Rompiéndose lentamente, la grieta se va prolongando formando más grietas a su paso, hasta que se rompe, todo lo que guardaba se va callendo. Cual un pilluelo dejas tu huevo y quedas indefensa, sin nadie que te proteja. Eres tan vulnerable que puedes...
El sol no brillaba, los pájaros no cantaban, el arcoíris no salía. Las flores permanecían marchitas, no había abejas que recolectaran su polen, ni árbol que les diera sombra. Ni siquiera las cigarras cantaban. Pero lo más triste, es que el perfume de su pelo ya no estaba por ningún lado. Lo busqué por toda la casa y por todos los alrededores, pero era inútil. Desde que ella murió, todo a mi alrededor había perecido con ella. Lo que no me dejaba tranquilo, era que el egoísmo que impregna mi alma era tal, que el motivo de mi tristeza no era su ausencia, sino mi soledad.
Algo en mí no quería estar solo, pero otra parte de mi ser hacía todo lo posible por acabar con todo aquel que se me acercaba. Llegaron a visitarme vecinos y amigos de mi padre para darme sus condolencias, pero yo no podía hacer más que agradecer el gesto y decirles que estaba ocupado.
Ya no había alguien que me sacara unas cuantas risas o que me abrumara de confusión de vez en cuando. Justamente un mes previo a esto yo había ahorrado parte de las ganancias sin decirle a Adelade para comprar un anillo de matrimonio. Aún era joven, pero tenía certeza de que ella era la indicada.
Ella sólo era un año mayor que yo, pero aún así era mucho más madura que eso. Era elegante, propia, una mujer llena de ideas rondando por su cabeza. "¿Por qué la gente se aleja de mí?" Fue una de las miles de interrogantes que rondaron por su cabeza.
Ella desde pequeña careció de cariño por parte de su familia. Su padre juzgaba cada aspecto suyo, desde su apariencia hasta su forma de pensar. Debido a el fracaso de su primer matrimonio, aunado a la monotía de su trabajo en una oficina, sus únicos deseos eran que al menos su hija no cometiese esos errores. Su madre, por su parte, era cobarde y sumisa. Era ama de casa y tenía un pequeño negocio donde vendía tejidos y bordados. Su actitud pusilánime era producto de las violaciones que sufrió de niña por parte de su tío, cosa que la dejó atemorizada de los hombres y del vivir atormentada al recibir en su casa a los hombre que su madre ofrecía servicios sexuales. Se casó con el padre de Adelade tras este rescatarla de aquel ambiente tóxico familiar. Un día la encontró sola vendiendo sus humildes bordados y sintió compasión por ella. Le dio hogar y amor, pero ella nunca pudo expresar toda la gratitud que sentía, porque ese complejo creado por su cabeza de los hombres siendo potenciales abusadores la cohibía. La frustración de su esposo aumentó por esto y un día terminó amenazandola con abandonarla de nuevo en caso de que no le diera un bebé. Resultado de esta amenaza, nace Adelade. Una hermosa niña de ojos azules como el cielo y pelirroja cabellera como los arándanos.
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Demostró un gran intelecto desde pequeña, al aprender a leer y contar a los cuatro años, sin embargo, para su padre nunca era suficiente. Insistía en la idea de que ella no podía ser alguien mediocre como el promedio, había nacido para ser el orgullo de su familia. Nunca tuvo muchos amigos, debido a que su inteligencia siempre era demasiada como para simpatizar con los niños de su edad. Su madre se sentía intimidada por ella, sus conocimientos tan sólo alcanzaban los niveles secundarios por lo que le avergonzaba no poder auxiliarla en sus tareas. Sí, Adelade se sentía sola. Sentía que demostrar cariño sería inútil durante toda su vida debido a que la gente no lograba simpatizar con ella. Sin embargo, un día alguien simpatizó con ella. Cuando tenía siete años le hicieron lo más cruel que se le puede hacer a una pequeña, abusar de su confianza. Abusaron tanto de esta, que un día por diversión le dijeron que había un proyecto que entregar y ella se esmeró tanto en ello que su padre la reprendió terriblemente por quedarse despierta hasta tarde. Le quemó las manos con un cigarrillo hasta que sus pálidas manos se tornaron de un color negrusco. No le importó esto y terminó el proyecto para que al otro día ellas lo destruyeran mientras no estaba. Le afectó mucho esto, no me dio tantos detalles hasta más tarde, pero ella ya estaba decidida y segura de la idea de que si demostraba cariño, tarde que temprano se alejaría de ella.
