Capítulo 6: Déjate ayudar

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-Lo siento. Lo siento tanto. -Murmuró él. -No tendría que haberte obligado a salir. Fue un tontería, tan solo quería molestarte y hacerte rabiar. -Me dijo y escondí mi cara en el hueco entre su cuello y hombro, aspirando relajadamente aquel aroma a manzanas.

-Chicos, ¿Qué hacéis aquí tan pronto? -Dori entró al salón con un paño entre las manos y al ver la escena solo pudo preguntarse qué acababa de pasar.

Harry besó mi cabello y me llevó hasta la habitación poco a poco, sin llegar a soltar nuestro abrazo.

-Voy a dejarte aquí un momento, ¿de acuerdo? Iré por un té. ¿Te gusta el té, Lou? -Dijo suavemente acariciando mi espalda y sentándose conmigo sobre la cama. Asentí levemente y en cuanto alejó sus brazos de mí sentí un escalfrío. -Saquemos está chaqueta para que puedas tumbarte, ¿sí? -Tiró de las mangas de mi abrigo hasta quitármelo por completo y me tumbé sobre la cama, él me tapó con las sábanas. -Ya mismo vuelvo, Boo. -Me dijo apartando algunos cabellos de mi frente con delicadeza. Me sacó las negras gafas y cerré los ojos acurrucándome entre las mantas.

Sus pasos se fueron alejando y escuché como ajustaba la puerta.

-Íbamos a salir y empezó a ponerse muy nervioso. Tuvimos que volver a entrar. Apenas pasamos de la puerta él empezó a temblar y... No sabía qué hacer. -Oí la voz de Harry. Seguramente estaba dándole explicaciones a Dori. Su voz era la que más fácil se me hacía entender, así que lo único que escuchaba era a él.

Pronto caí en un profundo sueño.

Demasiadas emociones en poco tiempo.

 -

-Vamos a ver, Louis, cuéntame qué es lo que pasó aquel día. -Aquel hombre mayor, con voz ronca; seguramente fumador; escribía sin parar en su libreta aunque yo no hubiese llegado a decir nada.

-Tan solo no quería salir. No es nada importante. -Dije jugando con mis dedos. Era incómodo que un desconocido se colase en mi habitación para hablar de un problema que no existía.

-A mí me han hablado de otras cosas, Louis.

-Si ya le han dicho qué pasó para qué pregunta. -Gruñí. Mi madre siempre lo exageraba todo.

-Porque quiero que tú me lo cuentes. -Insistió.

-Ya le he dicho que no quería salir. No hay más. ¿Podemos terminar con esto? -Suspiré recolocándome sobre la silla.

-Bueno, si prefieres, podemos empezar conociéndonos. Mi nombre es Mark Green.

 -Genial. Lea el mío en ese informe. -Le dije cruzando mis brazos sobre el pecho.

-Mi mujer se llama Mary y tengo dos hijas. Mary y Rose.

-Genial, amo su originalidad para escoger nombres. -Le dije riéndome de que hubiese elegido llamar a su hija con el nombre de su mujer- Espere, seguro que es de esos padres que visten igual a sus dos hijas. -Él se quedó en silencio por un corto periodo de tiempo.

-Puedo volver un día que quieras hablar. -Dijo soltando un suspiro. -Tengo más pacientes que no niegan sus problemas y están dispuestos a superarlos. -Entreabrí mis labios sintiéndome ofendido.

-¿Perdone? Primero: No tengo ningún problema, y segundo: Váyase con esos locos pacientes suyos que creen que por ser diplomado usted va a ayudarles y no a robarles su dinero y déjeme en paz. -Podría jurar que escuché una risita desde detrás de la puerta.

-Volveré otro día. Procura aprender modales para la próxima.

-Aprenda usted que no necesito su ayuda y no habrá próxima. -El hombre se levantó y escuché como abría la puerta con un carraspeo para dejarla abierta. Solté el aire que había estado manteniendo dentro de mis pulmones y me relajé sobre la silla.

You look blurry [Larry Stylinson AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora