Capitulo 9

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Esa era la maldita cuarta vez que lo traía a la casa, la cuarta maldita vez que se portaba tan amable con el. Y es que yo ya no lo soportaba, necesitaba encerrarlo en la maldita habitación y darle una lección para que aprendiera a decir que el ya tenía a alguién, para que supiera que era mío. Pero no, ahí me encontraba en estos momentos sentado como idiota en la cama sin hacer nada, guardando los malditos celos en mí. Y el no tardaba en venir a decirme que saliera a comer.

—Seb, la comida está lista—.

Lo sabía.

Y no conteste nada, no quería mirar a su estúpido "amigo". No quería verlo acortejandolo, maldita sea que no quería. Entonces el abrió la puerta y entro hasta sentarse a un lado de mí.

—¿Que ocurre sebastián? —. Puso su mano en mi brazo y se acerco mas.

—No tengo hambre, coman ustedes —.

Nisiquiera lo mire, no quería por que sabía que si lo hacía me enojaría mas. Ver su hermosa cara y pensar que otro chico la mirá igual y que justamente esta ahí afuera esperando que mi hermoso Dan se siente a un lado de el y platiquen de lo hermoso que es trabajar en una empresa.

—Seb, se que estas así por que Alex esta ahí afuera, pero no tienes por que enfadarte—.

Y dijo su maldito nombre, lo dijo.

Me levante de inmediato y tome mi sueter. Me iría, iría a casa de Ben. Tenía mucho que no lo veía, mucho que no estaba con el. En este momento solo quería un buen abrazo de mi mejor amigo.

—Ire a ver a Marian, llegare tarde—. Salí de la habitación sin siquiera mirarlo.

Tenía tanta rabia que al pasar por un lado de Alex nisiquiera lo salude. Lo odiaba tanto a el y a su estupida educación de mierda. Era todo un estupido, no se por que le caía tan bien a Dan. Odiaba el momento en que lo trajo a casa. Recuerdo que me dijo que tenía un nuevo amigo, quién lo defendía en ocasiones de la estupida de Marian. Era agradable hasta que lo trajo a aquí.

Tome el primer autobús que paso por ahí, cualquiera me llevaría a casa de Ben así  que no me importaba el tipo de transporte que fuera. Lo hize todo tan apresurado que no pensé realmente en las cosas que dije. ¿Miraría a Marian?  No me quedaba de otra, pero también miraría a Ben así que no estaba del todo mal. Dejaría algunas cosas en claro con Marian, como por ejemplo mi noviazgo, mi falso noviazgo. La dejaría, la dejaría por que ya no aguanto mas estar sin Dan, quiero hacerme su novio en cuanto antes. Lo amo y no lo perdería solo por complacer a Ben de andar con su hermana.

Baje frente a la casa de Ben y suspire. De acuerdo este era el momento. Toque el timbre un par de veces y para mi maldita mala suerte la que habría fue nada mas y nada menos que Marian.

—SEBASTIÁN AMOR MIO! —. Sus labios aterrizaron en los míos y comenzo a besarme, yo por mi parte no abrí la boca, solo deje que besara por encima.

La quité un poco y le regale una estúpida sonrisa hipócrita. Seguía igual de plastica o mas. No quería verla Dios, no quería verla mas. Se sentía tan mal.

—¿Esta Ben? —. Pregunte buscandolo con la mirada dentro de la casa.

—No, no veras a Ben aún, primero iras conmigo —. Jalo de mi mano hacía su habitación y cerro con seguro.

—Marian, esto no esta bien. Abre la puerta tus padres pensaran otra cosa—. Trate de abrir pero ella jalo de mi nuevamente hacía la cama y me empujo sobre ella. Subió sobre mi y quizo besar mi cuello pero la empuje.

En mi cuello tenía tatuados los besos de Dan, sus lágrimas y sus suspiros, no podía dejar que ella borrara aquellas huellas de mi. Ese era un tesoro para mí por muy insignificante que sonara, pero era importante. Así que la aleje bruscamente y me puse de pié.

—Escuchame Marian, vine a ver a tu hermano. Contigo solo quiero dejarlo todo en claro —. Mi ceño estaba fruncido y comenzaba a enfadarme.

Ella dibujo una sonrisa sinica en sus labios y comenzo a caminar por su habitación.

—¿Estas queriendo decir que me dejaras? ¿Es eso? —. Me miro aún con aquella sonrisa algo macabra.

—Si Marian, ya no quiero nada contigo—.

—¿Es por ese maldito maricón, cierto? —.

Mi sangre comenzo a hervir y quize pegarle una maldita cachetada, pero eso estaría mal. Nunca le pegaría a una mujer y menos si con estas mismas manos acaricie el hermoso cuerpo de mi pequeño Dan.

—No le digas así —. Aprete los dientes.

—¿Por que no?  Si eso es lo que es. Ese maldito maricon de miérda arruinó mi vida desde que llego aquí —. Su cara ahora estaba roja del coraje y tomo sus cabellos jalandolos como una histerica.

—No la arruino, nosotros nunca creímos que nos enamorariamos. Tu fuiste la que se metió entre nosotros. Pero ya no mas, ahora seremos el y yo. Por que esto se acabo—. Dí la vuelta para salir de esa maldita habitación de una vez por todas pero su mano me detuvo fuertemente.

—Escuchame bién Sebastián. Si tu me dejas por ese yo me voy a matar. Me matare y todos te culparan por que dejaré una carta explicando todo. No solo perderas a Ben, también al marica de Dan—. Se acerco lentamente a mi y susurro en mi oído — El pensara que me Asesinaste y no te perdonara eso, lo perderas. Así que ahora lo sabes. ME MATO SEBASTIÁN,YO ME MATO— Comenzo a llorar y se dejó caer en el piso.

Esto no podía estar pasando, no ahora.

El oro de los tontos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora