entrar a la prepa, con volcán y bici en mano, fuimos al parqueadero de bicicletas.
- Ni creas que no me di cuenta, cochino. -le dije.
- ¿D-d-de qué hablas? -inmediatamente se puso a la defensiva.
- ¿De qué más va a ser? ¡Te gustó Matías! -obviamente lo decía en broma- No me digas que eres puñal.
(De la nada y sin deberla ni temerla, el maldito me soltó un chingazo en el cuello. Por puro milagro no tiré el volcán.) ¡Órale, wey! Si te enojas pierdes, ¿que no?
- ¡No digas pendejadas! Claro que no me gusta tu hermano. Si ya sabes que... me gusta Joss. -dijo eso último susurrando-
- Achis achis los mariachis. ¿Desde cuándo te gusta Joselyn?
- Cállate, malaka. Estás hablando muy fuerte. -volteó a todos lados y siguió- Pues... desde que empezamos a hablarles. Hemos platicado también mucho por Hi5 y resulta que tenemos todavía mucho más en común de lo que creía. Por cierto, a ti no te he agregado...
Después de estacionar su bici, subimos al salón y ahí ya estaba el wey de Demir. Nos dijo que la maestra de Química no iba a ir y que teníamos que dejar los volcanes en la sala de maestros. Pero eso se lo dejamos a él que lo hiciera.
Ya no toqué más el tema de Matías y menos lo que me dijo de Joss.
El día transcurrió normal después de eso y sin novedades qué comentar. Salvo la ausencia de Derek, lo cuál fue hermoso.

Diario Triste de un chico tristeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora