En una hermosa tarde de otoño, estaba a punto de anochecer, las hojas color carmín caían suavemente con la deliciosa y cálida brisa otoñal, al lado de la banca de la plaza donde acostumbraba sentarme placidamente para ver el ocaso y de paso… tomar algunas fotografías para mi colección.
El sol se ocultaba, así que rápidamente reaccioné tomé mi cámara para fotografiar el paisaje, simplemente se escuchó un “click” de la misma y la volví a guardarla en mi bolso, me quedé un momento para apreciar aquel atardecer, “Hora de irme, que sueño” me dije a mi misma, ya que después de un rato, el sol ya se había ocultando completamente, las ramas se mecían lentamente, mientras poco a poco el sueño me vencía, y eso hizo… me venció.
Desperté rápidamente, me levanté de aquella banca y me giré un momento para guardar varias de mis cosas que dejé en la banca, suspiré profundamente, ni siquiera di un paso, ya que sabía que estaba dándole la espalda a un paisaje nocturno, una preciosa luna llena apareció frente a mi cielo, así que… de nuevo saqué mi cámara y rápidamente quise tomar la foto, pero, como buena fotógrafa, quise tomarla en el mejor ángulo posible.
Di un paso hacia al frente para poder enfocarla bien, al instante pude sentir como de una de mis manos goteaba sangre, “Me debí raspar con algún tornillo de la banca o algo parecido” de me dije convencida, se escuchó un “click”, ahora me dio la necesidad de mirar la fotografía, no se, era, un presentimiento extraño.
Vi en la fotografía algunos reflejos, “Luciérnagas de seguro” me dije sin preocupación; tan solo con girar un poco el rostro, volví a sentir la sangre recorriendo lentamente mi rostro, tenia una fina cortada, como cuando te rasguña un gato, “Joder, que está pasando” grité molesta y a la vez confundida, cerré los ojos por un momento y al momento de abrirlos, pude ver como la luna reflejaba a unos “hilos” que estaban enredados por todo lados: árboles, farolas, bancas, juegos… por doquier.
Después de ese momento, no podía y no quería mover ni un solo músculo, y viendo de cerca un “hilo”, me di cuenta que eran cabellos, largos cabellos negros en forma de enredadera que se ocultaba en la penumbra de la noche, “Parece que un insectito cayó en la tela de la araña” se escuchó de la nada, era una voz de mujer burlándose de mi, me quedé aterrorizada, paralizada del miedo, la calida brisa otoñal se había convertido en un viento helado, sentí que mi corazón se me iba a salir del pecho en cualquier segundo, nada en mi vida me había causado tanto terror.
Pude apreciar como los cabellos lentamente me enredaban, haciéndome delgadas pero profundas cortadas, pero a esas cortadas no les di importancia, había algo que empezaba a preocuparme demasiado, un cabello me rodeaba el cuello, sea lo que fuera quien manipulara esa enredadera, me quería degollar.
En un momento, comencé a llorar de la desesperacido, tratando de no mover el cuello para nada, “¿Tan débil eres?, ja, te creía mejor” me dijo esa voz femenina, al escuchar eso simplemente cerré los ojos, sabia que aunque cerrara los ojos, mi pesadilla seguiría ahí; Después de 10 segundos ya no sentí el cabello en mi cuello, abrí los ojos y simplemente vi un… un… ángel, arrodillado con sus blancas alas extendidas, que cortaba cada uno de los cabellos, después de unos momentos, levantándose hacia mi, me dijo “Buenas noches señorita” mientras me tocaba la frente con su dedo.
Desperté, en la misma banca, como si cuando me había dormido, no hubiera despertado, era ya de noche, el mismo paisaje nocturno, la misma brisa, saqué mi cámara para tomarle una foto, vi en la fotografía algunos reflejos, luciérnagas de seguro…
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Historias De Terror Y Leyendas Urbanas
TerrorHistorias de terror de diferentes fuente. Nota: ninguna historia hasta ahora ah sido creación mía.