Capítulo VIII

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—Exacto Luhan, no es así.— Min realizó una pausa para acercase al oído ajeno y susurrar. —Estás lleno de errores, como en la secundaria.

—Señor, disculpe, ¿como sabe usted que hacía yo en la secundaria?— preguntó Luhan confundido, el presidente le estaba tratando raro pero aquello era aún más extraño. —Ni siquiera yo recuerdo del todo mi secundaria.

—¿No te acuerdas de mí?— preguntó Minseok irritado, no puede ser posible que no recuerde ni una pizca de todo el dolor que le hizo sufrir, que no recuerde de todas las palabras que le dijo o como lo trató. No era justo.

Luhan en ese momento era como un globo muy inflado, por dentro no había absolutamente nada más que aire pero, por fuera lucía llamativo y de muchos colores, eso se debía a la pérdida de memoria. Toda su actitud, temperamento y forma de ser, todas aquellas cualidades malas de él por cierto, se habían esfumado una vez que la memoria se perdió.

—No, no lo recuerdo en absoluto. Así que déjeme trabajar, debo terminar esto para irme a cenar.

—Deja el trabajo, puedes entregarme eso cuando quieras, puedes irte.— El pelirrojo suspiró cansado y se levantó para dirigirse a la puerta cuando una mano lo detuvo, el castaño estaba sosteniendo su mano.

—Señor Kim, si no es molestia, podríamos cenar juntos.— Dicha pregunta asombró de gran manera a Xuimin e incluso había acelerado su corazón pero quitó aquella inquietante idea cuando el rostro de su actual novio se posó en su mente. —Si es que se puede.

—Lo siento, mi novio espera por mí para cenar y...— Las palabras de Minseok se vieron interrumpidas cuando su propio celular empezó a sonar, le dio una rápida mirada a Luhan antes de contestar.

Hola amor, sé que hoy tienes mucho trabajo pero iré a cenar con un cliente ya que me dijo que era como agradecimiento, no me esperes para cenar.— El mayor odiaba en algunas ocasiones que Jongdae tuviese una voz tan ruidosa ya que por mirar por el rabillo de su ojo al castaño, sabía que había escuchado la voz de Chen.

—Está bien, no te preocupes cariño, nos vemos más tarde.— Minseok colgó el teléfono y miró a Luhan para luego mover su cabeza en dirección a la puerta, para darle a entender lo siguiera. —Camina, vamos en mi auto.

Ese era el viaje en coche más incómodo del mundo, según Xiumin, que trataba de lucir relajado pero se moría de nervios y más porque el menor no dejaba de verlo en ningún momento.

—¿Tengo algo en la cara?

—No pero, luces muy guapo y varonil conduciendo.

La respuesta de Luhan era lo menos Minseok podía esperar que le dijeran en ese momento, su rostro se tornó completamente rojo, no era normal que se sintiese de esa manera por algo que seguramente era un chiste.

—Luhan, mira, tengo novio...

—Lo sé, él hace un rato te llamó, ¿sabes? Su voz se me hace conocida pero de alguna manera, es con algún mal recuerdo.

Otra vez el corazón del mayor se sentía como si se fuese a salir de su pecho, latiendo fuertemente mientras tragaba grueso, no sabía como responder a ello así que aparcó su carro en el estacionamiento más cercano y ambos bajaron.

La cena se tornó pacífica y la comida era buena, no habían comentarios que pusieran a ambos chicos en una situación ya fuese humillante, vergonzosa o de querer morir en ese momento. Los pensamientos de Minseok estaban llenos de preguntas como, ¿él era realmente así?

Xiumin se sentía menos al lado de Luhan, él siendo el presidente de una compañía tan grande pero cuando veía a aquel chico del pasado, su corazón se estrujaba y él se hacía pequeñito ante su presencia. Era algo estúpidamente inimaginable, por eso su actitud tan arrogante, le servía de escudo.

Mientras en la mente de Luhan surgían miles de dudas con respecto al pasado de ambos, el porque no le recordaba, cual había sido su relación, que había pasado entre ambos o incluso, si eran pareja. Se imaginó al lado del presidente, tomando su mano o besándolo, era algo muy loco pero sentía que ese gusto por el mayor tenía un sabor a nostalgia y lo tenía muy en claro, él ya se había sentido así. Ya había tenido ese sentimiento de amor hacía el presidente.

—Así que ya nos conocíamos, en la secundaria...— Empezó a hablar Luhan cuando ya había terminado de comer aquel delicioso platillo. —¿Que clase de relación teníamos?

—Mira Luhan, con todo respeto, no soy doctor pero, estoy seguro que esas cosas no se deben forzar a ser recordadas, sino que debes recordarlas por ti mismo.— Minseok imitó al castaño mientras limpiaba sus manos y la zona cerca de la boca con una servilleta.

El pelirrojo no quería forzarle a recordar pero, sí quería que lo recordase, era un pensamiento muy contradictorio pero lleno de necesitad. Era molesto para él, que Luhan no recordara todo lo que le hizo sentir y todo por toda la humillación que pasó. ¿Acaso no recordaba la vez que le dijo cosas completamente hirientes pero de igual manera lo besó? Todo era tan extraño y amargo, no quería seguir viviendo con aquella incomodidad en su corazón ni aquel sentimiento de venganza hacia él porque sabía que era más falso que cualquier otra cosa.

«No te odio porque eres gordo, eres gordo porque te odio.»

Minseok estaba tan sumido en sus pensamientos que para cuando volvió a la realidad, divisó una cabellera azabache con un corte de cabello que conocía perfectamente, su novio estaba en ese mismo restaurante y se alarmó cuando lo vio saludarlo y acercase a la mesa.

—¡Minnie!— Llamó Jongdae a escasos metros de ambos chicos, cuando llegó, aquella deslumbrante sonrisa gatuna que siempre decoraba el rostro del chico, despareció completamente para cambiarla por un ceño muy fruncido y un rostro completamente serio. —Kim Minseok, ¿que hace él aquí? ¿No se suponía que estaba en China haciendo sus mierdas que no nos interesaba?

Okay, Chen había sido completamente rudo con el castaño, que en su momento no tenía ni la menor de idea de que sucedía.

—¿Disculpa? ¿Tienes algún problema conmigo?— Luhan se levantó rápidamente para mirar al azabache frente a él con un semblante demandante.

—¿Problema? ¿Me estás tomando del pelo? Por tu culpa los últimos meses de secundaria de Minseok fueron...

—Jongdae, silencio.— Demandó el pelirrojo levantándose de su silla con el ceño fruncido para luego llevarse a su novio fuera del local. Ya cuando estaban afuera, éste suspiró. —Él perdió la memoria en un accidente automovilístico.

—¿Y por eso tienes que salir a comer con él? Minseok, espero que no vayas por mal camino.

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¡Ya actualicé!

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Déjame trabajar |Xiuhan/LuMin| ChenHun |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora