Capítulo 3: Demasiado fácil

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No lo soporto, de verdad que no lo hago. ¡Es un insolente y mal hablado! ¡No deja de soltar groserías, se ríe de mí cuando trato de entablar una conversación y ni siquiera parece avergonzarse por ello.

-Deja de ser tan insoportable, joder. -Le gruñí después de su decimonovena mala respuesta, golpeando suavemente mi nuca contra el colchón al echar la cabeza hacia atrás. Llevaba un buen rato echado en la cama, con los pies apoyados sobre la pared y la cabeza colgando a ras de suelo. Notaba como mi cabello a veces tocaba la moqueta de lo cerca que estaba.

¿Harry? Ni idea. Se habría quedado de pie en medio de la sala.

Era un sábado por la mañana el día que habíamos decidido llevar a cabo nuestro trato. Una hora entera encerrado en mi habitación con Harry. Suena horrible, lo sé.

Sesenta minutos de pura frustración gracias a sus preguntas fuera de tono y sus respuestas sin fundamento. Podría pasarme una hora en silencio como si él no estuviese aquí y estoy seguro de que no sacaría ningún tema de conversación. No entiendo el por qué de su propuesta.

Llegué a pensar que tal vez le interesaba un poco saber de mí pero, a estas alturas, lo dudo demasiado.

-Deja tú de ser tan infantil. -Se me quejó. Fruncí en ceño y negué con la cabeza.

-No lo soy, idiota.

-Ahí va de nuevo. -¿Algún día dejaría ese tono de voz tan despectivo?

-¡Soy mayor que tú, no te pases!

-Tan solo dos años. -Le quitó importancia.

-Dos años dan para mucho.

-Dímelo a mí. -Dejó caer. Solo encogió los hombros y yo sentí una mirada clavada en mí.

-Pues eso, que soy mayor. -Dije cruzándome de brazos algo incómodo.

-Todo un anciano. -Seguía riéndose de mí- Podría afirmar que sé más de sexo que tú. -Noté un rubor recorriendo toda mi cara. Nunca dejaba el tema.

Antes, tan solo entrar, me había hecho una pregunta demasiado atrevida, a demás de dejarme trastocado por buena parte de aquella larga hora.

-¿Tú alguna vez te lo has montado con dos?

-¿Perdona? -Le pregunté abriendo mi boca de par en par, notando de pronto la boca seca y un calor demasiado fuerte en mis pómulos.

-Eso. Con dos tías, digo, como no eres sarasa. -Tragué tan fuerte que pude escuchar como bajaba un enorme nudo por mi cuello. Me rasqué la nuca arañándola por encima.

-Uhm, claro que no he hecho nada de eso, por Dios. -Le dije con la voz entrecortada.

-Bueno, ¿Y cuántas te has tirado? -Levanté los hombros, algo avergonzado.

No, no me he acostado con nadie, no aún. He tenido muchas oportunidades que no he querido aprovechar por pensar en que debía hacerlo con la persona indicada. Esa que nunca llega. Desde que me quedé ciego no salgo mucho y, a demás, de todas las personas que conozco, que son realmente muchas, ninguna me ha parecido demasiado... atractiva.

Ahora ni siquiera recuerdo el significado de "atractivo."

-No me jodas. -Se empezó a reír tan, tan fuerte, que tuve que taparme los oídos con ambas manos. Será escandaloso... -¿No lo has hecho con nadie? -Me preguntó. Puso ambas manos en mi hombros, estaba frente a mí. Riédose en mi cara.

Dejé que el silencio diese una respuesta clara.

-Joder, tío, tienes que estar necesitado. -Qué grosero.

You look blurry [Larry Stylinson AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora