Capitulo 7: Padres, Asesinos y Arañas gigantes ¿Qué más se puede pedir?

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-Y-yyo...pensé que lo sabias- Beca bajo la cabeza con tristeza al ver el sufrimiento reflejado en los dulces y ahora apagados ojos azules del hombre sentado frente a ella, Gideon cerró los ojos con fuerza y se puso en pie de golpe, se colocó sus botas y salió con un portazo seguido de fuertes pisadas y maldiciones –Estará bien?- Beca no conocía a aquel hombre sereno pero verle de esa manera llenaba su pecho de culpa a pesar de que esta no fuera suya.

-Cuando Vivian y Kat se fueron de aquí...- Keith miro a la joven de cabellos dorados iguales a los suyos y paso una mano por estos, acomodándolos -...ellas estaban embarazadas, el rey les había asignado una misión muy sencilla, sin embargo Gideon y yo nos rehusamos a dejarlas ir en ese estado pero ellas alegaron que estaban en perfectas condiciones, jamás volvimos a verlas luego de ese día- el rubio suspiro y se puso en pie lentamente y palmeo el hombro de la joven –Debo ir a por él, cuida de ella, si?-

-Te iras sin decir hola?- Beca se puso en pie y lanzo una mirada a la aun dormida Megan –Ella no sabe que existes, deberías...- su voz se apagó al ver el rostro demacrado de Keith, cuyos ojos brillaban con tristeza.

-Él es mi mejor amigo y no tiene a nadie, ella te tiene a ti al menos- Keith comenzó a recolectar sus cosas mientras seguía hablando calmadamente –Si viajaron hasta aquí sin ayuda significa que no me necesita, ella sabe cuidarse sola, Katia debió asegurarse de ello, estoy seguro, además mi hija entendería que debo ayudar a mi amigo, está en nuestra sangre hacer todo lo posible por nuestros seres queridos- el hombre se acercó a la joven plácidamente dormida y deposito un beso en su frente con suma delicadeza –Te quiero princesa, hasta pronto- Beca abrió la boca para hablar pero se retractó ante la escena frente a ella.

-Nos dirigimos al castillo de la familia Helltaith, dicen que allí hay un mago capaz de hacer una poción para sacarnos de aquí y devolvernos a nuestro mundo- Keith se volteó a ver a la joven con una ceja alzada –Solo por si nuestros caminos vuelven a cruzarse- Beca parpadeo varias veces reprimiendo unas cuantas lágrimas y sonriendo al cazador frente a ella, este asintió y tomo sus cosas antes de desaparecer por la puerta, dejando sola a ambas jóvenes en aquella cabaña.

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Katia abrió sus ojos debido a la luz que entraba por uno de los agujeros del techo y molestaba el plácido sueño de la mujer, esta gruño y se levantó de la dura cama de metal estirando sus adoloridos músculos y tomando sus espadas de debajo de la cama. La rubia observo a su amiga Vivian durmiendo sentada contra una pared mientras su cabeza colgaba hacia un costado, la mujer lucia mucho más joven con aquella armadura y su rostro completamente relajado, Katia sonrió ante la vista y busco con la mirada a la víctima de sus bromas, encontrando nada en su lugar.

-No deberías estar en la calle sola, es peligroso- Abby se encontraba en las calles de la ciudad, recostada contra la fachada del local en el que se habían quedado a dormir, con su rifle apoyado el pecho, sus rodillas levantadas y las manos en ellas.

-Ya no hay lugares seguros, además no podía dormir- la joven levanto la mirada del auto incendiándose en la calle de enfrente y miro a la mujer a su lado con cansancio.

-Eres demasiado joven para esa mierda, anímate un poco, que joven de dieciséis años patea traseros como tú lo haces?- una sonrisa se asomó por los labios de la joven seguida de una pequeña risa, haciendo que Katia se anotase una victoria por alegrarla por al menos un momento.

-Muevan esos lindos traseros y sigamos caminando!- Vivian salió del local ropa interior con una sonrisa, sintiéndose mucho mejor que el día anterior, Abby y Katia se miraron imitando las sonrisa de la castaña mayor y se levantaron con el ánimo renovado.

Let's End ThisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora