—¡Ahí viene, ahí viene agáchate!—dijo ella mientras me jalaba para ocultarme de la vista de nuestro invitado—...uno, dos...¡tres! ¡Felicidades Andrew por este mes tan productivo en tu tienda!—exclamó Estelle mientras echaba mucho confeti sobre la cara de Andrew.
—Vaya, no debieron molestarse...no es mi cumpleaños—dijo Andrew muy sonrojado y sobresaltado—...muchísimas gracias, Ann, Estelle.
Hace un mes en un día como hoy, Andrew recuperó él autoestima y le dimos color de nuevo a su tienda, no gana mucho, pero se ha vuelto una persona más productiva desde entonces. Estelle consiguió un pequeño trabajo en una cafetería que está en el centro de la ciudad, le va muy bien (especialmente porque ella es muy hermosa y a los hombres les agrada su personalidad....aunque por alguna razón a las mujeres también), trabaja tres veces a la semana desde las 13 horas hasta las 21 horas. Yo, por otra parte; paso la mayor parte del tiempo con Andrew en la tienda, al principio me asustaba la idea de no estar con Estelle ayudándome a atraer clientes, soy pésima hablando y no entiendo a las personas, pero gracias a Andrew he podido arreglármelas. De verdad no sé cómo agradecerle...
Estelle y yo decidimos celebrar todas estas bendiciones que hemos obtenido gracias a la tienda y gracias a, sobretodo, Andrew; quien venció su depresión y nos sacó adelante a Estelle y a mí...en cierta forma.
La hermana de Andrew decidió llevarlo a cenar en la cafetería en que trabaja, habló con su jefe y sus compañeros para que pudieran hacerle una pequeña cena especial a Andrew. También pasearemos por los alrededores, porque dice Estelle que no conozco ni la mitad de esta maravillosa ciudad y debe sacarme de mi burbuja.
—En serio...podemos comer el pastel en la casa...—dijo Andrew mientras caminábamos camino a la cafetería.
—Ay Andrew, sabe...
—¡N-no!, debo salir de mi burbuja...y es una fecha importante y un gran logro para ti...—interrumpí yo...sí, esta vez fuí yo la que interrumpió.
—¡Ja, ja, ja, ja!, está bien, está bien, vamos—respondió Andrew mientras reía. Me gusta verlo reír...¡pero no cuando se ríe de mí, no soy un payaso!.
—E-es que no es posible, haces tantas cosas por Estelle y yo sin recibir na...¡auch!—exclamé al haber chocado con alguien por andar parloteando tonterías—.¡Lo siento, no fue mi intención!. De verdad yo...
—N-no te disculpes, y-yo también iba distraída, con permiso—respondió la chica con la cual choque tratando de que no viera su rostro.
Realmente no lo entiendo, por lo poco que pude ver, era una chica rubia y tenía un encantador labial rosa pastel, no debería hacer eso. Por desgracia, no pude percibir más rasgos de la chica debido a su sombrero y gabardina que portaba elegantemente. Detrás de ella iba un hombre serio con anteojos pelinegro, era un poco mayor que ella, pero tal como ella no buscaba resaltar demasiado.
Sin más, los perdí de vista entre la gente.
—Muy bien Andrew, escoge la mesa que te apetezca, hoy puedes escoger dónde, cómo y qué quieres comer...excepto a Ann, ¡a ella no puedes comértela!, es mía—aclaró Estelle mientras acto seguido me guiñaba el ojo.
—P-por supuesto que no lo haré, estúpida—respondió el pelicastaño
—¿Por qué Andrew me comería?...no soy comida.—pregunté sin entender aún la alegoría de Estelle.
—Es que Andrew, aunque no lo creas ¡es un pervertido, depravado sexual!—puntualizó Estelle dandole un golpe en la espalda a Andrew—. Si a Adelade se la comía con la mirada...aunque como veo que no comprendes te explicaré a lo que me refiero, verás—dijo Estelle y empezó a susurrarme al oído lo que quiso decir.
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Amor Frágil
RomanceRompiéndose lentamente, la grieta se va prolongando formando más grietas a su paso, hasta que se rompe, todo lo que guardaba se va callendo. Cual un pilluelo dejas tu huevo y quedas indefensa, sin nadie que te proteja. Eres tan vulnerable que puedes...