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El chico estaba sorprendentemente nervioso.

Ya tenía listo su equipaje y su melliza estaba a su lado algo emocionada pero cierta cosa que los igualaba era una extraña preocupación por los gemelos Cipher. Tenía aparte en otra maleta, sin que sus padres le tomarán importancia alguna para que no le hicieran raras preguntas que lo dejarían en evidencia, un regalo para su pareja.

El cumpleaños de Bill Fue el primero de enero, ósea, hace  seis meses, y, aunque lo había felicitado por una vídeollamada, sabía que no era suficiente. Así que el mismo decidió hacerle un obsequio. Con la gran ayuda de algunos videos de YouTube y consejos de su hermana, hizo algo con sus propias manos que esperaba que Bill le gustará y no se pasará de lo cursi.

El señor y la señora Pines veían a sus hijos con unas medias sonrisas mientras le daban alguna clase de ánimos, aunque no entendían por que los nervios de su hijo varón.

Si hubieran decido tomar el autobús de las once y no el de las siete de la mañana, nos hubieran acompañado a la Iglesia. — comentó su madre.

Ambos adultos habían acompañados a sus hijos hasta la dichosa parada del autobús hacia Gravity Falls que ciertamente se encontraba muy lejos de donde vivían.

— Ugh, lástima. Para la próxima. dijo Mabel con una mueca graciosa.

— Hace una semana mande hacer un hermoso vidral, esperaba que llegara poco antes de que ustedes se fueran... pero tal parece que se tardará un poco más. añadió su padre, con una sonrisa cálida mientras se imaginaba el hermoso vidral.

¿Sobre qué?dijieron ambos gemelos curiosos.

Es sobre los ángeles que acompañan a nuestro señor, Dios en el cielo. dijo la mujer sonriendo dulcemente.

—Acompañado de una hermosa ave blanca. añadió su esposo orgulloso.

-—¿Un ave? cuestionó Mabel algo extrañada.

Sí. El ave que ha ayudado a que los creyentes sigan el camino del bien y sean fieles seguidores de Dios y su hijo Jesucristo. Representa la paz y la bondad.explicó la mujer segura sonriendo con fe.

Uhm, no quiero seguir hablando más sobre temas religiosos.opinó Mabel incómoda.

Oh, ya viene el autobús. Adiós niños. avisó el señor Pines.

Y afirmativamente, el autobús ya se encontraba ahí. Los mayores se despidieron de sus hijos rápidamente mientras les revolvía sus castaños cabellos.
Dipper y Mabel mostraron su pasaje, ya adentro acomodaron el equipaje en la parte de arriba cómo estaba indicado. Se sentaron en los primeros asientos cerca de la puerta delantera.

Notaron que sólo estaban ellos dos y en los últimos asientos una anciana vestida de manera humilde, parecía amable.

Dipper junto a la ventana y Mabel a lado de esté, ambos mirando hacia la ventana observando a sus padres. Estaba abierta y ellos muy cerca de ahí por lo que ambos castaños lograron escuchar lo que sus padres dijieron.

Quizás ayudemos a la marcha contra los homosexuales y transgéneros. — le comento el hombre a su mujer con una sonrisa y tranquilo mientras ella solo asentía algo curiosa pero muy interesada.

— ¿¡Qué!? ex clamaron ambos totalmente sorprendidos y con los ojos como platos, sobre saltados.

— Son personas confundidas que todavía no han seguido el camino de Dios. Y la homosexualidad es una grave enfermedad.agregó su madre convencida y... en sus ojos se notaba frialdad.

Y antes de que pudieran seguir escuchando más, el autobús había partido.

Su tío Stan sabía sobre la homofobia de sus padres, los señores Pines jamás habían hecho presente de ambas palabras ni menos que estuvieran encontra. Y aquello les preocupaba mucho.

Era sorprendente de que Dipper que era el que más obedecía, seguía y hacia todo lo que sus padres ordenaban de ellos dos, no fuera un homofóbico, cosa que Mabel agradecía enormemente. Si no, probablemente Bill no hubiera tenido oportunidad alguna. O ¿Quién sabe?

Se encontraban tensos y casi temerosos, en especial Dipper que se mostraba aflihido y preocupado. Si sus padres se llegarán a enterar sobre el tipo de relación que tenía con Bill...

Mejor ni imaginárselo.

Durante el casi frustante y aburrido recorrido, Mabel trataba de animar a su mellizo.

— Deja de pensar en eso Bro, todavía falta mucho en que preocuparse y además... se que ellos lo entenderán en el futuro.dijo la castaña sonriendo alentadoramente.

— ¿Tú crees?

— ¡Por supuesto! No olvides que yo te apoyaré en todo. Para eso estamos los hermanos.

Gracias Mabel.sonrió agradecido y con un enorme alivio invadiendo su cuerpo. Aunque... todavía había algo en su pecho que no lo tranquilizaba.

— Aunque, lástima que nuestros padres sean tan... religiosos. Creo en Dios y eso pero... Eso de estar encontra de las personas homosexuales esta muy mal. Ni el transgénero ni la homosexualidad es una enfermedad o confusión.tanto ella como su hermano estaban de acuerdo y no les gustaba para nada la forma de pensar de sus pronigenitos. Y temían que aquella forma de pensar de sus padres fuera un grave problema para ellos... en un futuro cercano.

—Lo curioso es que yo soy Ateo. — agregó sin mucho interés y prosiguió con seriedad. — Y aunque ellos lo saben no me re prendieron nada aunque a veces se les ve un poco decepcionados. Según mi papá, soy igual que el tío Stan.

—¿Stan es ateo? La verdad no lo parece... tampoco un creyente.

—Mejor se lo preguntamos cuando lo veamos.

¿Ansioso verdad?dijo Mabel guiñando le un ojo y con una sonrisa pícara. Cambiando radicalmente el tema de conversación.

— ¿Q-Qué? ¿D-De qué h-hablas?se sonrojo y tartamudeo.

¡Verás a tu novio!Chillo ella como toda una fangirl, emocionada.

— ¡Mabel Cállate!— gritó/susurro nervioso el Pines menor avergonzado. Aunque por dentro estaba realmente Feliz de verlo... Después de todo, había esperado un largo año para volver a estar con él. Se solía preguntar si Bill también se sentía así.

Después hubieron algunas risas y una breve y animada charla. Transcurrió apenas media hora, y repentinamente empezó a llover.

Dipper veía la ventana, el cielo nublado y las gotas cayendo deslizándose por el no tan limpio vidrio.

Se sorprendió, casi, al ver una paloma en dirección hacia donde iba el autobús.

Recordó entonces lo que sus padres le habían dicho.

Una casualidad el encontrarse una paloma blanca que quizás sólo va aún lugar no muy concreto, pero es libre. Y envidiable su libertad. La paloma parecía ignorarlo y sólo seguía su rumbo no tan preciso.

Sólo fueron doce segundos para que aquel animal con alas apresurara su vuelo o también pudo ser que el autobús por unos momentos empezó a ir demasiado lento, haciendo que de inmediato perdiera de vista al ave.













"Capítulo 23:
Autobús"

"Summer Love" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora