2 de junio del 2003

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Por fin han concluido los peores tres años de mi vida, la secundaria.
Como ya había escrito, hoy fue la graduación. Y fue un evento bastante "Meh". Como toda la secundaria, jajaja.
Se suponía que iríamos con toga y birrete, pero lo cancelaron y de última hora tuvimos que usar el uniforme todo pedorro que llevamos (una camisa de polo blanca con cuello y mangas guinda y pantalón negro). De perdida la graduación fue en un salón y no en las canchas de la secundaria (como había corrido el rumor hace unos meses).
La ceremonia fue muy cliché. Empezó con el clásico "vals" de entrada de los alumnos, lo cuál fue muy humillante, puesto que sólo dábamos dos pasos adelante y uno para atrás. Dos adelante y uno atrás. Dos adelante y uno atrás. Todo eso al ritmo de una ridícula melodía de vals. Y pues ya, nos sentamos, la maestra de Biología fue la Maestra de ceremonias y presentó a los invitados "especiales". (Y como en todas las graduaciones, invitaron al presidente municipal y al gobernador, pero claro que por supuesto ellso enviaron a otras personas que nada tenían que ver. El presidente municipal envió al secretario del Tesorero municipal y el gobernador envió a la Presidenta del ICHIJUV).
Y que empieza la entrega de "diplomas". ¿A quién carajos se le ocurrió hacer la mentada entrega así: Grupo de la mañana, grupo de la tarde, mañana, tarde? Fue A, F, B, G, C... Y pues como yo era del quinto grupo de la mañana (El E), fuimos de los últimos en recibir el mugre papelito ése. El cuál sólo era una carta genérica de papelería en el que nos deseaban suerte en la siguiente etapa de nuestra educación y bla bla bla... Me dio súper chingo de vergüenza que cuando pasaban los tipos populares, gritara, chiflara y aplaudiera medio salón; pero cuando yo pasé, sólo mis papás, Ángel (más o menos), Jorge y Edgardo aplaudieron más o menos.
El evento se puso más o menos interesante (al menos lo suficiente como para que la mitad de los que nos estábamos quedando dormidos dejáramos de cabecear) cuando los grupos de danza hicieron sus números. Primero el de jazz, luego el de break dance, luego el de danza folklórica y al último los de ballet (Jorge entre ellos). Y no pudimos contener la risa Edgardo, María, Sofía y yo cuando a Jorjais se le marcó tremenda erección en los mallones. Él intentaba ocultarla haciendo unos movimientos medio extraños con las piernas pero eso sólo hacía que se le notara más el tolete. Pinche Jorge.
Después de los numeritos de baile, siguió el vídeo de despedida de nuestra generación... Ay dios...

Después del vídeo y las palabras de despedida de la directora, llegó el momento de las fotos. Algunos reían, otras ridículas lloraban, otros, como yo, se quedaban parados en la duela esperando a que alguien se acercara a pedirles una foto o que se despidieran. A mí sólo me tocó tomarle la foto a Jorge, María y Sofía pero ninguno me dijo que me tomara una foto con ellos :)
Los odio tanto.
Pero lo bueno es que ya nunca los volveré a ver.

Diario Triste de un chico tristeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora